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La revelación de José

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por AlanS, 15 de Febrero de 2019. Respuestas: 2 | Visitas: 350

  1. AlanS

    AlanS Poeta recién llegado

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    9 de Febrero de 2019
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    José manejaba a casa después de un partido de baloncesto. Miró el reloj en el coche. Eran las 9:37 de la noche. Mientras pasaban las luces de la carretera, comenzó a pesar en los acontecimientos del día. Tenía un trabajo como contador. En el trabajo, no se sentía cómodo con la forma en que su empresa estaba tratando de evitar los impuestos. Sabía que las políticas de su empresa eran estrictamente legales, pero se sentía culpable de que la empresa estaba actuando como una sanguijuela en la sociedad. Con tantas personas sin hogar rondando por la ciudad, sentía que el dinero de los impuestos se podía gastar en la construcción de refugios para aquellos que no podían pagar el aumento en los costes de los departamentos. Sin embargo, José sabía también que, si mencionaba sus dudas en el trabajo, su jefe no se arrepentiría de despedirlo. Los contadores eran muy baratos y, como los algoritmos informáticos habían estado haciendo el trabajo de muchos oficinistas, había muchos contadores desempleados entre los que su jefe podía elegir.

    Los problemas de José no habían terminado cuando él dejo su lugar de trabajo. Había cenado con una mujer con la que estaba saliendo. Habían discutido, sobre algo trivial, pero él sentía que su relación inevitablemente estaba llegando a su fin. No sentía que los beneficios de la relación pudieran compensar la fricción que existía entre ellos. Cada vez que intentaban comunicarse, entablaban una discusión sobre algo sin importancia. No sabía por qué.

    Después de la cena, José había ido a jugar al baloncesto con algunos de sus amigos en el gimnasio. Por lo general, era un partido de tres contra tres. A José le gustaba hacer ejercicios y olvidarse de sus problemas del trabajo, pero no le gustaba la naturaleza demasiada competitiva del partido ni las tonterías ni la bravuconería en que participaban algunos de sus amigos. A pesar de que le gustaba la sensación de estar en un equipo, no sabía si continuaría con estos partidos ya que no tenía un fuerte impulso competitivo como los demás.

    Mientras manejaba, José comenzó a sentir que su vida no tenía sentido. No podía encontrar ninguna satisfacción real en ninguna de sus actividades o relaciones. Las cosas que otros parecían valorar no tenían atractivo para él. Ahorrar cada centavo posible de impuestos no era algo con lo que pudiera emocionarse. Continuar con una relación que le causó estrés no era algo que quería hacer. Y compitiendo en un partido de baloncesto … se dio cuenta de que no le importaba si se gana o se pierde. Si ganara, perdería amigos, y si perdiera … no había nada bueno en perder. Cuando era más joven, había tratado de cumplir los deseos de sus padres para su vida, pero se había dado cuenta de que sus padres nunca estarían completamente satisfechos con sus esfuerzos. Sintió que no sabía qué hacer con su vida. Parecía tan vacío y sin sentido.

    José miró el reloj de nuevo. Eran las 9:55 de la noche. Redujo la velocidad y manejo a través de la puerta y dentro de su conjunto de departamentos. Después de estacionarse cerca de su departamento, salió de su automóvil y subió las escaleras hasta el departamento donde vivía solo. Aunque había vivido solo durante muchos años, esa noche sintió una punzada de soledad. Sintió que nadie lo entendía. Ni su jefe. Ni su novia. Ni sus padres. Y definitivamente ninguno de los otros jugadores de baloncesto.

    José abrió la puerta, entró en su departamento y echó el cerrojo a la puerta. Llenó una taza con agua fría, se dejó caer en el sofá y encendió la televisión. Las noticias de las diez acababan de empezar. Un presentador comenzó a contar las noticias del día:

    “El Presidente y el Congreso están nuevamente en un punto muerto. El Presidente está amenazando con vetar la última legislación porque no está de acuerdo con … “

    José cambió a uno de los otros canales nacionales.

    “Un volcán entró en erupción más temprano hoy. Varios pueblos fueron destruidos. El número de muertos es de 532 y más de 2000 siguen desaparecidos…”

    José presionó el botón de silencio. Luego cerró los ojos. Estaba a punto de quedarse dormido cuando algo hizo que su corazón se saltara un latido. Entonces comenzó a sentirse mareado. Abrió los ojos y miró la televisión. Notó las palabras “INFORME ESPECIAL” en la parte inferior de la pantalla, por lo que activó el sonido.

    La presentadora parecía completamente sorprendida, lo cual era inusual para alguien que normalmente leía las noticias cada noche con calma. La presentadora decía: “Parece… parece…” Luego comenzó a sollozar.

