Congruencia total

La noche comienza y en lo absurdo de mis sábanas busco lo deseable de ti, no es tu sexo, pero si tu aroma que me embelesa, llevándome a otro sentir.

Te muerdo en mi consciente entre la noche que roza la madrugada de mi locura, llamando entre gemidos, los días que dormí a tu lado.

Mujer sin nombre propio, te he amado antes de ser un embrión cuando ibas llegando al sendero terrenal de lo que se calla, por no hacer escándalo.

Duermes apacible, impenetrable, tan profunda, tan tu en una sola palabra,
en lo confuso de mi mente que te profana una y mil veces.

No voy de tu mano, voy del corazón atada a ti, a tu pecho, a tus ojos, a tu cordura solícita que frena el coqueteo de mi descaro.

Amor es lo que busco en tu voz y en diminutivo lo encuentro casi en la carcajada sonora de un No, que se va disolviendo al calor de dos en la hoguera de un placer infinito.

Te describo en letras que no lees, te dibujo en el contorno de mis manos que impacientes te recorren temblando ante lo perfecto de tu ser.

¿El amor? Ha llegado, se ha quedado, se transforma, se desenvuelve y cae en gotas de sudor que bebo cuál elixir que rejuvenece mi esencia de mujer.

Tu Cómplice.

 

Te imagino estrangular las sábanas y morder la almohada, desdoblándote por toda la cama queriendo abarcar y hacer tangible la existencia materializada de tu amada. Muy buen poema

 

No te imaginas mal mi amigo, es una revolución mental y un deseo vivo de tenerla siempre a mi lado.