Verde, que te quiero verde.

El Gozo del Universo,
vino a mí, como oro en paño.
Atrapándome, con anverso y reverso.
La hoja del limonero, que es perenne,


mas no rasca, al tacto.


Descubrí mis derechos y deberes.
La honradez, ¿ Qué duda cabe ?
Los picos de la piel de Toro,
también llamada Península Ibérica.


Con el pico Mulhacén, como estandarte.


Después, el Teide, volcán durmiente,
en sus sueños de grandeza,
en las Canarias.
Y la cuenca del Taburiente, en la Palma.


Arenas negras, y yucas como Ave Fénix.





Que renacen de sus cenizas,
en esos páramos de lava incandescente,
que al apagarse, se fue desmoronando.
Nutritivo aliciente, para la buena tierra, ¡ Es rica !


Su aloe vera, ¡ Vital para los masajes !

 

Entre tanta mezcla de versos, que persista la honradez perenne.
Saludos amigo Nommo!

 

Gracias por comentar, Andrea.
¿ Ser, o no ser ? Ésa es la cuestión.
Pero una vez que eres, ¿ Cómo te mantienes en equilibrio ?
Obrando. Tú eres 10, y tu obra, uno.
Once.
O si no, nueve más dos.
Ocho más tres...


Ése es el límite. Implica que diste mucho más de lo habitual. Te entregaste por completo.

 

Que sea un 11 y un 11 siempre un 11!!! gracias Nommito!!!

 

Bello poema y saludo esa honradez que siempre queda en las personas buenas.

 

Gracias, amigas, por comentar y poseerme.
Yo soy substancia, al fin y al cabo.
Coopero.
Pero el estilo sigue vivo.
Así que noto los pellizcos, y las manualidades.
A veces, quisiera comerme a los niños.
Y ser el hombre del saco. El saca-mantecas.
Pero prefiero el rol de Santa Claus: ¡ Jo, jo, jo !
Porque los niños me dan vida, con su sonrisa. Es una Felicidad inherente al ser humano.