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El Dragón y el Caballero

Tema en 'Prosa: Infantiles' comenzado por Luis Á. Ruiz Peradejordi, 26 de Septiembre de 2018. Respuestas: 11 | Visitas: 2008

  1. Luis Á. Ruiz Peradejordi

    Luis Á. Ruiz Peradejordi Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Hace mucho, mucho tiempo, más allá del Bosque Verde y las Montañas Azules, en el viejo castillo de la ciudad amurallada de Viol, vivía con su familia el Rey Flau. Todas las cosas iban más o menos bien en el país, y se tenía tranquilidad, hasta que un día terrible...


    Un hombre llegó corriendo a la ciudad, lleno de miedo, muy asustado y contó a todo el que quiso escucharlo que una sombra terrible, una negrura enorme y un gran miedo se habían adueñado de las aldeas que estaban al lado del Viejo Bosque.


    Pero... ¿Qué es? Le preguntaban, pero él no sabía responder. Únicamente repetía: Miedo, miedo, miedo...


    Pasados unos días, más y más personas fueron llegando a la ciudad. Venían de las aldeas, y de las villas y de los caseríos. Todos tenían miedo. El Magistrado Mayor, fue encargado por el Rey para averiguar qué pasaba.


    "Es un animal", decía uno.


    "¡No! Es un demonio", opinaba otro.


    "Una serpiente".


    "Un monstruo".


    Y así ocurrió que ni el Magistrado, ni el Rey sabían qué hacer.


    Fue entonces cuando llegó Trompe, y contó entre aspavientos, con los ojos llenos de lágrimas y el terror metido en el cuerpo, cómo el Dragón, había salido de entre las nubes y echando fuego por sus fauces, había asado a sus dos bueyes para luego comérselos tranquilamente.


    ¡Pero si hace más de doscientos años que no se ha visto en Viol un dragón! Bramó el Rey Flau. Se encontraba muy enfadado, cosa natural pues un dragón es como una enfermedad para un reino, ya que llega un buen día, pero nunca se sabe cuándo se va a ir. Además, causa tales destrozos y tantos daños, que lleva al reino a la pobreza.


    Se pusieron bandos por los caminos y en todos los puentes, para ver si alguien sabía cómo se podrían librar del Dragón. Pero mientras, el Dragón seguía destrozando los pueblos, comiéndose los ganados e intentando comerse a los niños que se encontraban sin sus padres. Por donde pasaba no quedaba más que imágenes de destrucción, tristeza y dolor.


    Después de haber hecho huir a todas las gentes de sus viviendas, para refugiarse en la ciudad, e intentar ponerse a salvo tras su muralla, el Dragón terminó con las cosechas, se bebió el agua de todos los pozos, destrozó los puentes y llenó de baches los caminos.


    Hasta que un día llegó a las puertas de la ciudad. Un fuerte chorro de fuego salió de sus narices y chamuscó las piedras de las almenas. Todos los habitantes, temblando de miedo, qué digo miedo, pavor, se encerraron en las casas o en las posadas. Con el temor de que se fuera a comer a los habitantes de Viol, éstos se dedicaron a arrojar al Dragón todo tipo de comida de la que disponían. Por las torres arrojaron frutas y verduras. Desde los voladizos lanzaron el ganado que tenían; así, al estómago del Dragón fueron a parar caballos, mulas, vacas, bueyes y ovejas. Únicamente el burro del señor Sinforoso, fue capaz de salir corriendo en cuanto tocó el suelo, y como el Dragón se encontraba muy pesado tras llenar la enorme barriga, no se molestó en perseguirlo. De esta manera, durante unos días los hombres y mujeres del castillo pudieron estar tranquilos, aunque, eso sí, rugiéndoles las tripas, pues todo lo que allí había para comer, lo había consumido el Dragón.


