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Cam. 556: Madrid (en redacción)

Tema en 'Relatos extensos (novelas...)' comenzado por Dan Splash, 9 de Abril de 2019. Respuestas: 6 | Visitas: 966

  1. Dan Splash

    Dan Splash Poeta recién llegado

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    Prólogo

    Creo no ser la mejor persona para contar su relato, es más, considero que ninguno de ustedes debería disfrutar, o satisfacer sus necesidades, de ninguna manera posible con lo que le aconteció, pero, por otro lado, considero que, si lo cuento, de forma que cada uno pueda sacar las conclusiones que él no pudo sacar, y lo aplican a sus vivencias personales, sean capaces de comprender su desdicha, y tal vez, aprovecharla en la suya propia.

    Quiero que se comprenda de antemano, que todo lo que se plantee aquí, será lo que Stephan me transmitió con pelos y señales, bajo ningún concepto entren en el juego de qué es qué, y mucho menos en juzgar sin saber de dónde viene todo.

    Mi identidad no será desvelada, por diversos motivos me veo llevada a tratar estos escritos tal y como fue, por lo que si utilizan su ingenio descubrirán quién soy y el porqué de todo.

    Para establecernos, comentaré algunos detalles del individuo, así como de sus hábitos comunes y de aquellas cosas importantes de valor que no se relaten más adelante.

    Nuestro protagonista se llama Stephan, un hombre adulto de unos 33 años, sin familia aparente, ni amigos cercanos. Vive en las afueras de Núremberg, Alemania. Trabaja como guarda de seguridad en uno de los centros comerciales más importantes de la región. No era la vida perfecta, pero era su vida.

    Capítulo 1

    Todo comenzó con un sueño. Un sueño en el que aparecía él, pero se veía a sí mismo. Todo estaba oscuro y nada había alrededor, tan solo iluminaba una luz tenue que salía de la linterna de Stephan. Desde la perspectiva de la mirada de un animal como un perro de alto le vemos, está haciendo su ronda como cada noche, nada nuevo. Pero algo va mal, y él lo siente. Comienza a girar su linterna de un lado a otro, apuntando a todas partes para intentar dar un sentido a su miedo. Nuestra vista comienza a dar saltos, primero estamos al lado suya, luego detrás, luego delante.

    - No le pierdas de vista, apunta sus movimientos. –

    Oímos una voz que retumba a lo lejos, pero no hay nadie.

    - ¿Qué quieres de nosotros? – Una voz de mujer sollozando se oye más cerca, retumbando en el lugar.

    - Entiendo… ¿Y qué sentiste? – Una voz intenta apaciguar la situación.

    De Stephan empieza a salir un sonido que no se distingue. Comienza a moverse y a seguir un patrón buscando esas voces, girando sobre sí mismo, apuntando a la nada. Nosotros, que seguimos bajo una visión acechante sobre él, no paramos de dar vueltas alrededor, pero no consigue apuntarnos.

    - Jeje… Hice lo que tenía que hacer, nada más. –

    El sonido que antes era indescriptible comienza a ser un llanto de niño, de una niña, más concretamente.

    Comenzamos a movernos hacía él.

    - Te quiero cariño –

    - Pero ma –

    Tras las últimas voces, nos tiramos al cuello de Stephan, pero justo en ese momento suena un disparo, que nos echa para atrás. Ambos nos quedamos fijamente mirándonos. Nos apunta con la linterna, y ésta nos permite ver el rostro de Stephan por completo. De su cara se transparentan varias más. El sueño termina.

    Stephan se despierta sobresaltado a raíz del sueño, sobre una mesa donde hay un montón de papeles esparcidos. Al lado suyo, otra mesa, con un montón de pantallas que muestran las cámaras de seguridad del recinto, dónde está su compañero trabajando.

    Éste al verle despertarse de golpe se gira, y se le queda mirando con cara de preocupación. Se levanta lentamente para acercarse a él, aunque mostrando alguna molestia. Stephan está recogiendo los papeles que había por la mesa, intentando demostrar que no ha pasado nada, y que no hay de qué preocuparse.

    Su compañero apoya la mano en su hombro, Stephan se asusta levemente.

    - Deberías coger vacaciones –

    Stephan se levanta a por un café, mientras no para de frotarse los ojos, la máquina no está lejos, una habitación muy pequeña, para dos personas y multitud de cables de por medio.

    - Hace tiempo que no descansas. Por mucho que sea tú trabajo, deberías de mirar por ti, de vez en cuando. –

    - No lo necesito – Contesta Stephan sirviéndose el café, sin mucho ánimo, ni ganas de hablar. Se gira y se apoya en la mesa mientras bebe, haciendo un gesto de cansancio, y resoplando antes de beber.

    Su compañero le mira contrariado.

    - ¿Y qué hago en casa Luca? No tengo nada ni… -

    - Pues te vas de fiesta y conoces a alguien o yo que sé… vete de putas, a nuestros jefes parece que les va bien así. – Luca le contesta. Se gira levantando una mano por encima de su hombro y se pone a observar las cámaras.

    - Paso de contestarte. –

    - Haz lo que te salga de la polla, pero si quieres, yo te cubro. – Luca se apoya en la mesa con las dos manos.

    Stephan se acerca a Luca con el café aún en la mano, con una mano en el bolsillo, empieza a observar las cámaras al lado de su compañero.

    - Siempre quise viajar por el mundo. –

    - Haberte hecho azafata, monada. – Luca mira a Stephan sorprendido, pero al instante cambia su cara a compresión.

    Stephan se gira mirándole de reojo, se muerde el labio y levanta un poco la cabeza.

    Pone la mano en el hombro de su compañero, haciendo un gesto con la cabeza de arriba abajo, despidiéndose de él y se marcha hacia la puerta.

