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Dolor de sangre (en redacción)

Tema en 'Relatos extensos (novelas...)' comenzado por jose luis muñoz, 26 de Febrero de 2016. Respuestas: 1 | Visitas: 1432

  1. jose luis muñoz

    jose luis muñoz Poeta asiduo al portal

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    Un Españolito en las Américas

    Capítulo 1

    ¨´ Mirar correr callad ´´
    Año de mil novecientos sesenta ocho , una Bogotá lluviosa con una densa neblina fría muy fría, triste pues era mi tristeza mi compañía: Comienzo esta historia.

    Es ya medianoche, estoy en mis sueños como cualquier otro niño, tengo 10 años durmiendo en el portal de una casa, como colchón unos cartones, como mantas periódicos con sus noticias trasnochadas, me despierta un fuerte golpe en mis costillas " Ay, gritó,mirando la luz de una linterna que me impide ver la cara del que grita, es una voz que me recrimina.
    "Fuera a dormir a su casa", pero si no tengo casa pienso yo, mientras salgo corriendo dejando atrás mi cama, es media noche la ciudad duerme y los vagabundos andan mirando las canecas de las basuras recuperando lo que le será posible vender o comer, yo apenas llevo tres noches casi he comido,solo un par de panes, mis tripas parecen un concierto de diferentes ruidos y dolores, siento que estoy mareado empieza a llover corro y me arrodillo debajo de un voladizo pasa una patrulla de policía, me grita a moverse hay no puede estar, salgo corriendo asustado con rabia, pues ya antes otro me habían pateado, corro, corro pero no se a donde, hasta que ya mis fuerzas me abandonan y esa sensación de dolor y mareo me hace derrumbarme contra la pared de una casa.
    Me siento apoyando mi espalda contra la pared, cierro los ojos nuevamente es una sensación de estar dormido,vuelvo a levantarme, caminando con la mirada al infinito, veo sin ver, en ese estado me sacude unos gritos agudos y fuertes de una mujer, Ayyyy. Ayudeme, Ayyyy.

    Veo que varias personas rodean a una pareja mostrándoles los cuchillos y dándoles varias puñaladas a un hombre,la sangre saltó en cuanto retiraron los puñales de su cuerpo, nuevamente un grito esta vez del hombre. Ay, me an matado,decía con dolor en su voz, lo registraron y salieron corriendo,
    uno de ellos se fija en mí, me amenaza con el cuchillo que de su punta caian gotas de sangre.Me grita no has visto nada chino no le entendí esa palabra, yo solo agache mi cabeza contra mis rodillas sin mirarlos más.
    Siguen los gritos esta vez es nuevamente de la mujer entre cortada y llorando,no me atrevía a levantar mi cabeza para mirar, pero esos gritos seguian y seguian y poco a poco la levanté a mirar,
    la veo arrodillada sosteniendo la cabeza de ese hombre, tembloroso me levanto acercándome despacio, ¿no se porque? pero todavía tenía miedo; ya los dos hombres habían desaparecido, me acerco y veo a un hombre tendido, en un charco de sangre, que la salida de un costado y pecho, estaba moviendo sus pies y la mujer llorando, gritaba me lo han matado, me lo han matado,repetía, por robarnos, me han matado a mi marido, lloraba de una forma que yo nunca había visto llorar, a nadie entre gritos, los tres estábamos empapados de la lluvia que caía, un hilo de sangre se alejaba de ese cuerpo.
    Me grita llama a la policía, me gritaba, yo solo atine a correr ¿no sé porque? simplemente corrí, corrí hasta cansarme. Bajo esa noche de miedo y frío empapado con la lluvia, fue mi primer encuentro con la dura realidad de las noches de la Bogotá, de los vagabundos y demás personas que conforman esa sociedad que no existe para los demás .
    Ya sin sueño y miedo, camino rumbo al centro llegando a San Victorino, en mi cabeza quedó para toda mi vida esa imagen, nunca se me olvidaría los gritos de esa pobre mujer y el grito final apagado del señor, que todavía movía su cuerpo hasta quedar inmóvil, voy caminando pensando en lo que vi ¿ porque corrí? todavía no se porque corrí.
    Sería más o menos las cuatro o cinco de la mañana, noto miradas desconfiadas por todas partes cada cual vigila sus pertenencias gentes arremolinadas en los puestos de ventas de tintos, ( café ) para calmar el frío, muchas de esas personas parecen ser campesinas, con sus bultos y amarres de verduras o frutas, que venderán más adelante, me acerco al grupo, un hombre me grita chino,
    ( niño ), muévase que me aleja los clientes, me aparto un poco, una señora me dice ( joven) ¿mijo quiere un tintico? ( joven),yo con la cabeza le respondo que sí, mirándola ella se acerca y me acaricia mi cabeza, me dice mono, ( rubio), dónde están tus padres, ¿no supe qué decir? lo primero que se me ocurrió fue decirle que me había perdido, ella me pregunta, ¿de dónde eres? yo le dije que de España de "España" contesto ella. "Como", tenemos que ir a la policía para que se hagan cargo de ti, que la calle es muy peligrosa, me decía, al mismo tiempo que me daba el vaso de tinto caliente con unas gotas de limón, no respondí. Ella como que adivino y me pregunto ¿no te habrás escapado de la casa? dime que tus padres estarán preocupados vayamos a la policía me volvió a repetir, acercándose a mi nuevamente, "yo pensé que me quería sujetar", tire parte del tinto y salí corriendo de allí, ella me gritaba no niño, no salgas corriendo, fue sus últimas palabras que alcance a escuchar yo solo corría, corría, sin darme cuenta ya estaba en el centro cerca de la carrera séptima con Jiménez.

