El azote de Dios

(Primera parte)

Desde las llanuras húngaras

hasta los abruptos Balcanes,

desde el río Tisza

hasta el Sena y el Marne.

Resonando las riendas en las estepas

que el Señor se apiade si el polvo arrecia.


Rey de reyes, amo de las razas,

Redentor de Santos, jinete sobre pastos.

Atila es su nombre, el azote su cometido,

más sabio rey que el mundo ha conocido.


A su derecha Ardarico,

a su izquierda Valamero y

el incorruptible rey esquiro,

hablamos del gran Edeco.

El mártir Mesmin ha muerto,

pero aun su raza, Santo será hecho.


Orfebrería dorada, vajilla de plata,

su bandeja es de haya y su taza de cedro.

Más rico que mina de oro en Nubia

y más humilde que el traidor de Aecio.


Señor del Danubio, suyo es su cauce,

desde su nacimiento hasta Negros mares.

Placidia le alaba desde Rávena

y desde Bizancio Prisco le respeta.

"Hombre quieto

mientras Atila lucha

es hombre muerto.

Las extremidades caen

sin sus nervios

y el cuerpo se desmorona

sin sus huesos."

 

Atila en sus batallas. Excelente poema, poeta, magnífico. Saludos.