    - ¡Mañana no te quiero ver aquí! –

    - Mañana lo mismo estoy muerto – Stephan le responde de forma sarcástica, pero en el fondo lo cree.

    Stephan se marcha dejando el vaso en la mesa, y recogiendo sus cosas.

    - Por lo menos podrías viajar a todos lados jajajaj – Se oye a Luca decir.

    La casa de Stephan no es nada del otro mundo, es sencilla, no se podría describir de otra forma. Pocos muebles, nada de fotos, solo algún que otro cuadro sin demasiado interés. Un par de sillas para comer, un escritorio con un ordenador, un sofá y algún mueble antiguo.

    La idea de irse de vacaciones se le ha metido en la cabeza. No se puede decir que no le ponga ganas, está delante de la pantalla del ordenador, buscando sitios a los que ir de la forma más barata posible, y sin dejar su trabajo desocupado.

    - Nah… no me lo puedo permitir. –

    Su voz suena a resignación, pero en el fondo es lo que prefiere.

    - ¿Qué mierda es esta? –

    Al seguir investigando acaba encontrando una página un tanto extraña. En la pantalla, multitud de grabaciones a tiempo real. Un sitio donde se captan las imágenes de las cámaras de seguridad repartidas por el mundo, y se retransmiten a tiempo real.

    Incluso existen apartados, para elegir la localización de las cámaras que quieres ver. En uno de esos apartados, se encuentra la ciudad Stephan.

    - Espera… -

    Al decir eso, comienza a buscar rápidamente el sitio donde trabaja, ya que conoce esas cámaras a la perfección. Y salen.

    - Faltan, pero… -

    Seguidamente, empieza a buscar sitios importantes de su ciudad.

    - Joder… ¡Qué bueno! Ósea que es verdad eso de que nos vigilan continuamente… Aunque bueno, ese es mi trabajo. –

    Se queda pensando en silencio, sin moverse un pelo, y entonces, empieza a buscar una dirección.

    - No sé qué esperaba. – No aparecen resultados.

    Se acerca a la ventana pensando en las posibilidades que le da el haber descubierto esto, aunque en su rostro, se puede apreciar la contradicción que siente, no puede evitar pensar que puede serle beneficioso.

     
    #1
  2. Dan Splash

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    Capítulo 2
    Llegados a este punto, Stephan me comentó, que tenía ciertas dificultades para recordar por lo que había pasado. Esto, fue aumentando cada vez más, y su coletilla empezó a ser "creo". No me mal interpreten, no quiero ser arrogante, y mucho menos tratar las palabras de Stephan con incredulidad, él acudió a mí, para que yo le ayudase, pero debo ser coherente con mi discurso, y relatar exactamente lo que dijo, y, por otra parte, apuntar lo que yo más noté de su forma de hablar, o expresiones sobre lo que sentía.


    Por lo que, respecto al anterior capítulo, él comentaba la situación, en un principio, como si fuese un sueño, como aquel que cuenta lo que vio sin apenas importancia, pero según iba narrando, su cara empezaba a dibujar una sonrisa, e incluso mostrar emociones que según dijo, nunca antes había sentido. Dejando de lado sus emociones, también, dejo claro que él en ningún momento pensó en hacer nada malo con esas cámaras, ni si quisiera se le pasó por la cabeza hasta que yo se lo deje caer, cosa que interfiere bastante en el análisis, que se podría esperar de este sujeto, más no explicare nada que no sea íntegramente informativo con respecto a dicha historia o a lo que Stephan se refiere.


    Continuemos :

    La vida de Stephan continuaba como siempre, apenas llamativa o encantadora en ningún aspecto. La pantalla del ordenador permanecía encendida en su salón desde aquel día, intacta, en la misma página que encontró aquel día, recargándose una y otra vez, completando secuencias de distintas cámaras.
    Cada día se quedaba mirando fijamente sin saber realmente qué hacer, quería investigar más, ver lo que la página le podía ofrecer, pero sus impulsos de rutina rompían con lo que él deseaba. En ningún momento tocó absolutamente nada que rodease al ordenador, más un día, al despertar, como por un impulso y seguido por estado de sueño en el que continuaba, se sentó a tomar un café delante de este.
    Cuando se dio cuenta estaba embobado mirando uno de los vídeos. Llamaba su atención de alguna forma, pero él entendía que era mera casualidad, que nunca se fijó en esta cámara por algo, simplemente dejó que sus ojos eligieran.

    Se veía una familia desayunando, un padre, una madre, y una niña pequeña. Cuando se terminó el café, como si desayunando con ellos estuviese, se levantó para dejar la taza en la cocina y volvió a sentarse.
    La familia estaba marchándose de casa en ese mismo momento, ya habían desayunado, y preparado todas las cosas para el día que se les esperaba.
    En este punto, Stephan comentó, que sintió un gran alivio, porque la familia se fuese de casa, no entiende el por qué, pero dice que le sorprendió ver como todos salían a la vez y sus caras reflejaban felicidad. Realmente, no lo sintió, sino que, eso es lo que cree que pensó, porque giro su cabeza en el instante que salían por la puerta dejando su boca tan relajada que empezaba abrirse.
    Todo este estado de relajación se terminó, en el momento en que se dio cuenta, que se habían dejado la sarten con aceite encima del fuego encendido. Con el tiempo que llevaba ya allí, al poco tiempo de marcharse comenzó a salir humo y rápidamente a salir llamas.

    Stephan no se lo pensó dos veces, comprobó de donde era el vídeo, la dirección, y llamó lo antes posible a los bomberos.

    - Eeh… perdón, es que estaba pasando por la calle “Lehargasse” y de una de las casas a empezado a salir mucho humo, he llamado a la puerta, pero parece no haber nadie.

    - ¿Me puede decir la dirección exacta?