    Aproximadamente serían más o menos las cinco de la mañana ya, un camión repartidor de prensa, con su conductor repartiendo a cada cliente los pedidos de periódicos, yo le pregunté "le ayudó sr ".A bajar los amarrados de periódicos ,la contestación fue dura, pero al mismo tiempo un desafío ,¿puede con los amarres de periódicos? sí contesté yo, sin saber lo pesados que eran, el me contesto le doy solamente para el desayuno si quieres colaborar. "Sí señor" contesté rápidamente, haber chino empiece a bajar los periódicos, ufff nunca pensé que el papel pesara tanto, a las cinco y media de la mañana ya estaban todos ya bajados.

    Sobraron unos cuantos que no vinieron por ellos, él señor me miró y me dijo, "mijo" usted tiene cara de honrado, quiere ganar unos pesitos, dije yo. "Si claro", me contestó, pues fácil solo tienes que vender los diarios de la mañana, mira chino, yo lo dejo en la esquina de la plaza Bolívar, si conteste yo, tú pones los periódicos en el suelo ya verán cómo se venden, me dejó en la esquina sin pagarme lo prometido por bajar los periódicos. Ya serían más o menos las nueve y media y apenas vendía, puesto que había más competencias en la misma zona, se me acercó un hombre y me decían, que ese sitio ya estaba ocupado, yo le replique. Que el del camión me dejó aquí, creo yo que el sr del camión tenía mando sobre este sr, que se acercó a echarme, puesto que se fue sin decirme nada más, como a las doce y media pasó el camionero, haber cuantos habían vendidos, parece ser que no me fue del todo mal puesto que me dijo chino, usted sirve para las ventas, me recogió los que no vendí y me dio unos pesitos, por ayudarle a descargarlos del camión y la venta que hice,diciendome que mañana me esperaba a las cuatro de la mañana en la puesta del periódico el Tiempo.
    Claro que sí le dije al señor, lo primero que hice fue ir a una panadería y comprar unos calados y una botella de gaseosa Colombiana.
    Después fui caminando hasta el parque nacional donde me recosté en la hierba, me quede dormido hasta bien tarde, hasta que el frío me despertó, y nuevamente con hambre, baje a un riachuelo que pasaba por el parque, me lave la cara, los pies y manos, que fría estaba el agua, todavía lo recuerdo, después camine por la ciudad y en las panaderías pedía si por favor me podrían regalar un calado o un blandito, pan que es muy blandito y rico, tuve suerte esta vez, la mujer que atendía me dio dos calados, iba caminando de un lugar a otro hasta que empezó a anochecer.

