El Camino de Santiago en bici (A Lesmo) Soneto

El camino de Santiago en bici


Siempre en la mente la lejana meta
convertido en ferviente peregrino,
gozaba la experiencia del camino
montado bien temprano en bicicleta.

Iba arrojado como una saeta
con ansias de llegar a mi destino;
compartía mi queso, pan y vino,
y la mochila de amistad repleta.

Divisar tu alta torre, gran anhelo,
que me llenaba todo de inquietud
haciéndome volar a ras del suelo.

Y el alma henchida, al fin, de gratitud:
al gozar en la tierra el mismo cielo
viendo Santiago en toda plenitud.
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Mi querido Miguel: Que me hayas hecho el honor de dedicarme este magnífico soneto de peregrino, a mí sevillano criado en Granada, que ama a la Galicia donde vive y sueña, me causa un sentimiento tal que es difícil de expresar con palabras. También, como tú, soy peregrino tanto en los caminos gallegos adornados con los amarillos toxos, los líquenes en las piedras y en los troncos vetustos de los árboles, las minúsculas praderas de musgo, y también soy peregrino en mi interior. Quizás por eso este soneto me es desde ya admirado; lo tomo también como una profunda enseñanza. A ver si soy capaz de peregrinar con tales cotas en las miras. Agradecerte lo que dices envuelto en el delicado celofán de estos catorce versos, tal vez sea poco. Lo guardaré entre las cosas de más valor en mi alma.
Recibe mi abrazo desde la emoción con todos mis afectos, querido amigo.
Salva.

 

Excelente, Miguel. Un placer leerte.
Un abrazo.

 

Muchas gracias estimado Salvador por tan hermosas palabras que me dedicas y que me llenan el alma, mi intención solo ha sido hacerte un pequeño homenaje y me alegra enormemente que haya sido de tu agrado. Te mando un fuerte abrazo con todo mi afecto.
Miguel.

 

Muchas gracias Ángel por tu comentario que te agradezco de todo corazón. Un fuerte abrazo, amigo poeta.
Miguel.