El postremo receso

Un simple latido
del corazón abierto
puede vivir en un punto con su dilatada pausa
y morir al comienzo de una eficaz palabra.
​

La alcoba en un instante se derrumbó.
Las sábanas se presentaron como vacías madrugadas de un cielo
ahorcado
por los fantasmas del despecho.
La noche se escapó por la ventana
buscando astros lejanos,
nimias luces perdidas detrás de la valla del mundo,
mientras el día antiguo dejaba sus rastros secos de sangre
percudiendo todo ese polvo de historia de grises almanaques.

El calor abrasante se volvió una soga
chamuscada
que se cortó con el filo de la nieve de un enervado suspiro.
Y detrás de la puerta
cerrándose
las palabras boquiabiertas,
entorpecidas, desparramadas
de muecas imperfectas,
de caricias de residuos
ya no significaban más nada.

En ese momento
los baches del silencio fueron más comprensivos
con sus extendidas pausas
que una legión de inútiles palabras.

 

Es un hermoso y melancólico poema y debo decirte que por alguna razón al leerlo me pareció cer una pintura de colores bellísimo y tristes que conmueven el alma. Saludos y Bendiciones.

 

Hermoso poema nos regalas hoy Danie, con su tinte melancólico e imágenes tan nítidas, que transportan al lector a la escencia misma de tus versos. Abrazos y aplausos amigo.

 

Gran poema, Danie. De principio a fin. Bravo, compañero.
Curiosamente me resultó muy próximo a un poema que tengo en mente.
Abrazo, y feliz domingo.

 

Excelentes letras de una página maravillosa de emocionante inspiración.
Jorge Lemoine y Bosshardt, "Estrella Máxima" de Mundo Poesía.

 

Dejas un hermoso y profundo poema, con tintes melancólicos que calan con huella.

Felicitaciones, muy bueno.

Un abrazo.