    - Sí, claro, pero no me puedo quedar.

    - No se preocupe nosotros nos encargamos, muchas gracias.

    Stephan se quedó mirando como los bomberos llegaban y apagaban las llamas que se estaban extendiendo por la cocina. Sentía mucho miedo, por si descubrían quien era, y cómo se había enterado de aquello, pero se sentía realizado con tal hazaña, al ver que había salvado a una familia de perder su casa.

    Esto para Stephan supuso un antes y un después, llamó a su trabajo y decidió cogerse esas vacaciones que Luca le había sugerido.


     
    #2
  3. Dan Splash

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    Capítulo 3
    - Vale, muchas gracias, pues nos vemos el mes que viene. Venga, un abrazo. –

    Stephan comenzó su nueva aventura. Ya con todo el tiempo del mundo en sus manos, decide encargar un par de pantallas más, para poder monitorizar absolutamente todo lo que le sea oportuno. Tenía la idea de que todo iba a salir genial, que conseguiría una nueva vida a raíz de esto, se entusiasmó tanto que no paraba de pensar únicamente en lo que podría hacer con las cámaras.

    Con el estudio ya montado en su propio salón, decidió empezar por los países o ciudades más cercanas. Convenciéndose a sí mismo, de que, debía ser un héroe, empezó a realizar toda clase de ayudas a aquellos a los que observaba día tras día.

    Algunos de los ejemplos son “difíciles” de explicar, pero comentaré alguno que otro por encima:

    En una de las cámaras aparece un coche en medio de la carretera, por fortuna, de noche. El coche empieza a saltarse los semáforos, y a pesar de que el conductor intenta frenar, al ser cuesta abajo la carretera, no lo consigue. Stephan, le sigue el paso con diferentes cámaras, extrañado, ya que, aunque apenas puede diferenciar la cara del conductor, cree, que está asustado. Decide llamar a la policía, a la cual, le explica la situación. ¿Qué sucedió después? No lo dijo, pero supongo que no les dio tiempo.

    En otra ocasión, observó como un ladrón intentaba entrar a una relojería. El ladrón que parecía no tener mucha experiencia tardó lo suficiente como para que la policía llegase a detenerlo.

    Y una que más me sorprendió, fue que, Stephan estuvo observando a una niña pequeña, la cual según comentó, no tendría más de 12 años. En sus continuas observaciones, se dio cuenta, de que la niña sufría bullying, por parte de sus compañeros de clase, y no tenía una buena situación familiar. Por lo que, Stephan, decidido a ayudarla, le mandó un paquete, como si de un admirador secreto se tratase, con juguetes y una carta animándola.

    El salón de Stephan se había convertido en algo único de películas, un lugar donde guardaba multitud de pantallas que redirigían las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad de multitud de lugares.

    En esas vacaciones comenzó a realizar lo que llamaba su sueño. Se rodeó de las pantallas y vivió como si estuviese en esos lugares, con multitud de playas, sitios importantes, lugares de interés...

    Según sus propias palabras, fueron las mejores vacaciones de vida.

    Cada par de días cambiaba de localización, tenía apuntado en una libreta todos los sitios en los que había “estado”, y los que le faltaba por ver, con un planning bastante meticuloso.

    - Esa semana tocaba Madrid, no me entusiasmaba demasiado, ya que apenas sé nada del lugar, no conozco muchos lugares de interés, no sé, no tenía playa… No era algo que me llamase la atención, la verdad, pero, al tratarse de una capital, quise investigar un poco, (empezó a hablar cada vez más lento, pensando lo que tenía que decir) y al – no conocer – supongo que – investigué – demasiada información sin apenas verdad – y no terminó bien – creo, no, esa ciudad tuvo que ver con todo esto. –

    Como de costumbre, comenzó a apuntar todas las cámaras por las que pasaba, marcando cuales eran más interesantes que otras, o cuales podrían tener potencial.

    Todo parecía que, Stephan, no se equivocaba, Madrid no le ofrecía lo que el buscaba, pero el ser un hombre tan meticuloso, dentro de sus banalidades, le hizo volver a buscar esas cámaras al día siguiente.

    - Las cámaras no habían cambiado. Lo normal era que, la gente pasase, no sé, incluso en callejones oscuros, la luz de algún coche se perdía de vez en cuando, pero en esas cámaras, absolutamente nada había cambiado. Lo primero que pensé, es que, sería cualquier fallo que la página pudo haber tenido, o no sé, que las cámaras estuviesen rotas, pero no tenía demasiado sentido. Miré las otras cámaras que apunté, de la misma ciudad, incluso de sitios cercanos a éstas, pero estaban bien, y las otras no, estaban mal, algo iba mal en ellas.

    No se lo pensó dos veces y llamó a Luca, éste apareció en su casa en seguida.

    - Sigo pensando que estás puto loco. – Stephan comentaba que Luca no le tomo en serio en ningún momento, pero que veía interés en solucionar algo tal estúpido, aunque no le encontrase el motivo.

    - Siempre lo has pensado – En este momento, empezó a entender que su mente estaba cambiando, o eso dijo.

    - ¡Pues ahora más! ¡Joder! Que trabajas de seguridad, y ahora, ¿haces esto? –

    - Y ¿qué? Ni que fuese a vender información o algo –

    - No coño Stephan, pero, coges tus putas vacaciones, que tanto necesitabas porque estabas puto destrozado de un trabajo que es proteger y “cuidar”, un sitio y su estúpida gente, para irte a tú maldita casa a hacer lo mismo a lo grande. Olé tú polla. ¡Que a saber si encima esto legal o qué! –

    La situación era muy tensa, claramente, lo que estaba haciendo Stephan, no entraba dentro de las nociones básicas de conducta que entendía Luca, pero a pesar de todo, era su amigo, y sabía que era el único que tenía en quién apoyarse Stephan.