    Empecé a buscar unos cartones y fui en busca de un sitio para pasar parte de la noche cerca del centro, para estar donde me dijo el señor, el periódico, el Tiempo, que hay yo esperaría. Por fin encontré un sitio en la entrada de un edificio, dormía por ratos, el frío me hacía tiritar, ya como a las tres de la mañana, me fui acercando al lugar, era un parque al lado del periódico, hay lo espere, llegó un poco antes el se sorprendió, pensó que yo no iría. Me dijo sube que tengo que recoger primero otros periódicos para repartir, recuerdo que eran el Espectador, y el Espacio. Finalmente el Tiempo, qué fue el que yo vendí el día anterior, fui con él a los diferentes sitios de recogida,en uno de esos sitios me invitó a tinto y una mogolla. Fuimos al puntos de reparto que ya tenía y le esperaban,terminamos el recorrido en la misma esquina que yo lo conocí, ya un grupo de hombres y niños mayores de 15 años y otros como yo, estaban esperando al camión repartidor de prensa, en pocos minutos cada cual se haría con la mayor cantidad posibles de periódicos le pagaban y salían corriendo cada cual a sus puntos de venta y defenderla de los demás competidores, es la lucha del pobre contra el pobre, pues en ello le va su sustento diario. Es la lucha de la supervivencia diaria, en esos días, no podías pensar en el futuro sino en defender el presente amargo frió y cruel del mundo de la calle .

    Después de más de un mes puede con las ganancias de la venta de los periódicos ahorrar para comprar una caja de lustrar zapato con dos cepillos tres tarros de betún de diferente color, una bayetilla y un tarrito de agua. Yo terminaba de vocear las noticias. Espectador, Tiempo, Espacio, gritaba yo, atención atención, la guerrilla atacó y mas titulares que yo leía así me fue muy bien voceando los titulares, ya había aprendido que voceando los grandes titulares me iba mejor . Sobre las diez de la mañana más o menos yo casi terminaba de vender los periódicos y me dedicaba a perseguir a los señores de vestidos y corbata. Le limpio señor, le limpio. Doctor, doctor le émbolo sus zapatos, lea el periódico doctor corriendo detrás de ellos, así ya llevaba varias semanas.
    Ya con lo que ganaba tenía para pagar una cama y no dormir en la fría Bogotá. En los soportales con cartones y periódicos viejos como cama y manta para tratar de calentarme, algunas noches no podía dormir, de tanto tiritar de frío, pero lo peor era que te dieran patadas para levantarte del lugar por grupo de jóvenes, un celador o algún borracho, esas eran mis noches. En el día vendiendo periódicos y limpiando zapatos por la tarde ir a la quebrada a lavarme y lavar mi ropa. Una aventura de supervivencia al límite. Así transcurrió, más o menos un mes y medio ya podía pagarme una pensión o mejor dicho un albergue, que era en una habitación,la cual había varias literas, pero al fin y al cabo podía dormir caliente, siempre pasaba algo, iban y venían personas nuevas, yo ya comía mis tres comidas diarias y de vez en cuando iba a ver al cine Faenza. películas de Indios y Vaqueros.
    Me quedaba unos ahorritos, que guardaba en la caja de lustrar zapatos, estaba dormido y derrepente me echaron una manta encima y no se conque me golpeaban, pero uno de esos golpes me dio en la cabeza, dejándome semi inconsciente o quizás perdí un rato la conciencia, cuando pude levantarme vi que me sangraba la cabeza y de un muslo del pie derecho también, nadie me ayudo, ya se habían ido los demás.
    Me robaron mi caja de embolar zapatos, una ropa y mis ahorros, bajé hasta donde el señor que alquilaba las camas le conté lo sucedido, como respuesta, me contestó que ese no era su problema que aquí cada cual se cuidaba por sí mismo.
    Esa pensión o albergue, quedaba en lo que antes le llamaban la calle del cartucho. No podía ir a la policía ni tampoco al hospital, puesto que me había escapado, de un internado que era Salesiano en Mosquera Cundinamarca, por algo que más adelante contaré.
    Durante dos días, apenas podía moverme, el de la pensión o casa de alquiler de literas no me dejo ya pasar la noche, cómo por ese lado pasar la noche era peligroso, cómo pude y cojeando con mucho mareo, me situé en una casa del barrio de la candelaria, por esa zona estuve tres días, con mucha hambre.
    Como apenas podía caminar no fui, adonde el señor repartidor de periódicos, cuando por fin al cuarto día ya por la madrugada fui, ya el señor tenía a otro chico, cuando me vio sucio y con mala cara del dolor que pase por el hambre y el frío Capitalino que se te cuela hasta los huesos, lo que me dijo fue .Chino malagradecido uno le ayuda y se pone con el vicio, no entendía, qué mi mareo era por el hambre y la paliza sufrida, me corrió del lugar sin dejarle dar una explicación, cómo la herida del muslo todavía no había cicatrizado, cada vez que la movía me dolía muchísimo, así que la arrastraba, al estar sucio no me dejaban entrar a las panaderías para pedir pan y un vaso de agua, sólo aquellos que han pasado hambre sabrán los dolores y mareos que se sienten, cada vez, quieres dormir más.

