Náufrago

Desde mis puertos umbríos,
no aún entrado en años,
casi olvidado,
decido partir,
levo el ancla
y es tiempo de izar
el velamen jironeado
del cansado bergantín
que he amado navegar.

En el ocaso
que cubre el horizonte
de mis días
he oído ya el canto de sirena,
a sabiendas de ser perdido
en sus octavas más seductoras
me adentro cierto,
a golpe de timón,
a sotavento me muevo
sin dudarlo,
y en la vorágine
incalculable fragor
reemplaza la hechicera voz,
cuando ya no hay vuelta posible
y la sentina se inunda
inexorablemente,
entre las rocas y al garete
se va hacia el fondo
el maderamen.

Un himno espera
tras la tormenta,
cuando la mar se cierra
inmisericorde

La muerte acude, presta,
en la oscuridad
y la mente ya presiente
los brillantes rayos
de la libertad, en sus alas
el espíritu halla
la paz,
el silencio…
y la certeza.​

 

Me recuerda la canción del pirata de Espronceda.... Vaya que naufras en tu velero bergantín.


Saludos compatriota!

 

hay aguas que ciertamente nos llevan al abismo, otras al puerto, un beso

 

Querido Maramin
Perfectamente entendido el poema y su intención. mil abrazos y gracias por dejar aquí una señal de tu paso.

Pax

Giovanni

 

En efecto, querido amigo, hay un velero que naufraga en estas lineas vitales...

Te abrazo, gracias por la siempre agradable compañía.

Giovanni

 

Esta vez, querida Marián, el poema trasunta algo de realidad, imágenes que denotan mi verdadero sentimiento...
Abrazos!

Giovanni

 

Que bien se desliza tu pluma en los elementos marítimos querido Gionvanni

 

Mi querida Edith, amiga, es un placer recibir tu mensaje y saber que el poema ha sido de tu agrado, gracias por la buena apreciación.

Abrazos