El piropo.

El piropo.


El piropo ya no existe.
Se murió de feminismo.
Júpiter parece el mismo.
Cupido se ha puesto triste.
Mas si por algún despiste
insistes en piropear,
prepárate pa enfrentar
los jueces y su sentencia,
¡ya sacarás la experiencia!
¡Ya dejarás de admirar!

 

El piropo es como la energía, estimado amigo. No muere solo se transforma.

Saludos, una buena décima espinela.

Javier

 

Gracias por comentar. Pero no crea, ya se impondrá una Ley anti piropo. Por eso ironizo un poco.
Las feministas lo han dejado claro: las mujeres no se arreglan para que los hombres las miren. Eso es un concepto machista. Ellas se arreglan porque sí, porque les gusta, y no te han pedido opinión, así que mejor callarse y mirar para otro lado.. Por el momento, yo aprendí la lección. Camino mirando para abajo, manejo sin girar la cabeza. Sólo le digo piropos a mi esposa. Hasta ahora no he tenido problemas. Mañana quién sabe… la ciencia sigue avanzando. Jejejeje.

 

A mí ya ni se me ocurriría pedirle la hora a una mujer como no fuera en presencia de mi abogado y dos testigos.
¿Te acuerdas de la simpática e inofensiva ocurrencia de Mae West? Sí, hombre, aquella que le largó a un periodista al percatarse de su abultada entrepierna: ¿Escondes una pistola o es que te alegras de verme?
Eso ocurrió allá por los locos años veinte y dicho por una actriz deshinhibida. ¿Te imaginas que una sutileza parecida fuera dicha hoy día por un hombre? Provisionalmente y a la espera de resoluciones penales de mayor calado dormiría esa noche en el desapacible recinto de un calabozo.
O el abrupto arrebato de nuestra furibunda feminista Mercedes Milá hace tan solo unos meses cuando ni corta ni perezosa le dió por agarrar a dos manos las partes nobles de otro periodista sin ningún recato y, que yo sepa, sin consecuencias.
No quiero pensar lo que pasaría si a una chica se le ocurriera preguntarle a un hombre al verse deslumbrada por algún destello bajo sus pies. Me refiero a aquello de Dulce María Loyznaz: ¿Y esa luz? Es tu sombra. ¿Sería la perturbadora manifestación de un aberrante machismo?

Y es que, como decía don Hilarión en la Verbena de la Paloma, hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad. En este caso, las sociales.
Sí, una verdadera barbaridad.
Yo solo creo en un feminismo legítimo e igualitario; el otro, el revanchista, no es más que el intento de una suplantación infame.

Un cordial saludo. Solo un cordial saludo, eh?, no vayamos a liarla.

 

Me gustó tu décima y tristemente, tienes razón. Y es triste que el arte del piropo desaparezca! Hay piropos muy lindos que deben seguir saliendo, esos que son positivos y alegran el día, esos que comparan la belleza de las personas con la luz del nuevo día.
Tristemente hay muchas mujeres que no han entendido que liberación femenina es tener la oportunidad de alcanzar las metas que los hombres han ocupado por mucho tiempo, a las cuales ahora también las mujeres tenemos las mismas oportunidades. Pero sin dejar de ser delicadas, siendo la sonrisa que le falta a la empresa, no el puño que también podamos dar, ese no es necesario.
Este poema está para un gran debate, espero sea muy sano e imparcial. Gracias por compartirlo. Un saludo con mi respeto.
Yo acepto piropos y si me gustan, sonrío y doy las gracias. La verdad, a veces ando tan metida en mis ocupaciones, que voy por la calle y soy como robot, pensando en cómo voy a solucionar esto ó aquello, pero depronto, cuando voy a atravesar la carretera y paro, se detiene un carro y con una sonrisa, el conductor me dice: Sigue, que esperen los otros, yo mientras te miro. Sonreí y le di las gracias. Eso me pasó hace dos días y me dije, la gente de mi tierra es hermosa!!

 

Gracias por tan bello comentario. Y concuerdo en todo con Usted. La belleza de un piropo sano y agradable como la gentileza y caballerosidad no deben perderse. Cordial saludo.

 

Muy buena y oportuna tu espinela. Y como sigan con ese feminismo ultra, a los que aún escribimos al amor, acabaremos como bien dices delante de los jueces, por retrógradas machistas. ¡Qué tiempos! Un abrazo muy cordial.
Miguel