    Me tire al medio día en un parque del centro, hay medio dormía por el calor del sol y la falta de energía. Me acerqué al cristal de una panadería el olor a pan es algo que nunca podré borrar. Cuál vil es el cristal cuando el pan está al otro lado si alcanzar, tan cerca y lejano, lo único que comes es tu propio vaho, pegas las cara al cristal como hipnotizado, vez que con la mano hacen gestos de que me retirara del cristal, pero yo seguía pegado al cristal, el señor me da un calado y me dice que me retirara que ahuyenta a sus clientes, por mi olor, yo en verdad ya ni me olía , me aleje caminando despacio y adolorido de la cicatriz,caminaba como podía.
    Poco a poco el calado que me diera el panadero se me iba terminando y seguía caminado sin rumbo, cuando me di cuenta ya era de noche y los dueños de las casas habían sacado las canecas de basura al frente de sus casas, resulté que ya estaba en el barrio Chapinero, un barrio en esa época de clase media alta, había celadores en bicicleta, con un pito que de vez en cuando pintaban, creó que lo hacían para que los dueños supieran que estaba haciendo su ronda.

    Vi a un perrito que husmea un cubo pero no alcanzaba, la parte de arriba para quitar la tapa de la caneca, sin darme cuenta estaba yo buscando frutas y demás cosas que pudiera yo comer, cogí recuerdo una manzana y un par de plátanos ya muy maduros, empecé a comérmelos y el perrito me miraba sentado junto a mi, no me quitaba la mirada, otra vez estaba buscado en el cubo pero esta vez era para mi nuevo amigo, le encontré pedazos de carne de pollo y con las manos le junte un puñado de arroz, se lo di y ese fue el principio de una larga amistad .