    Pero, cuando pasaron los días y no hubo más comida que entregar, el Dragón pidió una doncella para comerse, y no una doncella cualquiera: quería a la Princesa Clarine. Todos se horrorizaron con las pretensiones del Dragón, pero, al cabo de una semana, aquellos cuyas hijas no pedía el Dragón, pronto estuvieron de acuerdo en que el Rey le entregase la Princesa. Esta situación obligó al Rey Flau a dar un edicto en el cual instaba a sus guerreros a luchar contra Dragón, prometiendo a quien le derrotase, la mano de su hija y la herencia del Reino. Pero nadie quiso arriesgarse a tal enfrentamiento. De modo que visto lo visto la mañana del domingo abrieron la gran puerta e hicieron salir por ella a Clarine. La Princesa, consciente de que era su deber, pero también de su alta cuna, no dejó que las gentes viesen el miedo que tenía y así se esforzó en caminar serena y con la cabeza bien alta. La luz de la mañana le iluminaba el rostro y su belleza resaltó sobre la desolación que el Dragón había creado alrededor de la ciudad. El Dragón, que se hallaba al otro lado del campo, según vio a la Princesa, se apresuró a correr hacia ella. Su lengua bífida se iba relamiendo, pensando en el rico bocado que iba a comer.


    En ese preciso momento, fue cuando todo el mundo pudo escuchar el sonido del galope de un caballo de batalla. Hasta el Dragón se paró en seco y se volvió hacia donde provenía el ruido un tanto sorprendido. Poco a poco el sonido se hizo más claro y tras una pequeña loma, un caballero que embrazaba un gran escudo y vestía una armadura brillante como la plata, con una enorme lanza en el ristre, se colocó en el medio del campo, entre la Princesa y el Dragón.


    Bufó el Dragón y echó fuego por sus narices. La princesa sintió pena por aquel valiente caballero que, sin duda, iba a morir. El Dragón se irguió sobre sus patas y su cola desafiante. El caballero picó las espuelas a su caballo, y corrieron al encuentro de la bestia. El choque fue terrible. Ruido de lucha. Entrechocar de aceros. Gritos y bufidos y relinchos del caballo. Los habitantes de la ciudad, desde la muralla no veían más que polvo y algún destello que no sabían si era por el fuego del Dragón o por el brillar de la espada. Por fin silencio. Se fue posando la polvareda levantada y en unos instantes las voces de las gentes sonaron jubilosas, corrieron a las puertas y salieron de las murallas a felicitar al caballero que había vencido al Dragón.


    ¿Quién es? ¿Cómo se llama? ¿De dónde viene? El caballero se dirigió a la Princesa y cuando estuvo delante de ella, poniendo una rodilla en el suelo, se quitó el yelmo y se presentó diciendo: Soy Frisco de Allendelosmares, ¿Os encontráis bien?


    Era hermoso de verdad, gentil y galante. Al punto la Princesa se enamoró de él. En esas estaban cuando llegó el Rey, acompañado del Magistrado y los Oficiales. No le gustó al Rey como Clarine miraba al caballero y también sintió una punzada envidiosa en el corazón al ver el aspecto noble y la apariencia valerosa de Frisco de Allendelosmares. Los habitantes de la ciudad en ese instante cogieron en hombros al caballero y lo llevaron en volandas hasta la ciudad. ¡Gracias sean dadas a quien nos salvó del Dragón! ¡Viva nuestro campeón! Y aquello acabó de enfurecer al Rey.


    Al día siguiente, cuando el Magistrado y los Oficiales preguntaron al Rey en que fecha sería la boda, el Rey gritó:


    ¡No habrá ninguna boda! A ver: ¿Quién sabe algo del caballero? Y... ¿Si no merece a la Princesa? Pronto el Magistrado y los Oficiales estuvieron de acuerdo: no se podía dar el Reino a un desconocido. Es más podía haber estado de acuerdo con el Dragón. Podía ser un traidor. ¡Sí, seguramente era un traidor!


    ¡Habrá que encerrarlo en la cárcel!


    Menos mal que la Princesa lo había oído todo y pudo avisar a Frisco para que huyera. Al día siguiente, nadie pudo encontrar al caballero, ni dar razón de dónde podría hallarse. Pasaron las semanas y pareció olvidarse todo el mundo del episodio del Dragón. Únicamente la Princesa añoraba a Frisco, de quien seguía totalmente enamorada.


