Hay vida (ZPU)

A veces hay que escarbar un poco más,
por debajo de la miseria y la desgracia,
detrás de la mentira y la crueldad,
y de repente aparecen cosas increíbles.

El tacto de una mano tendida que forja una nueva alianza,
que cura el alma dolorida por la desconfianza,
bajo un millón de lanzas torcidas por la matanza
siempre hay una bienvenida a alguna estancia,
que sirve de refugio de los truenos y relámpagos,
la sacudida de alguna sonrisa que te alcanza,
si tras la pérdida nace venganza,
y todo es una causa perdida, digo: si hay vida hay esperanza.
Hay brillo tras los párpados cerrados del doctor
que respira profundo al entrar a un quirófano,
en el índice sensible de un fotógrafo
que quiere traspasarte con imágenes de un sótano,
en las motas de polvo de vinilos del melómano
y las notas de un piano melancólico,
en la prisa de aquel que conduce una ambulancia rápido,
frente al frío del ártico para entregar un órgano.
Y va todo mi amor en cada autógrafo,
y va toda mi vida en el bolígrafo,
y se vuelan las oscuridades de un millón de músicos,
cuando hacemos nuestro miedo público,
hay vida a veces escondida en un lugar recóndito,
en los zócalos de los suburbios, pobres,
donde mujeres y hombre de a pie,
te dan su cariño y su fe para así llegar tu estómago.
Y no puedo negar que es algo mágico,
la fuerza que se enfrenta al poder fáctico,
contra el cambio climático,
lección del catedrático al estúpido y fanático,
en barcos que surcan el báltico y sufren tantas represalias,
hay vida en todo aquel que pali con su ayuda,
cada realidad desnuda de los campos en Somalia.
Hay vida en rezos puros sin parafernalia,
en el cierzo y el olor de la magnolia,
en las gestas y tropiezos que quedan para la historia,
en la noria, en el niño, su afán, su euforia,
los que nunca volverán pero están en nuestra memoria,
en la calma del que calla y escucha,
en la chispa que prende al valiente que emprende la lucha,
en el alba anaranjada que te da los buenos días,
en amigos que hablan claro sin hipocresías...

Estribillo
Hay vida en el amor, vida en el amor, vida en el amor...

Retales en los tomos de literatura, del homo añejado,
guardianes que no permiten que olvidemos el pasado,
y los errores cometidos que arrastramos.
¿Cuántas veces que te he leído me he sentido
liberado, del enfado, del tornado de mi ira,
de la espiral que produce la mentira,
de querer tirarlo todo por la borda
y que mi interior se pudra?
Veo vida en el que logra deshacerse de la culpa,
está en ese que observa absorto el cosmos,
se ve partícipe, sueña, plantea hipótesis.
Me enseña que frente a retos difíciles,
hay quien rompe sus límites corriendo con sus prótesis,
en la raza del que rompe su coraza hacia otros corazones,
y así amordazará a sus adicciones,
y le pone todo su coraje y valentía
a iniciar una lucha donde sólo existe cada día.
Vida en esa compañía desinteresada,
que calma la llaga de un ser que se apaga,
propaga su bondad frente al caos vital,
y embriaga de sonrisas el aire de un hospital,
hay vida en órbitas inhóspitas del hombre compasivo,
que acoge tu mano en los cuidados paliativos,
en el trazo que un alma desliza sobre un óleo,
en el regazo que te brinda el amor propio,
y en el amor ajeno y pleno que habla en las acciones
que sentirte dentro son vacaciones sin condiciones,
que te miro a los ojos y hayo motivos positivos,
que la vida es el regalo de estar vivos,
que no concibo el camino sin bailar con las palabras,
duermo con los sustantivos, son mis mejores psiquiatras,
detrás del ruido, detrás del ego y el cinismo
hay un maestro deseando que te descubras a ti mismo...