    Yo seguí caminado y el perrito, me siguió cada vez que yo paraba el me miraba y la verdad que no sé quién de los dos nos mirábamos más, si el perrito yo a él ,es como si con la mirada los dos sintiéramos lo mismo, no sé si por el hambre el frío, lo desaliñados que estábamos los dos, pero creo que era por la soledad, quise inventar un nombre, se me pasaron muchos por la cabeza ,pero al final le llame Bolívar, siempre en el colegio, cuando daban la clase de historia lo nombraban, diciendo que los Chapetones,( Españoles quiere decir, esa palabra), vinieron a robarnos el oro y mas cosas, eso lo decían en la clase de historia, escogí Bolívar como mejor nombre, si saber bien su significado, puesto que ese perrito fue mi futuro salvador, como Bolívar fue el salvador de los Colombianos, mi Bolívar fue mi salvador . Los dos recorremos las calles destapando los cubos y mirando que había para los dos, en el caso mío yo prefería las frutas , el resto era para él.
    Los Domingos descubrí los tamales que por cierto los doblaban y casi siempre había masa y carne que repartía ya con mi perrito Bolívar. Por las noche había hecho una pequeña excavación, juntando ramas cartones periódicos y una tela que encontré en uno de mis recorridos por el barrio: Haciendo una especie de cueva o cambuche en la parte alta de Chapinero cerca de una quebrada sus aguas era transparente y muy fría bebíamos los dos ,por las noche nos juntábamos para darnos calor, lo que pasaba es que no se, cual de los dos se rascaba más, si el con sus pata y dientes, Oh yo, con mis manos, total que pasábamos así varias noches, hasta que un día que hacía mucho sol y con unas monedas que me habían dado a la salida de un Cine que quedaba en Chapinero, compre un cuadrito de jabón de tierra así le decían, era marrón su color, por esa zona de Chapinero estuve unas semanas me metí al arroyo al lado de una pequeña cascada saltando por el frío me lave y lave mis ropas, al principio tiritaba, ya después con tantos saltos no, con los saltos y el trabajo de lavar la ropa se me quito el frio, Bolívar me miraba alejado de la orilla, yo lo llamaba pero no lo único que hacía era ladrar y mover su cola, fui a cogerlo pero diría, que me va ame meter en esa agua fría "No y salia corriendo,me tocó engañarlo con el jabón.
    Salí afuera y la dije mira toma yo sosteniendo el jabón en las dos manos como si fuera la carne que siempre le daba cuando se acercó lo cogí y conmigo al agua, lo sujetaba y lo restregaba el protestaba tratando de escapar al final se dejó bañar, como sacudía su cuerpo parecía una batidora yo lo imitaba pero nada solo la cabeza con mis pelos soltaban gotas lo de él era un chaparrón .

    Extendí mi ropa en unos arbustos ,el corría dando vueltas y yo detrás de él, jugamos un rato hasta que me canse y me tire en la hierba, toque la ropa y estaba ya casi seca me la puse así y con el sol se terminó de secar en mi cuerpo, bajé al cambuche y Bolívar detrás de mí, pensé voy al mercado de Chapinero, mañana sábado y de madrugada haber que puedo pillar, tenía tres calados uno se lo di a mi perrito y los otros dos me lo fui comiendo despacio, Bolívar en tres mordiscos se trago el suyo, sentado al lado mío mirándome, al final creo que nos repartimos por igual, dé los trocitos que le iba dando, ya serían más o menos las cinco y media de la tarde ,ya la cueva la tenía más grande excavando con un trozo de madera, el también me ayudaba al verme excavar el lo hacia como juego y me tiraba tierra, yo dejaba el trozo de madera y me ponía igual que el tirándole tierra cuando escarbaba con mis manos, ya más o menos teníamos entre los dos un metro de fondo y otro de ancho, en el suelo puse ramas como había visto en las películas de indios,encima de las ramas hojas y después los cartones las hojas de periódicos las leía en voz alta para que mi compañero se enterara.

    Ya cuando la noche entraba Bolívar empezaba su danza de dar vueltas para acomodarse en el sitio yo me acomodaba a su lado con mi pecho y barriga a sus espaldas, para darme calor, colocándome unos cartones y encima de ellos, la tela que tenía, acurrucandome y tapándonos los dos también la cabeza, quedé rápido dormido. Como alas dos de la mañana unos truenos me despertaron y caían relámpagos cerca, nos juntamos mas, cogiendo a mi perrito juntandolo a mi pecho, el chaparrón ya llevaba más de una hora, me encogí todo lo que pude, el riachuelo que quedaba cerca empezó hacer mucho ruido ya el suelo de mi cueva estaba mojado menos mal que avía echo un colchón, ancho con las ramas y encima puse los cartones, empezó a gotear el techo de mi cueva cada vez más, me tape otra vez la cabeza cerré los ojos y volví a abrazar a Bolívar, no sé cuánto tiempo dure ha sí, cuando de repente mi perrito se levantó y empezó a ladrar saliendo de la cueva, yo le llame pero seguía ladrando me lévate un poco a cogerlo para que no se mojara y se me retiro mas, cuando escuche un fuerte ruido mi cueva se derrumbó,encima mia callándome piedras y tierra en mis piernas, mi perrito me salvó de quedar atrapado en esa cueva y como su nombre Bolívar me salvo de una segura muerte,( “gracias Bolívar estés donde estés ay donde este estarás mirando mis nietos gracia a ti” ) .
     