    Sin embargo, un día, cuando nadie se lo esperaba, un hombre llegó corriendo de nuevo a Viol, con un grito que sonó muy conocido:


    ¡¡El Dragón!! ¡Ha vuelto el Dragón! Con un paso lento, golpeando la cola contra el suelo, el Dragón de acercó de nuevo a la muralla y exigió: Quiero al Rey. Los Magistrados y Oficiales pronto echaron la culpa al Rey, pues si hubiese cumplido su palabra, no se verían así ahora. Lo mismo pensaron sus súbditos y entre todos lo sacaron de la fortaleza, para entregarle al Dragón. El pobre Rey Flau estaba blanco de miedo y fue incapaz de mirar hacia arriba cuando el Dragón con una voz atronadora le dijo:


    Ahora mismo te voy a comer.


    ¡No me comas! Lloriqueó el Rey, te daré lo que me pidas.


    Bien, trae a tu hija, pidió el Dragón.


    Al momento Clarine se encontraba allí.


    Voy a comerme a tu padre, dijo el Dragón.


    ¡No!, volvió a gritar Flau, con la cara llena de lágrimas y mocos.


    Pues entonces tendrás, delante de todo tu reino, que cumplir lo que prometiste y dar la mano de tu hija a quien me venció.


    Eso haré ¡Lo juro!, contestó el Rey.


    Y en ese mismo momento, abriendo la piel del Dragón salió de su interior Frisco, el caballero, que había usado como disfraz la piel del monstruo muerto.


    El pueblo rió alborozado, y el Rey no tuvo más remedio que cumplir su palabra, con lo que al día siguiente, la Princesa y el Caballero, se casaron, diciendo las crónicas que fueron buenos reyes para su pueblo y gozaron de gran felicidad.





     
    #1
    Última modificación: 26 de Septiembre de 2018
  2. Ligia Calderón Romero

    Ligia Calderón Romero Moderadora foro: Una imagen, un poema Miembro del Equipo Moderadores

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    Vaya Luis!
    Y yo que creía que ya no había de dónde engarzarle un diamante más a la literatura en este sentido y mira que maravilloso cuento nos regala tu bellida pluma.
    Qué bueno que aún queda magia en el alma del poeta quien con trazo firme y decidido saca a relucir su duende y nos muestra cómo vencer la hoja en blanco a la que tanto miedo le tengo como al dragón del reino del cuento, sin duda, Luis, los hados están a tus pies y sabes como brillar siempre.
    Encantada de llegar una vez más a tu espacio y admirar tu quehacer poético, este me lo guardo en mi alma, cariños y mi admiración siempre,

    ligiA
     
    #2
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  3. silveriddragon

    silveriddragon Poeta fiel al portal

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    Me gustó mucho como se desarrolla la historia. Hasta me imaginé el castillo atacado por el dragón XD

    También hay mucho de ingenio en el caballero, demostrar inteligencia o astucia además de fuerza y valor.

    Un gusto leer

    Saludos Cordiales
     
    #3
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  4. Luis Á. Ruiz Peradejordi

    Luis Á. Ruiz Peradejordi Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Mi querida Ligia, es un cuento para niños. Siempre me ha gustado la fantasía, el dejarme llevar por la imaginación. A mis hijas cuando eran pequeñas, les contaba cuentos todas las noches, una veces leídos y otras inventados sobre la marcha. Veo que tienes un poso de esa niña todavía en el fondo del alma que te ha hecho llegar hasta este cuento. Me alegra pensar que hayas podido disfrutar el relato. Muchas gracias por tu siempre atenta presencia. Un cordial abrazo.
     