    - Mira, me la pela, te he invitado a mi puta casa para que me ayudes, si no vas a hacer otra cosa que juzgarme o criticarme, te puede ir a tomar por culo. –

    Luca se quedó callado, y no hizo más que comprobar lo que Stephan le estaba pidiendo. “Supongo que entendió que no lo hacía con maldad”. Creo que fue la primera vez que le demostró que estaba seguro de sí mismo.

    - A ver, esto no es un fallo de la página. Todas las cámaras de seguridad están conectadas a un centro de monitorización o incluso a varios, si hubiese un fallo en las cámaras, una de dos, o se corta la grabación, para repararla lo antes posible, o se sustituye por una de las cámaras más cercanas. –

    - Pero… puede que la página haya puesto un vídeo en bucle, mientras están en mantenimiento. –

    - Nah, fíjate en este código de la imagen. Aquí marca la fecha, la hora y las coordenadas. Según he visto cambia según la geolocalización, pero vaya, que dudo mucho en que se molesten en cambiar el código constantemente. –

    - Sería más simple ponerlo como “en mantenimiento” ya… Pero, ¿por qué se molestarían en hacer esto? –

    - Para ocultar algo, eso está claro. –

    Stephan no le cree. Piensa que todo esto sigue siendo un fallo de algún tipo y que no es posible que sea aposta.

    - Mira, a veces, por cuestiones políticas o de altos cargos, digamos, nos piden que no vayamos a trabajar durante unos días, ellos se encargan de su seguridad y a cambio, nadie tiene información sobre lo que pasa en ese momento, en ese lugar. Y puede que, es lo que esté pasando, que simplemente monitorizan esas cámaras para que nadie sepa donde hay algún político o alguien importante, o algo no sé… -

    Stephan entendió que no era tan disparatada la idea, ya que es cierto, lo que había dicho Luca, a él también le había ocurrido.

    - No le des más vueltas, anda que no será nada. ¡Aprovecha las vacaciones y descansa! –

    Luca se marchó de la casa, Stephan se sintió derrotado, como si estuviese perdiendo una oportunidad. Se sentó delante de las pantallas.

    - Pero, ¿y sí es algo más?, puede que sea algo más, necesito que sea algo… -
     
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  4. Dan Splash

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    Capítulo 4

    Aquellos lugares sacaban a Stephan de la realidad. Justo aquella noche tuvo uno de esos sueños que según comentaba, empezaban a ser recurrentes. Era una calle vacía, más bien un callejón, sin apenas iluminación de ningún tipo, solo la luna que se podía observar grandiosa en aquel cielo descubierto de Madrid. Las sombras no tenían final, y cualquier ruido resaltaba, chocando con todas las paredes con las que era capaz de toparse. Las piedras que construían el camino estaban desgastadas, los establecimientos y casas a los lados parecían llevar bastante tiempo abandonados. Un lugar que recordaba al siglo XVIII o XIX, por sus construcciones.

    Stephan comenzó a andar por aquel lugar sin apenas pensárselo dos veces, no había nada que hiciese pensar que estaba en peligro, aquel lugar no dejaba de llamarle para que se adentrase en él, a la vez que aquel ambiente lo instaba a salir de allí corriendo.

    La oscuridad iba creciendo. Los edificios que rodeaban aquella calle iban arrinconando cada vez más a Stephan. Comenzó a oír ruidos, pisadas de caballos, cajas cayendo al suelo y rompiéndose… El lugar comenzaba a tener vida propia. Delante de él se empezaban a presentar destellos de luz que le sorprendían a cada paso, pero que apenas duraban unas milésimas de segundo. Los establecimientos parecían abiertos, abandonados, con alimentos podridos que manchaban el camino. Todo el mundo parecía haber huido de allí.

    Desde su perspectiva, la calle apenas tendría unos 30 metros de largo, pero a medida que caminaba esa longitud no cambiaba. No miraba atrás, no tenía motivos, solo se dejaba llevar, sin pensar el por qué o el cómo.

    Sus ojos se centraron en el final de la calle, o lo que aparentaba serlo. Los destellos de luz comenzaron a rodearle, su visión periférica estaba nublada, solo podía ver que delante suya los tonos oscuros tomaban el protagonismo. Como un fallo en su cabeza, empezó a ver glitches gráficos, como una televisión antigua, con una gama cromática primaria, a la vez que toda la imagen que veía se iba distorsionando tanto que no llegaba a distinguir qué era que. Una silueta tapo todo, y su sueño terminó.

    Ese sueño parecía, en cierto modo, no tener importancia para él, es más, su comentario fue tan detallado, que llegué a dudar que fuese un sueño, y no una alucinación o algo parecido.

    Al terminar de relatar esto, sacó una foto de su cartera y me la enseñó; una familia compuesta por padre, madre, hija pequeña y un niño algo más mayor que ésta. “Apareció al lado de mi cama al despertarme, no recuerdo si fui yo, que me quedé dormido con ella o que pasó, pero creo que era una señal, lo tomé como una declaración de intenciones”.

    Una declaración de intenciones, para ponerse en marcha e investigar aquellas cámaras. Lo tenía muy claro ya de antes, pero aquella “señal” fue lo que le empujó a hacerlo de verdad.

    Empezó a prepararlo todo. Tenía ya claro que quería hacerlo, pero desde luego, el planteamiento era necesario, y el cómo, para él, lo era aún más.

    Aquella mañana se levantó de la cama con ganas y atrevimiento, sentimientos que hacía tiempo no sentía. Preparó su café, apuntó en una de sus libretas cada cámara que sería necesario revisar, con su número correspondiente; compró un mapa de Madrid de dimensión A1 y lo colgó en la pared de su salón, delante del ordenador. Comenzó a imprimir fotos de cada lugar, clavando chinchetas en cada una de las cámaras, encajando toda la información necesaria, que tenía hasta el momento, en dicho mapa.