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    Última modificación: 8 de Agosto de 2018
  2. jose luis muñoz

    jose luis muñoz Poeta asiduo al portal

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    Capítulo (2)
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    Quede atrapado con el lodo y las piedras que me cubrieron un poco más abajo de mis rodillas, ¿no sé por qué no corrí?; Simplemente quedé petrificado por el miedo y el desconcierto, mi perrito " mi amigo", seguía ladrando, la noche era muy oscura y el torrencial aguacero lo hacía aún más oscura junto con el ruido de la quebrada, que por momentos aumentaba cada vez más.

    Bolívar seguía latiendo eso me despertó de mi estado de pánico en el que estaba, cuando pude sacar mis pies enterrados empecé a caminar me di cuenta que había perdido mis zapatos, entre el lodo y las piedras, me dirigí hacia donde se escuchaba sus latidos, el a su forma me guiaba, yo le gritaba Bolívar, Bolívar: Él me contestaba con más latidos, con dificultad caminaba a veces me caía, y bolívar latía más fuerte, me golpeaba con las ramas de los árboles, hasta que por fin alcance a mi perrito, con el fuimos bajando la ladera donde al final alcanzamos la calle, estaba desbordada por la cantidad de agua que bajaba por ella.
    La atravesé con Bolívar, en mis brazos, cuando lo deje en el suelo como era su costumbre después del baño se sacudió el agua de sus pelos, me acerqué a donde había una farola y pude verme y darme cuenta que tenía los pies cortados por las ramas o las piedras, doliéndome al caminar para alcanzar unas escaleras que recuerdo eran de ladrillos, con el dolor de los pies, alcance una de las casas que tenían antejardín, la reconocí porque era un de las casas a las que yo les ayudaba a llevar el mercado en las canastas de mimbre, me recosté debajo del alero de la puerta de entrada, el suelo era de granito, con un dibujo de estrella, mi perrito se acurruco al lado mío, quise llorar, pero no podía, me tiritaba todo el cuerpo y mis dientes no paraban de chocar unos con otros.

    Abrace a mi perrito y note que él también tiritaba, lo apreté mas a mi pecho, pensando en lo que me había pasado, dormitaba hasta que de repente empecé a llorar en silencio, creo que así me quedé un rato dormido hasta que escuche el ruido de la puerta al abrirse, saliendo un señor, y un grito que me pego ¡heee chino Pa fuera! Yo casi no podía moverme de lo engarrotado que estaba por el frío, mi perrito le ladro, yo solo atine a decirle ya señor ya me voy, me estaba levantando cuando apareció la señora a la cual yo le ayudaba a traer su mercado y exclamó pero si es el mono del mercado!! Yo la mire y le dije si señora ya me voy, ya estaba de pie cuando esa señora me cogió del brazo y me dijo ¿pero mono que te pasó que estás sin zapatos y esos cortes en los pies,? no pude responderle solo lagrimas me salían de mis ojos, vi que la señora y el señor hablaron pero no alcancé a escucharlos, por el ruido de la lluvia.

    Lo que si escuche fue cuando el señor ya se iba y le dijo a sus mujer María Isabel, tu veras lo que haces pero no quiero problemas, ella le contestó, no papito ve al trabajo que yo me hago cargo, él señor abrió su garaje y se montó en un coche grande, que recuerdo que tenía unas aletas atrás muy bonitas el salió y la señora cerró la puerta del garaje, luego me miro y me dijo espera aquí un momento, entró a la casa y al rato salió con una taza de chocolate y tres panes, me lo ofreció y mientras estaba tomando el chocolate, le di un pan a mi perrito ella se avía entrado, cuando nuevamente se abrió la puerta, apareció un chico unos cuantos años más que yo.