    #4
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  5. Ligia Calderón Romero

    Ligia Calderón Romero Moderadora foro: Una imagen, un poema Miembro del Equipo Moderadores

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    Adoro los cuentos infantiles, quizá dentro aún llevo esa niña que todos llevamos y de cuando en cuando despierta para apreciar las buenas obras que nos regala la literatura, es genial leerte siempre, otro abrazo para ti y gracias, cariños,

    ligiA
     
    #5
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  6. Luis Á. Ruiz Peradejordi

    Luis Á. Ruiz Peradejordi Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Siempre es bueno recibir en un relato como éste a alguien de la familia Dragón. Espero que hayas disfrutado de la historia y que puedas sacar la consecuencia de que no siempre es bueno querer comer doncellas. No me prodigo mucho en este tipo de cuentos, pero me gustan a rabiar. Agradezco tu paso y tus palabras. Mis saludos más atentos.
     
    #6
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  7. Amarilys

    Amarilys Romántica soñadora

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    Me encantó tu cuento amigo, siempre me gustan las fantasías. Éste tiene todas las características de un cuento tradicional, felicitaciones poeta, también me ha gustado mucho la fluidez de tu escritura, para mi es fuente de aprendizaje. Gracias por compartir tu talento. Con mi amistad Amarilys
     
    #7
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  8. De chica mis papás me regalaban semanalmente una colección de libros llamados "Musicuentos".
    Eran los cuentos clásicos en formato de guión teatral, con canciones, poesías, y unas ilustraciones soñadas. Y venían con un disquito para escucharlos en las voces de actores de mi país.
    Tu prosa me llevó hacia esos días de invierno donde me quedaba soñando con historias de reinos y dragones. Eran mis favoritas, y sobre todo aquellas en las cuales se destacaba la inteligencia de los héroes.
    Hasta el día de hoy me apasiona el género fantástico y lejos de considerarlo para niños, lo atesoro.
    Tengo los libros de Tolkien, los de Lewis de Narnia y Harry Potter, y me fascinan cada día más.
    Pasé un rato agradable con tu historia, creo que siempre imaginaré tu voz que no conozco, pero es como si te hubiese escuchado.
    Hay mucho amor en las obras infantiles, y se nota en tu texto.
    Un abrazo de tarde, feliz miércoles o jueves, cuando vuelvas a ingresar.
     
    #8
    Última modificación por un moderador: 26 de Septiembre de 2018
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  9. Luis Á. Ruiz Peradejordi

    Luis Á. Ruiz Peradejordi Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Gracias a ti, Amarilys por acercarte hasta estas letras. Disfruto con los cuentos y con la imaginación. Los cuentos clásicos de héroes y princesas siempre me han gustado, así que me puse a contar uno. Es un placer saber que has pasado por mi historia y has dejado tu amable comentario. Un abrazo y toda mi amistad
     
    #9
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  10. Luis Á. Ruiz Peradejordi

    Luis Á. Ruiz Peradejordi Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Mantengo vivo el niño que guardo en mi interior. De vez en cuando sale. Es un apasionado de los elfos, de los hobbits, de los dragones, de los enanos, de las hadas, de los gnomos... Y me cuenta historias, a veces simpáticas, en ocasiones heroicas. Me las cuenta despacio, en voz baja, como para que me dé tiempo a copiarlas y ponerlas por escrito. Siempre quiere que resplandezca la verdad y la justicia y yo en mis transcripciones, procuro que así sea. Son mis pequeños tesoros y me gusta dejarlos al alcance de unos pocos, de esos que pienso que van a disfrutar de mis relatos, que van a dejar sus ojos al niño interior, para que disfrute de su lectura. Gracias por acercarte hasta estas letras y gracias por valorarlas, puedes creer que pongo mucho cariño en ellas. Feliz noche, o día. Un beso.
     
    #10
  11. luna roja

    luna roja Princesa de fuego

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    me encantó !!! con lo que me gustan los cuentos hasta me inventé otros finales ...hermoso!!!
    mi niña interior volvió a soñar ...gracias
    Saludos cordiales
     
    #11
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  12. Luis Á. Ruiz Peradejordi

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    Gracias por tanta mabilidad, por tu lectura y por este comentario apasionado. El mejor regalo que me has podido hacer es disfrutar de este cuento. Mis saludos cordiales.
     
    #12

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