Memoria de ese olvido.

Vuelve el ruido del pan, el bien y la gloria,
los duendes dormidos.
Vuelve el ruido de las palabras cubiertas de miel,
vestidas de besos a barullo,
que madre usaba por las noches debajo del cansancio.
Desde entonces existe su voz, amiga permanente,
ganada por el amor en aquella habitación
tan ocre como ahíta de humedad.
Vuelve el ruido del tren por el camino hacia diciembre,
vuelven las horas emigrantes custodiando la puerta del colegio.
¿Soy presunto joven para siempre?
No sé si eso sería posible.
No sé si la verdad de ayer está en la luz del río
o en el ruido de la corriente,
pero si cayera como la nieve,
abriría los brazos al vacío para saludarla a favor de un tiempo que,
por ahora,
todavía no se ha trasladado hacia la incertidumbre,
todavía no canta su triunfo.
Me abruma el rápido desliz con el que recuerdo sintiendo el olvido.

 

Profundo y muy emotivo querido amigo...
Toca el alma... siempre grato leerte...
Te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

 

Saludos cordiales, Nancy. Mil gracias por pasar y dejar tu cálida huella.

 

Esos recuerdos nunca mueren en la memoria. Nostalgia que vuelve y envuelve.
Bella escritura
abrazos

 

Fuerte abrazo, compañera. Gracias por pasar. Placer hallarte.

 

Esos momentos únicos e irrepetibles..., menos mal que la memoria nos permite revivir. Me ha encantado ésta que destaco aunque la totalidad es un sueño de bellas imágenes.

"Vuelve el ruido de las palabras cubiertas de miel,
vestidas de besos a barullo,
que madre usaba por las noches debajo del cansancio."


Abrazos!!

 

Hermoso comentario dejas, apreciada Palmira.
Yo te dejo un cálido y fuerte abrazo... siempre agradecido.

 

Recordar tiempos, es bello y recordarlos con imágenes líracas, muchísimo más. Un poema excelente que proyecta hacia los recuendo de quien profundiza en el poema. Sencillamente, exquisito.

Un abrazo, apreciado amigo.

 

Buenos días leonesa hermosa. Mil gracias por pasar y dejar tu estimada huella.