Mi ventana.

Izad esa bandera color miedo,
danzad el himno aquel que sabe a llanto,
rezad salvajemente el viejo credo
antiguo; dormiremos mientras tanto.

Que los perdone el tiempo, yo no puedo.
Sí quiero resistir el desencanto
de ver a mis paisanos, en el ruedo
de la vida, cerrando a cal y canto

la puerta del progreso, del mañana.
Voy a abrirle a mi vida una ventana
que dé a las flores rojas, al ruído

del obrero, del niño y su latido,
de la mujer valiente y ciudadana...
Yo le abriré a mi vida una ventana.

 

Qué buen contenido el de este soneto.

Vaya encabalgamientos más extraños en tu poesía, Carlos. no recuerdo haberlos leído en tus textos tan abruptos.
En general has puesto al servicio del discurso la métrica y el continente del soneto. Bien hecho.

Sobre ruído, yo preferiría ruido o si quieres marcar las tres sílabas ruïdo.

Un abrazo, Carlos.
Sergio.

 

Hermoso escribe. Felicidades. Un cielo de estrellas para sus versos. Saludos.

 

Mucho me temo, compañero, que por mucho que abramos la ventana, poco interés hay en "orear". Tu vas a abrirla, yo la tengo abierta hace mucho, y lo único que he conseguido, es que entren moscas, pero ahí estoy.
...Tu soneto...pa enmarcar.

Un abrazo.

 

Un poema muy bonito. Saludos
Azalea.