1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

El columpio triste del parque viejo.

Tema en 'Prosa: Infantiles' comenzado por José Ignacio Ayuso Diez, 19 de Octubre de 2017. Respuestas: 6 | Visitas: 2266

  1. José Ignacio Ayuso Diez

    José Ignacio Ayuso Diez Epicuro y la ataraxia, sin miedos ...

    Se incorporó:
    10 de Agosto de 2017
    Mensajes:
    1.394
    Me gusta recibidos:
    1.536
    Género:
    Hombre

    [​IMG]



    EL COLUMPIO TRISTE DEL PARQUE VIEJO.


    El columpio azul está triste. Sus amigos, los niños, ya no se suben en él. No lo entiende. Hace un tiempo era utilizado por todos los niños del barrio, e incluso, venían de otras zonas de la ciudad. Hacían filas, guardaban turnos. Había días que los niños se enredaban en discusiones y peleas porque algunos estaban más tiempo que otros subidos en él. ¡Qué tiempos!, entonces era feliz.


    Ahora ya no hay niños esperando, tampoco padres ni abuelos cuidándolos. Se daba cuenta que el color azul del que está pintado se está estropeando. Su piel se cae a trozos. Nadie le presta atención, nadie le muestra cariño como antes, nadie parece que le quiera. Su tristeza se agranda, su tristeza le ahoga. Por las noches, cuando nadie pasea por el parque, llora, llora sin consuelo.


    Ayer le visitaron dos hombres que estuvieron mirándolo. Le tocaban, se subían, tiraban de las cuerdas como si quisieran romperlo. Hablaban entre ellos; no les entendía. Aún hoy no sabe si eran amigos o enemigos.


    Tiene miedo, cree que su tiempo se acaba. Teme que un día vengan y lo arranquen del suelo y no vuelvan a ponerlo. Teme que ya nunca más los niños se acerquen y vuelen con él. No sabe como llamar la atención para que los niños vuelvan a jugar, para volver a sentir aquella felicidad. Intenta gritar pero no puede, nadie le oye. Intenta moverse, pero sin éxito, sus pies están clavados en la tierra, solo cuando hace mucho viento se balancea un poco y entonces sus chirridos del abandono, de la falta de engrase y cuidados, se extienden a lo largo y ancho del parque. El sabe que todavía hay niños, pues los ve pasar, pero es eso, pasan de largo; a veces, algún pequeño hace intención de acercarse, pero la mano de su mamá le sujeta y se lo impide.


    El columpio triste del parque viejo se ha quedado dormido. No responde al griterío de la chiquillada que se acerca desde la fuente. Qué raro, nunca había hecho eso, siempre ha estado atento a los chiquillos, ellos son su alma, su razón de ser. No me gusta esa quietud. No me inspira nada bueno. ¿Será que ya no tiene esperanzas y se está dejando vencer? ¿Estará provocando para que lo retiren y se lo lleven como si fuera un trasto viejo e inútil?. Pobre columpio, ha perdido la fuerza que le hacía luchar, la fuerza que los niños le daban. No quiere seguir ahí, sin hacer nada, sin que nadie le quiera; sin que sus amiguitos se suban, se bajen, salten, volteen, se empujen, digan a sus abuelos y papás ¡más fuerte!, ¡más fuerte!




    No podemos dejar que siga sufriendo así. Debemos hacer algo por él. Él nos ha dado muchas tardes de alegría y juegos.


    Todavía recuerdo aquéllas tardes en que mi Lalo me acompañaba al parque y le pedía que me subiera al columpio, y le decía que me diera ¡fuerte, muy fuerte, hasta el cielo! Y él, me empujaba una y otra vez, sin parar. No se cansaba, o por lo menos a mí nunca me lo dijo, siempre estaba dispuesto a complacerme. Era mi lugar favorito, balanceo adelante y atrás. Mi Lalo me decía como lo que tenía que hacer para impulsarme yo sola, me decía: “mira, cuando vayas hacia adelante tienes que estirar las piernas y echar el cuerpo hacia atrás y cuando regreses hacia atrás, tienes que hacer lo contrario, recoger las piernas y el cuerpo hacia adelante”. Al principio se me hacía un mundo, me resultaba muy difícil y prefería que siguiera siendo él, el que me empujara ¡hasta el cielo!.


    Tenemos que pensar cómo le podemos ayudar. Sólo se me ocurre una idea, y es, que tenemos que volver a subirnos en él, volver a jugar con él, a volar con él y así de esa manera, le daremos fuerzas para que vuelva a luchar por mantenerse en el sitio donde nunca le han de “jubilar”. Mañana le diré a mi Lalo que lleve un bote de pintura azul y lo pinte, un poco de aceite y lo engrase y herramienta para que le apriete los tornillos y así vuelva a lucir como nuevo. Sí, vamos hacer que la tristeza le desaparezca.


