Zozobra

Zozobra.


Hay un canto azul en esta tarde,
vuelan por el aire las aves en
busca de sus nidos. Yo, aquí
perdido y confundido en la
vorágine del pensamiento.

Es un tormento empedernido que
cala los huesos, estoy preso de
la zozobra de los hechos que
ocurren al mi alrededor y no hay
medio para superarlo.

Cuanta tristeza me invade, dolor
y dilema no se vislumbra una
solución, ni una lacónica expresión
encuentro para dar alivio al corazón.

Llanto, Hades, como siempre, sombrío
y terrible, reina en el inframundo, donde
están llegando los idos de este mundo,
obligados a viajar por el Aqueronte, no
por su libre albedrío.

Sobre el río navegan, después que
fueron despedidos de la tarde con un
canto azul y blanco de las nubes del
cielo. No se asomaba tormenta.

Luego se convirtió en un gran penacho
gris y oscuro que dio inicio a la densa, relampagueante y tumultuosa
tormenta que se precipitó sobre el
triángulo del centro del continente.

Dr. Augusto Morales Velásquez.

 

Te gusta lamentar.
O bien, no lo puedes evitar.
Porque te concierne el sufrimiento ajeno.
Dado que reconoces que otros amigos, pueden sufrir incluso más que tú.
Lo cuál te aparta de la candidatura a ocupar el trono, como centro del Universo.
Y así, garantiza tu humildad. Pues ser humildes es apocarnos, voluntariamente.
Según Francisco de Quevedo y Villegas.
Mientras que ser humillados, consiste en que nos apocan otros, sin habérselo pedido.
Por ello, si alguna vez te humillan ( como el Barça, que derrotó al Madrid, por 5 goles a 1, hace varios años ), entenderás que el Amor es una entrega, mas no a ciegas. Esa entrega exige cálculo. De ahí, pasamos al Ajedrez. Un juego en el cuál, también podemos ser humillados.

 

Cuando una patria se baña con la sangre de sus hijos es muy lamentable. Llora el corazón por la ignominia y el dolor ajeno.

 

Pues sí, Goliat, me reafirmo: Eres un hombre cabal.
Porque te percatas de la situación.
Te has quedado con el cante.
Que no eres el único que a veces, sufre.
Sino que el sufrimiento puede aumentar, en algunas familias, y en algunas tribus y países del mundo.


Tanto es así, que si tú supieras lo que es correr por la ribera de un río, vestido con chándal y zapatillas de deporte, reconocerías que ese rincón del mundo, en el que la Madre Naturaleza aún es respetada, también es visitado por muchos otros, sanos, fuertes, lindos, inteligentes y raudos, como tú. O incluso más fuertes que tú. Te darías cuenta de que la alegría es considerable, pero se reparte en muchos compañeros de camino. Para no acumularse en pocas manos. La alegría no es dinero, sino que es salud, y la superación personal.

 

Muchas gracias.