    “Aquello fue como estar en una película de acción o suspense, tenía que encajar todas las piezas, pero para ello, tenía que saber organizar la información y plantear el escenario. Fue un momento de subidón, no sé cómo describirlo, pero, mi cuerpo me pedía hacerlo, y me sentí bien mientras lo hacía.”

    Aquel mapa disponía de todo aquello que sabía sobre las cámaras, y los lugares de procedencia. Era un esquema un tanto lioso, pero bastaba para empezar.

    “Recuerdo que me quedé mirándolo durante 15 minutos, quizás, tomándome un café. Intenté encontrar algo de utilidad a ese mapa, pero no lo conseguía jajaja. Creo que mi ego habló por mí, y dije: “Ha quedao to guapo, pero poco más…” fue una realidad dura, pero estaba satisfecho, así que no le tomé importancia y seguí buscando pistas.”

    “Tenía que haber algo que relacionase todos aquellos lugares, aquellas cámaras. Eran 14 cámaras, distribuidas por todo Madrid, tanto centro como periferia, situadas en sitios “importantes” de la ciudad o con arte de algún tipo. Nada que les relacionase fuera de eso, así que, decidí investigar los vídeos pregrabados.”

    Los minutos de aquellas cámaras iban pasando. Stephan intentaba observar cada detalle, pero era tanto tiempo de grabación, sin apenas nada que llamase la atención, y siendo 14 el número de cámaras, que apenas conseguía mantenerse despierto.

    Un parque al lado de un bosque, que parecía abandonado, una estatua por la que no paraba de pasar gente de todo tipo, calles vacías del centro de la ciudad…

    “No encontraba nada. Pensé que había fallado, que todo aquello que pensaba que sería real, resultaba estar todo en mi mente. Estaba cansado, por estar tanto tiempo delante de la pantalla observando el más mínimo detalle, y supongo que, desilusionado por no tener razón. Pero todo cambió en un abrir y cerrar de ojos, de verdad, literalmente fue así jajaja. Creo que era la cámara 12, si no me equivoco… puede ser que fuese otra, pero es igual. Era la cámara de seguridad de un museo, del Museo del Prado, creo que se llamaba. Bien, pues, la cámara estaba enfocada directamente a uno de los cuadros, quiero decir, no es que solo se viese ese cuadro, pero era el que más llamaba la atención, todo lo que le rodeaba parecía borroso.

    Estaba revisando esa cámara, porque recuerdo que el cuadro me gustó bastante, y para despejarme un poco, quise ver algo de arte, no sé, quizás actué por instinto, sin más. En el cuadro había un hombre y un niño. Era algo oscuro, porque el hombre se estaba comiendo al niño…

    Me quedé dormido encima de la mesa, y al despertar vi ese cuadro, pero de forma real, ósea que, el hombre era real y se estaba comiendo al niño, que también era real.

    Me asusté y cerré todas las pantallas de golpe. Perdí bastante trabajo, pero bueno, eso me hizo irme a la cama a descansar, que lo necesitaba. Tenía que terminar con eso, y todavía me quedaba muchísimo por revisar.”

    Comentó que aquella noche no podía dormir, y no paraba de desvelarse, ya que al cerrar los ojos no paraba de imaginar ideas sobre aquellos lugares que estaba observando, lo que al final le hizo volver a ponerse al trabajo.

    Querría adelantar que, a pesar de todo, Stephan mantuvo la calma, y no se echó para atrás, en ningún momento. Tuvo que afrontar ese cansancio emocional de la forma que él consideraba adecuada, cosa que no resulta de todo fácil.

     
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    Capítulo 5

    Aquellos días se mantuvo despierto delante de las pantallas del ordenador, observando cada segundo de grabación de aquellas cámaras. Aparentemente ninguna de ellas tenía nada que ofrecer. La mayoría de ellas estaban vacías de movimiento de cualquier tipo, no se encontraba gente que circulase por ellas, ni animales, ni nada, o por lo menos eso aparentaban.

    Hay que tener en cuenta que las grabaciones superaban las 20 horas, cada una, por lo que analizarlas exhaustivamente era una tarea muy complicada.

    Todas terminaban en un horario distinto, a lo que, después de pasar un tiempo concreto, volvían a “funcionar”, empezando de cero, repitiendo una y otra vez las mismas imágenes.

    El siguiente vídeo es un lugar oscuro, un callejón, pero no se reconoce muy bien dónde es. Hay dos personas sentadas en unas mantas puestas sobre el suelo. Un montón de bolsas con diferentes objetos les acompañan. Son las primeras personas que aparecen en una de las cámaras. Stephan entiende que son vagabundos.

    Stephan comienza a apuntar absolutamente todo en su libreta: “- Ambos individuos tienen barba de incluso meses. – No disponen de mucha ropa aparte de la que llevan puesta. – Durante la mayor parte del tiempo no se han movido.”

    En determinado momento, uno de los hombres se levanta del sitio y se dirige directamente hacia el otro. No se oye nada, pero se puede interpretar que dicha persona está tratando de hablar directamente con su compañero. El último no le responde, no se ha movido en ningún momento. El hombre le empieza a dar empujones leves para que reaccione, pero éste no responde.

    Se levanta y se dirige hacia una mochila que tenía al lado de donde estaba tumbado. Stephan recuerda ver otra vez aquellos glitches gráficos que distorsionaban la imagen. La imagen se vuelve confusa, apenas se distingue al hombre buscando algo en su mochila, aunque de vez en cuando parece apuntar y acercarse directamente a su cara, la cual parece carecer de emociones.

