Cofres podridos.

El sueño se volvió pesadilla
en el paraíso hay filamentos
de huesos en las esquinas y
cráneos colgando del techo.

Desde abajo uno ve todo dorado
las nubes dan diamantes destellos
y la gente arriba siempre sonriendo
uno los mira contentos, también
tienen rosados los cabellos.

Pero ya ahí, las paredes se
despintaron, no hay gente bonita
ni cantando, tienen dientes de
colmillos y todo lo que saben
lo esconden en cofres podridos.

Ya ahí, los bocadillos son de
plástico, las orillas de sus
puertas son nada más palos
atravesados.

Las gentes aquellas tienen
orzuela en el pelo, y dejan
muchos rastros de mugrero.

El pastel entre más me lo
comía, era más amargo.

En el paraíso, tienen esqueletos
trabajando.

 

De esos poemas, casi locos, por el decir, por lo que presenta. Ahora te saludo: hola! y Felicidades!

 

Gracias por tu comentario, nos seguimos leyendo... =)

 

Y amargo será siempre el último bocado del pastel... Geniales imágenes en el interior de ese cofre podrido.

Un gusto que no pasa con el tiempo!!

 

Hola Noctua, fue muy amargo la verdad... Pero aprendí...

Saludos y es un gran placer que siempre estés entre mis textos.

 

Hola Alejandra; algunas veces el sabor de la realidad nos sabe amargo, a decepción, y no podemos decir no, pero lo que no nos mata nos hace fuerte, dijo el loco de Nitchie. Saluditos.

Abrazos

Chepeleón