La muerte espera por ahí

Antecedentes del poema.

Corrían los años finales de la década de los 60, y un grupo de jóvenes cubanos nos solíamos reunír en la casa de Pancho, caricaturista de la época, esperando por la llegada del compositor y cantante Silvio Rodríguez.
Una de esas noches apareció Silvio, con otro estreno, y sentado en el piso, guitarra en mano, rodeado de admiradores, me miró y dijo más o menos las siguientes palabras:

Frank, poeta de la muerte, esta canción es para tí.

Y canto por primera vez la hoy conocida canción que da título a este poema.

LA MUERTE ESPERA POR AHÍ.
A Silvio Rodríguez, una vez más.

Poco a poco y día tras día,
al caer la tarde,
la vieja casa de Pancho iba tomando vida.
Una tras otra,
personas que apenas se conocían
subían las viejas escaleras
para escuchar tu canto.

¿Recuerdas Silvio,
aquellos nocturnos días,
donde tantas nuevas canciones tuyas,
se escucharon por primera vez?

Posiblemente pocos recuerdan hoy
que los insectos también merecen sus funerales.
y nadie recuerde, ni acaso tú,
que la muerte, esa que todos temen por las noches,
y que nos persigue cuánticamente desde nuestro primer día,
esa muerte, espera por ahí.

¿Y los ángeles…?
¿Quién imaginó entonces que vivíamos rodeados de ángeles?
Es cierto que a veces fracasan, pero…
¡estábamos rodeados de ángeles! ¡quién lo diría!
y de eso nos enteramos, por lo menos,
veinte años después.

Sí, porque en casa de Pancho lo que sobraban eran cojines,
y pinturas de Toscano, aunque no habían muebles .
¡Pero había ángeles revoloteando!, y no lo sabíamos…

Sí, y esos ángeles cuidaban de tu música, y de la de Vicente,
y de la de Noel, incluso la de José Ramón, que ya nadie recuerda,
aunque alguna vez pasó por allí, y cantó su Balada del Soldado:

“Escucha bien Mamá,
no quiero que llores por mí.
si no te veo más,
no has de sentirte orgullosa de mí”;

O aquella que decía:

“No quiero pena ni pena,
no quiero llanto ni llanto,
que no se rompe la roca,
con la oración de tu santo”

En fin,
¿recuerdas amigo,
aquellos nocturnos días en casa de Pancho...?
Improvisada sala de conciertos donde cada noche
una nueva Era paría corazones
y Créeme se estaba gestando, aunque Vicente Feliú no lo supiera.

Han pasado cincuenta años,
han pasado nuestras vidas,
y nadie recuerde, ni acaso tú,
que la muerte, esa que todos temen por las noches,
y que nos persigue cuánticamente desde nuestro primer día,
esa muerte, espera por ahí..

Frank Calle (12 / mar / 2018)

 

Muy reposado, el poema.
Como quien apura a sorbos, una infusión de yerba mate argentina.
Es difícil prosperar, y hacerlo en silencio, sin grandes aspavientos.
Porque nos encanta presumir, por cada nuevo logro.
Y al pavonearnos, perdemos lustre.
En efecto, los ángeles ayudan al compositor musical, y lo hacen por dentro de su mente.
O sea que la mente humana puede brillar, en contacto con entidades supra-físicas.
Que no se mueven como nosotros, en la materia. Sino en la parte del firmamento, más luminosa e inmortal.
La Muerte nos está buscando, pero apoyados en los ángeles, nos convertimos en alquimistas.
Alquimistas que procuran la regeneración de los lugares del mundo, que están arruinándose.
La regeneración de la sociedad, también.
Admiro este destello de luz cubana, que me trae recuerdos de José-Raúl Capablanca, y Antonio Machín.

 

Puedo decir que me siento honrado con su comentario. Es de estilo decir inmerecido, pero esa apreciación correspondería a otros, si fuera el caso.
Decidí subir el poema, porque consideré conveniente que al menos uno de los poemas que he dedicado a Silvio, se conociera. En el caso de la alusión a los Angeles, se refiere concretamente a la canción de Silvio "Cita con ángeles" que su versión de video clic ha dado la vuelta al mundo.

Su refgerencia a Capablanca da en la diana, en lo personal, pero es algo que se sale del tema y debo tratar en un mensaje privado, para hacerlo con todo el respeto que merece y con más detalles.

No obstante le comento que, en dualidad con mi profesión de profesor universitario, he llevado en paralelo la poesía y el ajedrez, aunque en este caso no como jugador, sino como funcionario, redactor, historiador e investigador de la teoría del juego, lo cual incluye a la propia figura de Capablanca. Acaba de salir al mercado la nueva versión de la conocida obra, "Capablanca, leyenda y realidad", de ese laureado autor y especialista del tema, Miguel Angel Sánchez, de quien me honro en ser amigo desde los años 60, cuando ambos éramos redactores de la revista cubana "Jaque Mate".

En 1997, como representante de Cuba al Congreso de la ICCF (International Correspondence Chess Federation) de Buenos Aires, pude cumplir dos viejos sueños: visitar el famoso Club Argentino de Ajedrez, donde pude conocer personalmente a viejos amigos de más de 30 años; y visitar la Chacarita, para honrar en presencia a la inmensa figura de Carlos Gardel. Allí me tomé una foto, que conservo con mucho celo, y que si lo desea con mucho gusto le podré enviar.

Un abrazo,

Frank

 

Frank, ¡ Enhorabuena !
Mantienes el tipo, en estos tiempos que corren.
Qué alegría da mirarte.
Aunque sólo sea a través de tu texto escrito.
Las palabras velan. Tapan o esconden, una intención y un sentimiento.


Eso me pasó con el rey Salomón, y su Eclesiastés.
Y también, con muchos otros autores.
Hacer amigos de otras épocas, es algo inaudito. Casi imposible.
Pero como dijo Freddie Mercury, de Queen: Friends Will be Friends.


Los amigos serán amigos.


Admiro a los buenos ajedrecistas, y me consta que su reino no es de este mundo.
Les pasa como al Mesías, que hacía milagros.
El milagro de una partida bien ganada, es la elegancia.
¡ Dichosos los ojos ! ¿ Verdad ?
Comprobar que hay vida inteligente, después de tantos esfuerzos, hincando los codos, como estudiantes.


¡ Y no se volvieron locos, sino que prosiguieron, abundando en su misteriosa Magia !


¿ Cómo lo han coseguido ?
Héroes, al estilo de Charlie Chaplin.
Gitano, judío e inglés, al mismo tiempo.
Al filo de lo imposible...
Y su infancia, muy pobre.

 

M e acabas de recordar a mi abuelo y no es por tu edad, sino por como contaba alguna historia de su vida de su largo camino, lo recuerdo cuando tan chiquilla en los apagones de verano se ponía en medio de tantos nietos a narrar sus vivencias, no terminó nunca de contar todo lo caminado...un abrazo

 

Me alegra mucho eso que dices de tu abuelo. Es un don que nunca he tenido, pues soy más dado a la escritura.
Si de una cosa siempre me he lamentado, es no haber conocido a ninguno de mis 4 abuelos, pues cuando nací ya todos eran fallecidos. Es una herida que sigue abierta en mi vida, y dentro de lo posible trato de curarla con el cariño que intento dar a mis nietos. Tengo un varón de 24, muy talentoso, dedicado a la Informática; y una niña de 17, que en estos días se prepara para entrar a la universidad, a estudiar "Arte de la restauración"

Gracias por motivar estas reflexiones.

Un abrazo,

Frank
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