La ley de la selva

La ley de la selva

El cervatillo pace temeroso,
está en alerta para huir deprisa
pues es pauta de la naturaleza
ser para el tigre pieza deseada;
el felino entre hierbas, sigiloso,
olfatea en los soplos de la brisa,
y al menor ruido eleva la cabeza
barriendo el rededor con la mirada;
sus ojos, de amarillo poderoso,
observan y su cuerpo se desliza
intentando acercarse hacia la presa;
le torna el hambre fiera desatada.

Norma de vida, aquí no hay bien ni mal,
en la ley de la selva no hay moral.

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¡Excelente!

La naturaleza a veces parece ser cruel, pero muy cierto en el cierre de tu poema, no es cuestión de moral.

Un cordial saludo.

 

La ley de la selva donde
sobrevive el más fuerte.
Bellísimo poema.
Encantada de leerte.
Saludos y Bendiciones.

 

En la naturaleza el valor está en las especies y no en los individuos.... los caprichos evolutivos inútiles, por ejemplo, penalizan al individuo para proteger a la especie, jamás al revés, y los útiles premian al individuo portador para mejorar la especie...se mejora el depredador y se mejora la presa en una carrera por la supervivencia de ambas especies que necesariamente exige de un equilibrio dentro de una perfección absoluta, sin lugar a mantener y desarrollar las mermas. Eso quizá también se podría ver como una moral de la propia vida de la naturaleza en general.
un placer tus versos, saludos.

 

El equilibrio natural.
saludos poeta.

 

Hace poco vi en televisión cómo un leopardo cazaba un antílope y a su vez el leopardo huía despavorido de una leona. Es lo que se ha dado en llamar la ley de la selva en la que, como muy bien dices, no hay moral, pero ¿qué ocurre donde sí debiera haberla? Magnífico poema, querido Juan Ramón. Todo un placer pasar por tus poemas.
Con un gran abrazo.
Salva.

 

Si que es muy cierto que moral no hay. Mas para el hombre parece igual.
Un placer de lectura.
Castro.