    La imagen se rompe por completo y se divide en dos partes, con interferencias y pixelación de colores por todas partes.

    El hombre ha sacado una especie de machete de su mochila y se dirige de nuevo a su compañero. En el otro lado el otro hombre permanece completamente quieto. Apenas se puede apreciar que es lo que está pasando, los errores en el vídeo comienzan a apelotonarse. Toda la pantalla se deforma, sin dejarnos ver nada.

    Unos minutos después el hombre está cocinando algo en un fuego algo primitivo, su compañero ya no está, pero se pueden apreciar algunas partes mutiladas al lado del fuego.

    Stephan no se movía un pelo mientras me contaba todo esto, con una mano sujetaba su cabeza, sin reacción en absoluto. Parecía tener bastante asumido lo que había visto, o, por otra parte, no tener del todo claro que es lo que había sucedido.

    La siguiente cámara se presentaba frente a un bosque oscuro. Unas mesas de camping delante de éste eran todo lo que decoraba el lugar más allá de la propia naturaleza. Era tarde, por la luz no debía ser más que las 7-8 de la tarde. El lugar era hermoso de día, se podían ver vida por todas partes, pero de noche el ambiente se volvía oscuro y sombrío.

    Un hombre entró en escena, cabizbajo, con una mochila al hombro. Se sienta en una de las mesas y empieza a comer de un tapper que sacó de su mochila. Cuando termina, deja todo encima de dicha mesa. Aún sin decir nada, ni levantar la cabeza, saca una cuerda de la mochila… El resto se puede imaginar.


    “Inútil, morirás día tras día y tu pena no desaparecerá” Stephan en este punto parecía completamente insensibilizado, su mirada solo reflejaba curiosidad y análisis.


    La siguiente cámara es del centro de Madrid, frente a un restaurante de comida rápida vemos a una chica, vestida con ropa de fiesta y fumando, esperando a sus amigos que están dentro del establecimiento pidiendo.

    Llegan un grupo de hombres que al verla se juntan y empiezan a reírse y hablar por lo bajo mirándola. Ella se percata de la situación, y decide entrar dentro con sus amigos. Pero justo cuando estaba abriendo la puerta, uno de los hombres le corta el paso.

    Empiezan a intimidar a la chica, y a tocarla por todos lados. Ella cada vez está más nerviosa, pero no parece poder reaccionar.

    Uno de ellos le toca el culo, a lo que ella reacciona dándole una bofetada. Éste se la devuelve empujándola, a lo que el “líder” le levanta la mano para intimidarla aún más. La chica empieza a gritar, intentando zafarse de ellos.

    Sus amigos salen corriendo en su ayuda y empieza una trifulca.

    Stephan me comentó que, al llegar a este punto, no le quedaba interés, y que estaba demasiado cansado para continuar, por lo que decidió ir a por un aperitivo para intentar terminar, por lo menos, esta cámara.

    Cuando volvió a mirar la policía había llegado al lugar, y más gente se había unido a la pelea. Llega también una ambulancia, y la trifulca se “resuelve”.

    Stephan estaba comiendo durante todo ese tiempo, observando y apuntando en su libreta todo lo que observaba que le podía ser de utilidad para la investigación.

    “Pensé que ya tenía suficiente así que me fui a la cama. Por fin había podido ver algo de acción, pero esperaba algo más, no sé algo distinto.”
     
    #5
  6. Dan Splash

    Dan Splash Poeta recién llegado

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    Capítulo 6

    Aquella noche Stephan soñó con aquella casa que salvó de quemarse. Todo estaba en ruinas, pareciese que habían pasado muchos años desde entonces. La casa estaba iluminada, grandes sombras dominaban el lugar, hondeando como lo hacen las llamas, pero no había rastro ni de fuego ni de humo por ningún lado.


    Un zippo marcaba el tic tac de los segundos, que poco a poco fue acelerando. Unas risas acompañaban los pulsos como una melodía, los cuales, se iban disipando a medida que aquellas risas dejaban paso a una voz principal, una voz de niña. Un sonido entrecortado, entre risa y llanto mantenía atento a Stephan que no podía más que observar las ruinas de aquel sitio. Fue entonces, cuando aquel tic tac dejó de sonar, dejando oír al zippo por última vez, cayendo al suelo.

    El sueño se convirtió en luz, y al despertar, Stephan no entendía nada de lo que estaba pasando. “Recuerdo lo que pasó el día anterior y lo del sueño, pero, creo que no entendí nada, por lo menos en ese momento.”

    El día empezaba fuerte, y aún quedan cámaras que revisar. En su libreta se mantienen apuntadas todas las anotaciones del día anterior, a lo que se le suma el horario respectivo de las diferentes cámaras, y el intervalo en el que no se ve nada en ellas.

    Asigna a cada una un número concreto, que representa el tiempo que se mantienen apagadas, y una vez localizadas en el mapa, continúa el análisis.


    En todas siguen apareciendo cosas que parecen sacadas de una novela de terror, o suspense. Es cierto, pueden ocurrir, pero llegados a este punto nada asegura que todo esto esté ocurriendo, ni tan siquiera, que haya ocurrido. Stephan relataba los sucesos muy tranquilo. Comentaba que no les encontraba sentido, y que no valía la pena demonizar la situación con pensamientos banales, que le llevasen a la locura, pero, he de decir, que por mucho que Stephan asegurase esto, la situación le superaba, y según iba avanzando en la historia sus ojos reflejaban cierto miedo. No por lo que contaba, no por lo que vivió, más bien por no ser creído o escuchado.

    Continúa la inspección, hasta llegar a una calle del centro de Madrid. Parece una calle muy antigua, con muy poco espacio, tanto para los coches, como para los transeúntes, no tiene apenas iluminación y no hay rastros de vida alguna. La mayoría de sitios eran así, por lo que no le parece algo reseñable, pero esto cambia, como había pasado con las anteriores, cuando la vida llega al lugar.