    Creo que tendría entre catorce y quince años, me miro y me pregunto mono, cómo te llamas, yo conteste José Luis, el dio media vuelta y entró a su casa, yo estaba terminando la taza de chocolate, cuándo en la puerta aparece la Madre: El con unas ropas y un par de zapatos, me dijo mira entra al garaje y cámbiate de ropas, yo no lo creía solo le daba las gracias una y otra vez, antes de entrar le pregunté por su nombre al chico y me contestó Manuel me llamo Manuel, gracias Manuel le conteste, yo acto seguido entré en el garaje y me puse la ropa que me regalaron, me quedaba todo grande desde los zapatos a la chaqueta los pantalones y el jersey, una vez cambiado, salí y la señora me dio unas monedas y me dijo, "mira monito" esto es lo mas que te puedo ayudar, mi marido no quiere que por su casa lleguen gamincitos, yo se que tu eres un buen chico pero no puedo hacer más por ti, yo le decía no mi señora ya me ha dado mucho gracias, gracias, ya me voy con mi perrito, el chico me dijo José luis que te valla bien, también le di las gracias y lo llame por su nombre, Manuel, gracias Manuel.
    Ya por lo menos la lluvia había cesado, con la mano seguía despidiendo de esa familia ,que me ayudó en unos momentos muy difícil, empecé a caminar dirigiéndome hacia la Iglesia, lentamente por el dolor en los pies,
    La ciudad se había despertando, las calles poco a poco se iban llenado de gentes y ruidos, caminaba despacio porque se me salían los zapatos y el dolor. Los zapatos que eran una talla más grande que la mía se me salían. Fui a buscar papel periódico para ponérmelo dentro en la punta del zapato, encontré las hojas de periódicos viejos, hice unas bolas con ellos colocándolo lo más apretado posible dentro de los zapatos, hasta estar a mi medida, seguí caminando hasta la Iglesia de Chapinero, colocándome a un lado de la puerta.
    Al rato llegó como una familia y el hombre me dijo que ese sitio era de ellos. Qué no me buscara problemas mostrándome el mango de un cuchillo, me aleje hacia el centro de la plaza con mi perrito Bolívar, me senté en el piso y coloque un pedazo de cartón al frente mío así pasaron unas horas hasta que por fin alguien creo que fue una mujer y me dejó unas monedas, estaba casi dormido por el cansancio, de la noche pasada, alcance a oír el ruido de las monedas en mi mente dije gracias, al momento apareció el mismo sr de antes acompañado de dos chicos más o menos de mi edad. Diciéndome que la mitad es de él, por dejarme en la plaza me dio mucho coraje cuando vi que cogió todo como adelanto, traté de protestar pero los dos chicos me sujetaron en el suelo, mi perrito les ladró y el sr le pego una patada, que lo levantó tirándolo, el pobre aullaba lastimeramente, advirtiéndome que si le seguía ladrando lo molía a palos, con el bastón que él tenía.

    En cuanto se alejaron llame a mi perrito y los dos nos alejamos del lugar ,empecé a caminar rumbo al sur al barrio Veinte de Julio, iba caminando por la Caracas y vi que algunos chicos se colaban por la puerta de atrás de los buses, alce a mi perrito y en cuanto pude después de cómo por lo menos cuatro intentos, puesto que el conductor me pillaba, pude colarme en uno, no se para donde iba, solamente aproveche para entrar por la puerta trasera del bus,con la chaqueta tapaba a mi perrito para que la gente no lo viera y depronto me protestan, en realidad no se si lo vieron o no, pero él a cada rato sacaba su pequeña cabecita a mirar, yo la volvía a tapar, pero si no era su cabeza era su cola moviéndose, creo que era su juego.

    De repente el bus frenó me grita el conductor "se baja o lo bajo". De un salto ya estaba en el andén,

    Seguirá
     
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    Última modificación: 6 de Agosto de 2018

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