Para, mi hija

Convertiría, mi alma en su guardián, para cuidar con detalle la suya,
escribiría los mas grandes versos, guiados por este amor que desborda.
incansable mi espíritu, y llena de energía mi despertar.
Seria capaz de alcanzar, la luna para iluminar su camino. y despertaría
del sueño los mas grandes sentimientos, para que le abrigaran, el alma
en los momentos de angustia.
aprendería sin duda a vivir, para mostrarle; que se puede ser feliz, de una manera, fácil.
podría, llegar con lineas cortas, al resto del mundo, para transformar
desamor, en el mas puro de los amores.
Podría sin duda, convertirme en el mejor pintor;
para dibujar junta a ella, los mejores paisajes, logrando que entienda, que
solo debe observar todo lo que le rodea, con los ojos mágicos, del que ama.
Enseñaría al resto del mundo, que es un lujo, habitar este hermoso mundo,
lleno de colorido, y dentro de tanta belleza, y esplendor, mostrar
lo magnifico, que ser su madre.

 

Hermoso sentir. Te felicito.

 

Cuánta razón querida amiga. Ser padre o madre es lo más hermoso que hay y disfrutar de los hijos hasta el final de nuestras vidas. Lo difícil es seguir siendo padre y despedir a un hijo. Es lo más triste que hay en esta vida. Por eso estoy de acuerdo contigo hay que disfrutar de esta vida todo lo que de pueda, pero siempre en compañía de tus hijos.
Un fuerte abrazo amiga Marcela.

 

Me atribuyo el derecho de tomar este poema tuyo y hacerlo mío.
Soy padre de no pocos hijos. Todas ellas niñas. Hoy mis pichoncitas ya vuelan por sí solas. Miro sus vidas y a veces siento temor por alguna temeridad suya.
Siento que esa es la ley de la vida, menudo desgarro sentí cuando las impulsé a vivir por si solas.
Y, es cierto, el amor de padre siempre va, quizá, sin esperar vuelta.
Me ha llegado mucho tu trabajo.
Felicitaciones, poeta.

 

Deliciosa inspiración... que brota del encendido corazón, de una excelente madre.
Bello sentir hecho poesía.

 

Mil gracias por sus palabras.