    Aparece una familia caminando, un padre, una madre, y una niña pequeña. Es época de navidad, por lo que van abrigados hasta arriba, felices de venir de las compras navideñas. Aunque no es nada especial, Stephan no para de recalcar que estaban muy felices, y que tarde o temprano les pasaría algo malo, como había ocurrido en las anteriores grabaciones. “No sé si fue envidia, quizás, empatía, no sé, pero disfrutaba viéndoles y a la vez necesitaba que les pasase algo de inmediato, que terminase con esos pensamientos.”


    Y por supuesto, aquel presagio ocurrió. Al poco rato en que la familia pasó de largo por la visión que Stephan tenía de ellos, apareció un vehículo, al que Stephan denominaba como blindado. Habían pasado apenas un par de coches, coches comunes, y que pasaron de largo, en cambio, éste, una furgoneta negra blindada, se paró justo en frente de la cámara. De ella bajaron 3 individuos encapuchados, que se dirigieron a toda prisa dónde la familia estaba.

    El padre y la madre fueron secuestrados, o eso se entiende, por aquellos hombres, que continuaron su camino sin dejar ninguna pista ni señal de quienes eran. Un vehículo completamente negro, sin matrícula, y sin nada que dejase alguna suposición de quiénes eran. Se llevaron por la fuerza a aquellas personas, dejando a la niña sola e indefensa en medio de la calle.

    Según entraron de nuevo en la furgoneta, aceleraron, marchándose a toda prisa. A los pocos segundos, apareció la niña corriendo tras de ella, intentando alcanzarla sin mucho éxito. A Stephan esto le partió el alma, está asustado. “Me alejé lo suficiente del ordenador para no ver que era lo que pasaba después, pero al volver a girarme la niña seguía ahí. Tenía miedo, no sabía realmente el porqué de todo esto, nada tenía sentido…”

    Tenía que hacer algo. La niña permanecía sentada, pegada a una pared a un lado de la calle, la noche se acercaba y el frío aumentaría. Lo primero que se le pasó por la cabeza fue llamar a una comisaria cercana, y explicar lo que pasaba, pero no sucedió así.

    - Comisaria de policía de Madrid, buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarle? –

    Nada más oír la voz de aquel policía, Stephan colgó, no podía exponerse a que le rastrearan o buscasen, no sabía realmente si lo que estaba haciendo era ilegal, o sí, aunque no fuese el caso, le vincularían con alguno de las atrocidades que había estado observando aquellos días. Aun así, tenía que hacer algo y eso hizo.


    - Oye, ¿te acuerdas que te dije que quería viajar? Pues lo voy a hacer, así que lo mismo no me ves el pelo en un tiempo, cúbreme, que lo mismo se me acaban las vacaciones antes. –

    - ¡Guay! No te preocupes, si el jefe sabes que apenas viene por aquí, así que no creo que se dé cuenta. ¡Tú disfruta que te lo mereces, coño! –

    - Gracias tío, de verdad, no sé qué haría sin ti. –

    - ¡Para eso estamos! Animarte para que hagas lo que quieres jajaja –

    Nada más terminar de hablar cogió el primer vuelo directo a Madrid, sin pensarlo dos veces, tenía que hacer algo, y está vez tenía que estar presente en todo. En su libreta tenía todo lo que necesitaba para resolver cualquier problema que estuviese ocurriendo allí. Era todo lo que necesitaba para salir de su mundo, aquel que nunca le dio las gracias por estar ahí, no necesitaba respuestas, pero sí ese cambio, y marchó en su busca.
     
    #6
  7. Dan Splash

    Dan Splash Poeta recién llegado

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    Capítulo 7

    Stephan llega al aeropuerto rápidamente, una mochila con algunas pertenencias le acompaña, nada que no sea necesario. Un par de prendas con las que poder cambiarse, algo de dinero, su libreta y poco más.

    Mientras espera a su vuelo, se acerca a una tienda de libros y revistas, donde le había llamado la atención un libro en concreto, “Mitos y leyendas de Madrid”. El destino era caprichoso y su llegada era necesaria, o eso quería creer él. “Nada es casualidad, y las causalidades desde que me encontré aquella página, iban sumándose una tras otra, creo que si hubiese actuado como hasta entonces estaba haciendo, nada hubiera sucedido y, sabiéndolo, no me lo hubiese perdonado nunca.”


    Se sienta mientras lee aquel libro, delante suya, una pantalla donde se anuncian los vuelos le avisa de que su vuelo ha sido retrasado. Al verlo, Stephan entra en cólera, no entiende la situación y corre a un mostrador a preguntar.


    - Perdona, es que pone que el próximo vuelo hacia Madrid, se ha retrasado y tengo prisa… ¿sabes por qué ha sido? –

    - Lo siento, no puedo decirle mucho, solo sé que hay complicaciones en ese destino. –

    - Y ¿por eso retrasan mi vuelo? En fin… -


    Stephan responde enfadado, y al darse cuenta le da las gracias y se marcha extrañado. “No sé era muy raro todo, quería salir de allí cuanto antes, y llegar a Madrid, me daba igual que pasase en medio, como si nos estrellábamos.”


    Al volver a sentarse, y volver a leer su libro para olvidarse de lo sucedido, Stephan oye una voz que parece dirigirse a él.


    - Deberías tener más cuidado… -


    Stephan sorprendido, baja su libro y empieza a buscar de donde viene aquella voz.

