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El inquilino, by Finé

Tema en 'Prosa: Cómicos' comenzado por Finé, 25 de Febrero de 2018. Respuestas: 3 | Visitas: 963

  1. Finé

    Finé La eterna novata

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    Alfonso es pequeño, peludo y... un trepa.

    Después de cuatro meses intentando hacer como que no existía, a pesar de que si me descuido me trae a casa hasta a su abuela, le invité a que abandonara mi hogar. Mi hogar.
    Por supuesto, contaba con que me dejaría la trampa.
    Hablar con él era como hablar con un meme. Carente de ideas propias, su primera frase sobre cualquier tema ya me incendiaba. Cinco minutos más de charla y mi pequeño mundo se había convertido en cenizas.
    Alguna vez recibí un extraño mensaje al móvil, cuando pasé semanas fuera: te he limpiado tu cuarto, decía. Por qué, si lo dejé impecable. Para qué, si siempre le pedí que no entrara allí. Y, sobre todo, cómo, si no distinguía una fregona de una gallina.

    El último mes trajo a sus dos hijos. Según él, no me hacían gasto. Supongo que existen personas que nacen con esos superpoderes. Y no solo los trajo, además se marchaba bien temprano a trabajar y los dejaba allí, conmigo. Qué majos eran. Y qué manía les cogí.
    Pero Alfonso continuamente golpeaba su pecho con fuerza, para declarar lo buen padre que es, y lo mala madre que es la madre. Ella, que no les da más que porquerías para comer. Y, además, cuando están con ella los niños pierden sus superpoderes y sí gastan.

    Alfonso es pequeño, y peludo. Y se comía todo lo que le daba. No, se comió hasta lo que no le di; me ha comido a mí.
    Estoy segura de que soy casi gilipollas. Al final, superé mi vergüenza y le eché, porque si no lo hago salgo en Andalucía Directo, fijo: la casera que mató al pequeño Alfonso, y que quemó sus malditos pelos. Suaves.

    Sus pelusas fueron lo de menos, pero creo que cualquiera hubiera solventado todo mejor que yo. Nunca hablo hasta que me comen entera, hasta que me llegan los bocados al corazón, y lo escupo hasta con la guita luego.
    Ni siquiera me importó llevar razón o no en ese momento. Cuatro meses no son cuatro horas, y no equivocan a nadie. Tiempo tuve de ver, de callar, de confiar. Y tiempo me faltó para vaciarme.
    Adiós, adiós.
    Eran las 12 de la mañana cuando Alfonso dejó las llaves en la mesa y salió por la puerta. Lo primero que hice fue quedarme desnuda.
    Limpié su cuarto- desnuda- a fondo, como la que está eliminando cualquier rastro de un asesinato.
    Luego llené la bañera de agua fría. Me quedé allí largo rato, con la puerta del baño ABIERTA.
    Mientras iba haciendo todo eso, aún seguían en mi cabeza escenas vividas junto a él, desgraciadamente.
    Como el día que vi una película en su compañía. Yo, sentada en el sofá. Sí, sí, la rara, según él, sentada en el sofá, y él de pie delante de la tele. Era de los que van relatando todo lo que va pasando en la película, con esa vocecilla chillona, como si yo fuera ciega. Ojalá hubiera sido sorda. Total, que no me enteraba de nada, porque no me dejaba escuchar. Opté por hacerme la dormida: no pilló la indirecta, y siguió hablando conmigo. Yo creo que lo que quería era que me suicidase y quedarse gratis en mi casa.
    A veces, le imaginaba como el metamorfoseado de Kafka. Entre la voz y aquellos pasitos que correteaban por el piso...

    La única vez que me hizo reír:
    - Mar, tú por qué fumas.
    - Y tú, por qué bebes cerveza.
    - Por sus valores nutritivos.
    No podré olvidar, aunque no lo escriba, aquellos puntitos que tenía por ojos incrustados en mi carcajada.

    Del tema qué me pongo para estar en casa que no clave los ojos en mi culo, y que no me ase de calor...del tema ése tampoco me he recuperado.
    - Mar, si te pido que salgas conmigo, me mandas a la mierda, no?
    - Sí, pero primero te ato a un cohete.
    - Mar, si te duelen las piernas, te doy un masaje. Los doy muy bien.
    - A mí ni te acerques.
    - Mar, eres una tía extraña, diferente. Siento curiosidad por ti. No te gusto porque soy bajito, ¿ no?
    - Muy bajito ( mentalmente añadí 50 razones más, sin embargo, esa me pareció que le acomplejaba desde chico. Pero qué cabrona soy ).

    Y reía cada vez, dudando sobre si mi bordería era broma o real. A veces, si te pasas de borde, se piensan que bromeas.
    - Mira que eres arisca...

    Un día me dijo que él ligaba con mujeres espectaculares, que no sabía qué tenía, pero que era así. A las dos semanas se le olvidó, por lo visto, su propio comentario, porque me enseñó una foto de su amiguita de Morón. Espectacular, sí. La madre que lo matriculó...

    Acabo de discutir con él sobre lo que debe. Le he puesto fino, y quizá no pague, ni tampoco me siento mejor por haberle hecho el traje, pero me ha salido así.
    No sabía el pobre con qué clase de dulce y tierna rubia se la estaba jugando, hasta hoy.
    Por Dios, si tuviera tanta labia calmada...
     
    #1
    Última modificación: 25 de Febrero de 2018
  2. Cris Ryan

    Cris Ryan artesano de versos maravillosos

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    Finé, qué bien me he sentido leyendo tu relato del inquilino. En tantos paseos en mi vida, no recuerdo haber sido un inquilino de tantos quilates, avances y pesadeces. Me gustó desde principio a fin, qué sufrida estuviste. Saludos de C—ryan
     
    #2
  3. Damari

    Damari Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Buena la lectura y me he reido un rato.Un cordial saludo,Sandra.
     
    #3
  4. Hannah Alarcón G.

    Hannah Alarcón G. Poeta asiduo al portal

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    Jaja... mira que has tenido demasiada paciencia.
    Saludos.
     
    #4

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