    El columpio triste del parque viejo se ha quedado dormido, de vez en cuando se escucha un chirrido, está soñando.


    Ese sueño mañana se hará realidad.




    08/mayo/2015.- Madrid.

    José Ignacio Ayuso Díez
     
    #1
    A danie, Hechicera de palabras y Mar_ les gusta esto.
  2. Mar_

    Mar_ Invitado

    que hermoso recuerdo de niños, cuando ir a la plaza o algún parque era realmente una felicidad, como no va a estar triste ese columpio azul, si ahora los niños no salen a jugar al parque ya que se pasan horas y horas encerrados con todo lo que la tecnología les ofrecen, y como bien dices en tu relato, hay madres que no les alcanza el tiempo para detenerse a jugar con ellos, por las distintas actividades que realizar... Uff, me hiciste recordar mi niñez jugando en el Parque...
    Un abrazote de MaR porteña, para el PeZ madrileño a quien le deseo una muy feliz tarde de Domingo.
     
    #2
    A José Ignacio Ayuso Diez le gusta esto.

  3. Cito el fragmento que más me conmueve.
    Para quienes crecimos dentro de una niñez sin tecnología, donde la placita del barrio era la tierra de los sueños y de la libertad, relatos como este, José, nos llegan a lo más profundo del alma.
    Me alegró muchísimo leerte también en prosa.
    Estos foros de prosa son menos visitados, pero valen la pena, porque hallamos trabajos como tu cuento, que nos entibian el corazón.
    Un abrazo :)
     
    #3
    A José Ignacio Ayuso Diez le gusta esto.
  4. danie

    danie solo un pensamiento...

    Se incorporó:
    6 de Mayo de 2013
    Mensajes:
    13.697
    Me gusta recibidos:
    10.268
    buena historia, Tal vez un poco larga para los más peques... pero engancha, a mí me enganchó hasta lo último. Y te digo, que eso no es una tarea fácil. jejeje
    Sin dudas el cierre es conmovedor. Un cierre mejor no puede tener, también es fundamental eso en los cuentos.

    Un abrazo grande.

    "El columpio triste del parque viejo se ha quedado dormido, de vez en cuando se escucha un chirrido, está soñando.


    Ese sueño mañana se hará realidad."

     
    #4
    A José Ignacio Ayuso Diez le gusta esto.
  5. José Ignacio Ayuso Diez

    José Ignacio Ayuso Diez Epicuro y la ataraxia, sin miedos ...

    Se incorporó:
    10 de Agosto de 2017
    Mensajes:
    1.394
    Me gusta recibidos:
    1.536
    Género:
    Hombre
    Muchas gracias Mar por tu amplio, cumplido y hermoso comentario. En más de una ocasión he llegado a estar más de dos horas empujando a mi nieta Iria en columpio que hay en un parque al lado de mi casa y la muy condenada quiere que le de con fuerza, y me dice ¡Más fuerte, más fuerte!
    ¡Hasta el cielo! y ahí me ves a mi sin parar, lo que nos hacen hacer los nietos.
    Un besote Mar.
     
    #5
  6. José Ignacio Ayuso Diez

    José Ignacio Ayuso Diez Epicuro y la ataraxia, sin miedos ...

    Se incorporó:
    10 de Agosto de 2017
    Mensajes:
    1.394
    Me gusta recibidos:
    1.536
    Género:
    Hombre
    Muchas gracias Cecy por tan bonito y emotivo comentario. Me alegro de que te haya gustado y te hubiera transportado a tu niñez de sueños y de libertad y sobre todo que la tecnología no te impidiera disfrutar de esos momentos felices en la vida de una niña.
    Te agradezco tu paso también por aquí, por el rincón del parque viejo, y me honres con tu visita.
    Un abrazo y un beso. José I.
     
    #6
    A Hechicera de palabras le gusta esto.
  7. José Ignacio Ayuso Diez

    José Ignacio Ayuso Diez Epicuro y la ataraxia, sin miedos ...

    Se incorporó:
    10 de Agosto de 2017
    Mensajes:
    1.394
    Me gusta recibidos:
    1.536
    Género:
    Hombre
    Muchas gracias Danie, perdona que te tuviera olvidado, se me pasó contestarte. Me alegra tu comentario y me anima a seguir intentándolo en este campo. Y me gusta y agradezco mucho que me des tu parecer, que tendré en cuenta para posteriores cuentos. Se que eres difícil de satisfacer, por lo menos en todo lo que esté rodeado de letras, en otras cosas no lo se. jajaja.
    Un abrazo Danie.
     
    #7
    A danie le gusta esto.

Comparte esta página