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Los arravales del vagabundo

Tema en 'Prosa: Filosóficos, existencialistas y/o vitales' comenzado por David Adonay Morán Peña, 16 de Diciembre de 2018. Respuestas: 1 | Visitas: 529

  1. David Adonay Morán Peña

    David Adonay Morán Peña Poeta recién llegado

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    Me encontraba taciturno, alejado de los arrabales de la ciudad, lejos demasiado, lejos de sus maledicencias de sus homicidios, violaciones, hurtos y robos.

    No recuerdo muy bien el porqué, pero lo que si era notorio es que me había quedado sin nada, solo con el patrimonio posible, pero sin el existente.

    Dudo mucho haberlo merecido, nadie merece estar en estas condiciones, ni siquiera los violares…, bueno ellos tal vez o los políticos más todavía pero los simples mortales como yo los adoradores de deidades como cristo o de Zeus no merecemos morirnos a la intemperie; y debo cada miserable noche buscar el calor de un puto cajero automático para no morir del todo cada noche y cada noche soy engullido por la oscuridad, por el terror mismo de la inmensa soledad.

    Cada noche emigro cual ermitaño por lugares distintos, a menudo estoy rodeado de buhoneros que me ofrecen sus artilugios y prendas falsamente asfixiantes. Pero como siempre sin un dólar en mis bolsillos, desde que emigre de mi casa o que me hicieron emigrar.

    A veces tengo sueños, y predigo cosas como por ejemplo si mañana lloverá o si alguien se apiade de mis huesos y me regale cinco centavos; una noche soñando entre dormido y despierto a punto del alba recordé lo que era la calidez de una madre, en medio de la fría selva del concreto donde a veces poso mis cienes, ese recuerdo era magnifico me hacía sentir en cada de nuevo en casa aunque me es difícil recordarla; quizá recordar algún consejo en estos momentos hubiera sido perfecto pero el caso es que no se me venia ninguna a la mente.

    Al siguiente día después haber intentado el suicidio dispuesto a aguantar la vida hasta llegar a la muerte misma, surge tembloroso y brillante el recuerdo quizá de un vida pasada, tan solo recordar ese sueño me tiemblan mis flacas piernas.

    Recordé el porqué de mis escarnios, fui desterrado por la angustias que padecía en mi casa, al escuchar a diario las quejas de mi madre y saber que para mantenerme era vil mente prostituta; me asombro fue inmenso al recordar eso, creo que me parezco al Lazarillo de Tormes.

    Al fin comprendí mis desventuras, era lógico por que estaba aquí y el porqué tenia abollada la cabeza y no sé quien fue el ingrato que me lastimó en mi estado no creo que haya sido mi madre angustiosa aunque he de saber que la angustia combinada con la pobreza es el peor de los martirios que los mortales sufrimos; los hombres podemos soportar las decepciones amorosas, que nuestras novias hagan el amor con nuestros mejores amigos o que no nos vaya tan bien en la escuela pero eso sí, la angustia de la pobreza es algo in auditable que hace enloquecer hasta los más fuertes y morir a los más débiles y sinceramente en estos momentos no sé bien cual de los dos era yo...

    Languidecía cada vez en demasía, este día no encontraba oasis que satisfaga el padecer que yacía en mí, mi lengua era un poso de sal…, a eso de dos cuadras al norte encontré una fuente de agua artificial donde los perros bebían agua y esta era decorativa; pero no me contuve y sacié mis padeceres inmensos como jamás en mi vida.

    Me dormí a las cercanías de esa colonia y mis recuerdos emergieron producto de mis sueños pero las esperanzas se hundieron como las jadeítas en un rio tempestuoso. Soñé nuevamente con la vida que solía llevar antes de mi peregrinaje por las calles y avenidas de San Salvador; pero al decir verdad no era muy distinto a los horrores de las calles la única diferencia es que en mi anterior vida tenia comida a costa de mi felicidad , pero ahora no como ni soy feliz pero si libre allá donde mis pies me lleven y allá donde mi espíritu alcance a remar en las trémulos asientos de los buses que me subía sin pagarlos.

    Un día a base de fugaces recuerdos me dirigí a aquella fuente donde sacié mi sed y recordé que en esa colonia vivía…, camine largo rato por allí, las miradas entre cruzadas me decía “no eres bien venido por aquí” tal vez por mi pálido rostro y ya de plano por mi forma precaria de vestir( casi desnudo) por los embates de los tiempos que pasaba. Me dirigí hacia la cuadra numero cuatro al final del ese pasaje todo vino a mi mente esa era mi casa, mi antigua casa. Vi por la rendija de la aquella azul puerta a mi madre haciendo el amor con un extraño que parecía vagabundo al igual que yo.

    Al parecer mi madre no había abandonado el oficio más viejo del mundo y decidí desparramar mis sesos en la puerta de un auto y así lo hice.

    Y si, todo este tiempo has estado escuchando la historia de un moribundo vagabundo hijo de puta.
     
    #1
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  2. Uqbar

    Uqbar Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Me ha resultado una historia con un final extraño, quizás no tanto por el sentido metafórico, creo... como por el hecho de admirar y censurar en un mismo contexto. Bien es verdad que somos una contradicción andante.
    En cualquier caso me ha parecido cruda e interesante. Coincidente con la imagen del avatar.

    Saludos,

    Palmira
     
    #2
    Última modificación: 25 de Diciembre de 2018
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