    Al girarse ve a Thoman, sentado cruzado de piernas. “Tenía 60 años más o menos, aunque ni los aparentaba ni los debía de tener, tenía el pelo blanco, eso sí, incluso su barba era muy blanca, pero ambos muy cuidados. Llevaba un traje marrón claro, pálido diría, no me gustaba mucho como vestía porque era eso, un señor mayor que si no fuese por ese traje y su barba tan pronunciada dirías que tiene treinta y pocos. Pero gracias a ello, generaba un aire de superioridad y de imponer respeto que a poca gente se lo he visto. Así que, supongo que era su truco.”


    - Ya, lo sé, no sé que me pasa… - Stephan avergonzado agacha la cabeza, intentando hacer una especie de reverencia.

    - Se ve que lo estás pasando mal… - Stephan lo mira de reojo mientras levanta su cabeza.

    - ¿Sabes eso que dicen que el tiempo todo lo cura?, pues dejarse llevar solo no vale, hay que poner de nuestra parte. – Mientras dice esto, se levanta para sentarse al lado de Stephan, apoyando la mano en su hombro. – Si no, la marea te llava, y no sabes dónde iras a parar. –

    “Sé que no dije nada, o por lo menos eso intenté, pero mi cara tuvo que ser un poema. Creo que agarré el libro con las dos manos y lo estrujé, o algo parecido, porque él se quedó mirando el libro.”

    - Vas a Madrid, ¿no? –

    - ¿Eh? Sí, sí… - Stephan no sabía qué decir, ni dónde meterse. –

    - Y sí no es indiscreción, ¿Por qué Madrid? –

    “Me miraba fijamente a los ojos, parecía que quería ver si de verdad me atrevía a mirarle también a los ojos y aguantarle el pulso. Toda esa situación me sacaba de mi, era muy surrealista todo.”

    - Bueno, motivos familiares – Stephan intentó engañar a Thoman pero éste sabía que era mentira.

    - Oh, vaya, espero que nada grave… -


    “No sé si no me creyó, si de verdad sabía por qué iba a Madrid, yo qué sé, pero tenía algo muy raro, que no me dejaba ni pensar en condiciones.”

    - Y, ¿usted? –

    - ¡Oh! Llámame Thoman, muchacho. –

    - Stephan… me llamo Stephan. –

    - Mucho gusto Stephan. –


    “Se quedó en silencio un buen rato, o eso creo, se me eterno. Hasta que le hice un gesto con la mirada que hizo que contestase a mi pregunta.”

    - ¡Sí, claro! Perdona, jejeje… Yo voy a Madrid también, sí. –

    - Vuelve a casa ¿o? –

    - No, no, para nada. Voy a reencontrarme con un viejo amigo. Aunque, a decir verdad, hace muy poco que me encontré con él, pero supongo que debemos ponernos al día, que a mí edad nunca se sabe y está el tiempo muy loco últimamente. –

    - Hombre, no diga esas cosas que luego se cumplen. –

    - Pff, y aunque no lo digas hijo… -

    - Supongo que sí. Al final la realidad supera a la ficción. –


    Después de aquella llamada de atención, la charla se disipó en silencios, que terminaron con Stephan volviendo al libro. El interés de Thoman era espontaneo, y esperaba cualquier indicio para retomar un nuevo hilo en su ansiada conversación.

    - ¿Sabes?, hay una historia de las que seguro salen en ese libro en la Puerta del Sol, ¿sabes dónde es? –

    - Sí, bueno, nunca he estado en Madrid, pero sí que he visto algo por ahí. –

    - Pues, el edificio principal de ese sitio, no sé si lo sabes, es la Casa de Correos, que en su día no fue muy aclamado que digamos, pero bueno… el caso es que se dice, que mientras se construía, se les apareció el mismísimo Satanás, a los obreros. –

    “Era una historia como las que cuenta la gente mayor, una historia que parecía venir de la nada, pero que te da curiosidad por saber más, no sé, el caso es que resultó tener sentido todo lo que me contaba, como si quisiera avisarme, pero no pudiese decirlo, creo que me conocía, o no sé, que sabía lo que iba a hacer o algo… Pero la curiosidad, supongo…”

    - Les dijo que aquel sitio estaba maldito, que estaban construyendo en mal lugar. La gente con el miedo empezó a murmurar, ya sabes, las cosas se sacaban de contexto, eran peligrosas flechas en bocas ajenas a la construcción. Así que, decidieron bendecir el lugar, pero como siempre, las palabras corren y cada cual cree su propia realidad. –

    - No creo demasiado en esas cosas –

    - Ya, bueno… creas o no, es interesante saber estas cosas. -

    Thoman arrancó de las manos el libro a Stephan, y comenzó casi a murmurar.

    - Convivimos diariamente con mitos y leyendas que años atrás creían sobrenaturales, y a pesar de todo, seguimos creyendo tener el control y el saber absoluto. –

    “Saber ciertas cosas cambian la perspectiva con la que las palabras tienen significado, no quiero pensar que, lo que decía iba con segundas, es obvio, pero mi mente, en esos casos no sabe reaccionar, y pensar más de la cuenta en ello puede acabar siendo peor”


    - Sentimos comunicarles que el próximo vuelo con destino Madrid, será el último hasta nuevo aviso, debido a causas meteorológicas. Lamentamos las molestias que esto pueda causar. – Un aviso de megafonía rompía el silencio que habían dejado las palabras de Thoman. Dejando a Stephan mucho más intranquilo de lo que estaba.

    - ¿Te preocupa algo, muchacho? –

    - No… es sólo que quiero que me gustaría llegar cuanto antes… -

    - Bueno, ya has oído que no habrá muy buen temporal cuando lleguemos. –

    - No me preocupa eso en realidad… -

    - ¡Oh! Mira, parece que ya podemos embarcar. –


    “No sé que pensaba. Creí que le iba a contar lo que estaba pasando, pero fue como si el destino me dijese que no”
     
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