Mujer sin nombre

Imaginé su origen de mito. Próxima al cisne blanco,
al jardín de las manzanas de oro, al río de las ninfas,
al hogar infausto de Andrómeda. Hay mujeres
que vencen al tiempo, que habitan como diosas
el más perdido lupanar, que al gemir convocan a la luz
como si la luz fuera deseo. Ella no tiene nombre
o en ella todos los nombres son uno- Hipólita, Fedra, Perséfone-,
carne que asoma - la curva de sus nalgas entre las nubes de la vida-
palpitante y firme. Me habla sin hablar, en la mirada el don del arpegio,
en los hombros el carnaval que invita a la lujuria.
Hay una dudosa perfección en su cuerpo, una estatura
sin espacio que huele a jazmín y hierbabuena.
Su perfil es de ola o de flauta virgen. Su hoy
la verdad de unos pechos que buscan el arrullo
de un manantial, la candidez que solo la inocencia
entrega como un labio dulce entrega su sed a la noche.

 

Apasionada y sensual la inspiración que despliegan tus versos querido amigo...
Siempre grato leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

 

Gracias, Nancy, por leer y comentar. Un abrazo.

 

La mujer como sublime inspiración, me parece siempre curioso
entender la percepción que tienen ustedes, hombres del universo,
de nosotras las mujeres, y hasta ahora nunca me he sentido defraudada,
en cuanto a la poesía se refiere. Me encantó leerte poeta. Recibe un beso
cariñoso que se apriete en tus mejillas.

 

Gracias por comentar. Me alegra que te haya gustado este poema. Un abrazo.

 

La figura enaltecida de la mujer convierte a esta obra en especial.
Admirable como siempre.
Un abrazo.

 

Gracias,Anamer, por dejar tu comentario. Un beso, amiga.

 

Hermoso poema, resplandece una sensualidad y belleza que alegra. Es de nuy grata lectura,
Saludos