La mano de papá

Cuando habitaba en la oscuridad,
cuando me rodeaba un frió glacial.
Cuando solo esperaba
el ya no esperar.
Cuando anhelaba cerrar
mis ojos para siempre y
que el silencio fuera el único
señor que reine.
En el preciso momento que
duele tanto respirar y
descubres que nada llena
ese gran vació.
Sientes la tibieza de un recuerdo,
y revives aquel momento en que
una mano grande y fuerte
asió la tuya pequeña.
En ese momento descubres
que estabas equivocada,
nunca estarás sola.
Ese gesto que un día te hizo
sentir segura de que no caerás,
para siempre en tu corazón
y alma guardaras.

 

Un gusto pasar por sus letras


saludos

 

Se siente en los buenos momentos pero es en los malos donde realmente se agradece. saludos cordiales, MASTER.

 

Si, es cuando mas los necesitamos. Los buenos recuerdos nos levanta y acompaña, nos da seguridad y fortaleza para afrontar adversidades.
Gracias por leer mis palabras. Saludos.

 

Y queda para siempre ese recuerdo.
Me ha conmivifo leerte. Saludos cordiales.

 

Muchas gracias por leer este poema detenidamente y obsequiarme un comentario tan bonito. Disculpa mi tardanza en dar respuesta, recién lo encuentro.
Un gran abrazo.

 

Muchas gracias Luciana por la lectura y dejarme saber que te agrada el poema. Un abrazo.