    La cámara cambió a otra presentadora, que estaba un poco más tranquila. “Ciudadanos… por favor, calma… algo ha sucedido… en todo el mundo, muchas personas se han caído al suelo de repente… parecen estar… muertos.”

    José se levantó y miró por la ventana. Estaba oscuro y no podía ver nada inusual, pero su corazón comenzó a acelerarse. De repente, escuchó un grito desde algún lugar dentro del conjunto de departamentos. Entonces oyó otro grito. Se sentó de nuevo y tomó un trago de agua.

    De repente, una luz brillante iluminó su campo de visión. Al principio, pensó que venía de afuera. Entonces pensó que podría estar viniendo de una explosión nuclear. Pero la luz brillante continuó, y se dio cuenta de que podía verla continuamente, tanto si sus párpados estuvieran cerrados como si abiertos. A continuación, se dio cuenta de que la luz venía de todo lo que lo rodeaba. Era como si todos los objetos en la habitación estuvieran brillando. Miró su brazo. Brillaba también, incluso más brillante que los objetos. Miró la televisión. Estaba brillando.

    Se dio cuenta de que la luz tenía inteligencia. Sintió que la luz podía leer su mente. Y comenzó a sentirse culpable y triste. Pensó en todos los errores que había cometido en su vida y en todos los sacrificios que había hecho. Pero cuando pensó en sus errores y en cómo se odiaba a sí mismo por ser tan débil, la luz simplemente envió un rayo de comprensión. Cuando José aceptó esta luz y su compasión, su culpa y odio a sí mismo simplemente desaparecieron.

    José miró de nuevo a la televisión. Inmediatamente comenzó a sentir un fuerte sentimiento por la presentadora que estaba teniendo dificultades para componerse. ¿Qué era este sentimiento? ¿Era amor? Si fue así, José nunca antes había sentido este tipo de amor desinteresado.

    Oyó otro grito desde afuera de la ventana. Inmediatamente, José envió el amor que estaba en su corazón por la ventana y hacia quienquiera que estaba gritando. Los gritos se calmaron.

    José se centró de nuevo en la televisión. La presentadora decía: “Gente, por favor, no se preocupen. El presidente ha emitido un estado de emergencia. Por favor, quédense dentro. Si manejan, deténganse lo antes posible y busquen refugio.”

    Afuera, José escuchó varios disparos y el rompimiento de vidrio. Entonces oyó las sirenas. Luego más disparos y más vidrios rotos. Pero José no tenía miedo. Todavía podía ver la luz que fluía a través de la habitación y a través de su cuerpo. Sentía una paz que nunca había conocido. Sentía compasión por los muertos, por quienquiera que hubiera muerto, y sentía compasión por los vivos, que estaban aterrorizados y no sabían qué hacer.

    Entró en su dormitorio y se acostó en su cama. Por primera vez en muchos años, oró. Oró para que se le mostrara qué hacer. Oró por consejo. Oró por los vivos y por los muertos. Oró para que ellos supieran la paz y el amor que él estaba sintiendo.

    José sentía que el caos fuera de su departamento estaba tratando de entrar en su departamento y su corazón, pero que no podía entrar. La paz que sentía estaba más allá de la comprensión y más allá de la destrucción. No sabía por qué sentía esta paz cuando todo el mundo parecía desmoronarse. No sabía por qué sentía amor cuando todos los demás parecían estar aterrorizados. Se preguntó si había otros como él. Solo sabía que tenía que confiar en que la luz lo guiaría en cada paso del camino.

    Sentía un anhelo de compartir su amor con los demás, que parecían necesitarlo tanto, pero que aún no podían recibirlo. Aunque las personas aterrorizadas fuera de su departamento aún no estaban listas para recibir y dar compasión, José comprendió que era solo cuestión de tiempo que se dieran cuenta de la luz y se volvieran pacíficos como él. No sabía exactamente lo que estaba sucediendo a sí mismo o al mundo, pero de alguna manera sabía que esta conciencia pacífica lo acompañaría a todas partes, ya sea que viviera o muriera.
     
    #1
    A Manolo Martínez y ENRIQUE DEL TORO les gusta esto.
  2. Manolo Martínez

    Manolo Martínez Poeta fiel al portal

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    Te leí atentamente, Alan; presentaste un relato excelente e impecable, mi estimado amigo. Felicito tu capacidad para la prosa. He disfrutado de un buen momento de lectura.

    Con respecto a la temática, una revelación que nos permite cambiar radicalmente el sentido de nuestra vida y el modo de encararla.

    Te envío un gran abrazo.
     
    #2
    A AlanS le gusta esto.
  3. AlanS

    AlanS Poeta recién llegado

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    Gracias por tus palabras amables. Unos amigos me ayudaron a corregir este relato.
     
    #3
    Última modificación: 17 de Febrero de 2019
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