Anhelos

Con esa tu mirada, mi mirada la invocas,
no hay nada en esta vida que entregarte no pueda.
Yo quiero ser la dicha que en tus sueños evocas
y ser el largo beso que en tu boca se queda. ​

No quiero ser el bardo que de listo se pasa,
ni quiero ser tu amante en una noche cualquiera.
Yo quiero ser el fuego que caliente tu casa
y ser la dura brasa que se queme en tu hoguera.​

Tú puedes ser la esencia que perfume mis sienes,
yo puedo ser la brisa que levante tu falda.
Haré que con mis manos, de caricias te llenes
al dibujar mil siluetas en toda tu espalda.

No busco darte gozo con banales promesas,
ni hacer que me idolatres a la fuerza de besos,
tan sólo me propongo que origines sorpresas
usando la ternura de tus labios traviesos.

Te llevo en mi memoria mi bella consentida.
Yo soy ese poeta que supo conservarte
atada a mi silencio ―como musa dormida―,
como musa que influye...,en mis obras de arte.

​

 

Es un poema bello en su conjunto, pero el final es precioso, porque existe un claro misticismo en la conexión del poeta con la musa.
Siempre es un gusto pasar a leerte.
Un abrazo

 

Amor y más amor se dibuja en sus letras, un poema de una belleza que cautiva, grato recorrer su espacio saludos!

 

Muchísimas gracias querida Cecy, siempre es agradable contar con el favor de tus amables comentarios. Ciertamente terminar dedicando el poema a la musa es el mejor reconocimiento para esa etérea presencia que condiciona nuestros pensamientos poéticos.

Saludos, abrazos y besos,

puroamor.

 

Estimada Brisa de Invierno, siempre es un honor poder recibirla en mi espacio y saber que una de mis obras ha sido de su agrado, lo cual me alegra mucho y por lo que también le agradezco efusivamente su cordial comentario.

Saludos, abrazos y besos.

puroamor