Soñador olvidadizo.

Voy de soñador olvidadizo,
de poeta y artista nato
creído y soberbio gato
inspirado cual esquizo.

Observo y escucho a mentecatos,
amo e idolatro al vicio
pues me mantiene el quicio
en el bucle de conciencia falto.

Sufro en fiestas y desfiles,
caigo ante el amor inocente
alzando ilusiones infantiles.

"Otro más que se cree diferente,
vagos y gilipollas hay miles".
Comenta Baudelaire con Lorca
mientras me rocían con su sílex.

 

Entonces, te has dado a conocer, y aún no has encontrado esposa formal...
Qué extraño, amigo, con todo tu proverbial acervo cultural deslumbrante.
Es maravilloso poder contemplar todas tus aventuras, que forman parte de la enciclopedia.
Sí, tú sales en el episodio 211.889, apartado B ).
Y dice así:


211.889, B ) << Y entonces, de la zarza-mora, surgirá el nuevo Elyón; el nuevo Jehová; el nuevo Adonái. El nuevo Ariel Ultra. Un detergente que lava la ropa, y la deja limpia, de verdad. Limpia, como para ir al parque, con los niños. >>





Es una profecía semejante a esta otra:


<< Franco, Franco, que tiene el culo blanco porque su mujer lo lava con Ariel. >>


Que parece ser el comienzo del himno patrio español.

 

Jajajajaj muchas gracias peculiar amigo! Me sorprende tener un lector en esta web, pues ni me hago ver, ni uso tags, ni nada de eso) eres el único! Realmente solo la utilizo como archivo online para mis poemas, tengo 17 años y aquí subo algunos seleccionados para mi poemario de juventud. Muchas gracias por tus comentarios, que aunque a veces no responda, siempre los leo. He estado pasandome por tus poemas y tienes una voz muy marcada: impulsiva, sentida y libre, rara vez te agarras a viejas estructuras o rimas. Yo también dejo en segundo plano métrica y rima (no tomo en cuenta la mayoría de las veces ninguna estructura, pero tampoco me olvido del ritmo o de la musicalidad), lo más importante es lo que dice o hace sentir el poema. Un saludo poeta!

 

Adoro la inteligencia, y también, la humildad.
Ser consciente de las consecuencias de mis actos hostiles.
Porque el odio acarrea accidentes domésticos.
Y me interesan las buenas vibraciones.


No quiero estar sangrando por la cabeza, por un golpe que me he dado yo mismo, contra una esquina de una ventana abatible.


Aún lo recuerdo.