Requiem.

Es hora de decir adiós.

Nos conocimos de niños, años adelante nos volvimos a encontrar, me saludaste como de costumbre; un cálido abrazo seguido de una hermosa sonrisa.

Me ayudaste a encontrar mi pasión, ser más egoísta conmigo mismo, me enseñaste a tener visión y ambición.

Compartimos el mismo sueño, incontables noches de desvelo al escribir, risas, llanto, frustración y enojo llenaban nuestras almas al hacer aquello que tanto nos gustaba, jugaste y me utilizaste cuantas veces pudiste, fui tú objeto de prueba, experimentaste conmigo; tantos escenarios como te fueron posibles, fuiste egoísta y no me dejabas ser feliz, con el tiempo madure y con ello mi ambición, mi egoísmo, mi personalidad, jugar con las personas por beneficio propio se volvió parte de mi vida, jugar al tonto o al listo por mero interés y conveniencia propia.

Como aquel juego de roles que tanto nos gustaba de chicos, quisimos triunfar juntos y con ello vino la idea de escribir, la historia trágica había dado por comienzo, algo así como aquella ultima sinfonía o el último acto en una obra teatral, nuestro borrador era bueno pero no lo suficiente, la idea era asombrosa pero no logramos plasmar nada en aquel primer intento.

Nunca nos quedamos con brazos cruzados y aunque llegaron ganas de tirar la toalla; la ilusión de triunfar era aún mayor, el mundo sería nuestro y todos nos conocerían.

El segundo borrador fue mejor, se sentía la emoción, te exaltabas al leer, querías seguir leyendo no importa que estuvieses haciendo: Aún maldigo aquel día, viajamos hacia aquella editorial en la cual tu padre tiene un puesto prestigioso, leyeron nuestro libreto y dijeron que llamarían, una semana después cumplieron su palabra un correo y una llamada esperada “Nos gusto su borrador, en cuanto lo tengan completo favor de venir porque posiblemente lo publiquemos pronto arriesgándonos a cualquier cosa, en verdad se notaba el empeño y el corazón en cada párrafo, cada oración, en cada maldita palabra, el único detalle es que pidieron más capítulos por parte mía, horas después tu llamada fue inesperada, pensé que estarías feliz pero fue totalmente lo contrario, querían quitar partes tuyas, decían no tener esencia que no era lo suficientemente profundo, inmediatamente volví a marcar y dije que no lo haría si no era contigo, aceptaron casi de inmediato.

Seguimos con el borrador, tu padre era muy duro contigo desde niña, aquel señor que imponía, aquel con doctorados y maestrías que acudía a universidades a dar clases por diversión, te exigía de más y tú sólo obedecías, querías ser igual a él, querida tú sólo querías demostrar que eras la mejor y sin duda para mi lo fuiste, no he conocido a una chica como tú, con esa visión y ambición con esos ojos que saben que quieren, aquella sonrisa que al ver sabes inmediatamente qué hacer.

Mandamos el borrador incompleto para que lo pudiesen analizar y con ello una prórroga para descansar, necesitábamos un gran respiro.


Pasamos los días juntos platicando como antes, acerca de lo que nos podía esperar, tu cumpleaños se acercaba y quería sorprenderte, te me declaraste y a sabiendas de cómo había sido el pasado te atreviste a preguntar, yo no tenía tiempo para el amor, mi ambición abarcaba más allá, eras hermosa tanto mental y físicamente una chica de ensueño, cualquiera hubiese sido feliz a tu lado.

Cualquiera excepto yo, sabía todo de ti, analicé cada parte de ti, explore cada rincón de tu cuerpo por beneficio de ambos, propusimos cada escenario juntos y juramos el uno al otro que si no encontrábamos el amor nos quedaríamos juntos por lástima el uno del otro.

Quien diría que encontrarías eso en mi, que eso pasaría porque si somos jóvenes pero los adultos que saben, se créeme sabios pero no tienen en cuenta que muchas veces las situaciones y experiencias de cada quien, impulsan a cada uno de nosotros a pensar y madurar.

Me pediste que estuviésemos juntos que querías estar junto a mi que pasara lo que pasara me necesitabas, no di ninguna respuesta debo admitir que tenía miedo, mi ambición, mi egoísmo.


No te vi durante una semana, ignoré tus llamadas, mensajes, llego tu cumpleaños y la pasamos tan bien, después de pasar arduamente decidí quedarme contigo, aunque jugases conmigo tendría experiencias y con ellas que escribir.

Te dediqué poemas y aunque nunca han sido lo mío lo intento y vaya que he progresado, lo mío es escribir, plasmar mis sentimientos en una hoja de papel.


Todo parecía tener sentido, hasta que supe que quitaron la mayoría de tus partes del borrador, que dejaron escasas cosas tuyas casi como si no te hubieses esforzado tanto, me enojé y fui a verte, aún no entiendo porque lo hiciste, me arrepiento tanto de no estar ese día a tu lado, tanto significaba para ti, tanto era tu dolor y el rechazo de tus padres, tanto tenías dentro de ti, tanto sufrías que decidiste quedarte unas escasas semanas a mi lado, voy directo a tu casa se negaron a dejarme pasar, quería saber porque había policías y ambulancias afuera.

Tu padre amable como siempre, dijo que lo lamentaba, tu te habías suicidado por tantas malditas pastillas, por una intoxicación.

No pude con aquella noticia, tú madre y hermanas me ven aún con desprecio al pasar, creyendo que fui el culpable.

Tu carta aún no la he podido leer sin embargo una parte de tu despedida aún la tengo, gracias por tan bellas palabras.

Aún no entiendo porque me dejaste, parece que aún después de ese maldito día seguías experimentando conmigo ¿querrás ver hasta dónde puedo llegar?


Te extraño, te sigo queriendo y necesitando sin embargo no estás, me dejaste aquel sufrimiento, decidí no publicar el libro y aunque aún es día que marcan por el solo digo que no, es obra de los dos, es algo de los dos.


La carga más difícil fue para mi, las personas que se enteraron de tu muerte me decían asesino, me culpaban de ello, me encerré en mi recámara, no podía con todo lo que pasaba, de un día a otro ansiedad, depresión y estrés.

Especialistas uno tras otro gracias a tu padre se pudieron costear, me pedía publicar nuestro borrador sin embargo perdí su apoyo cuando le dije que era nuestro y con nosotros se iba a quedar.


Mis síntomas nada agradables, tenía miedo de escribir tenía miedo de verte en cada página, en cada lugar.

Aún no entiendo porque lo hiciste, sin embargo a tu recuerdo quiero pedirle que por favor me deje seguir adelante, quiero poder seguir adelante recuperar mi motivación, dejar de recibir órdenes en lugares donde no pertenezco donde no debo estar, quiero volver a escribir y aunque esto no es fácil llego la hora de decir adiós, tu recuerdo es lo más preciado que tengo y todo lo que hicimos juntos fue un hermoso capituló de mi vida, gracias por enseñarme lo que más amo en este mundo, que es escribir porque sé que mis sentimientos van plasmados dentro, que voy a seguir mi tratamiento hasta que pueda olvidarte, recuperaré mi ambición, mi egoísmo y mi visión.

En el amor conocí a alguien que me hace feliz, quiero poder ser más feliz quiero dejar de ser tan egoísta y compartir una pequeña fracción de mi vida con alguien.


Quiero pedirte que seas feliz, que me dejes ser feliz, me despido con esta carta aún sabiendo que jamás la leerás; sin embargo es mi oportunidad de decir adiós...

 

Aveces no es suficiente decir adiós. Hay personas que pasan y dejan una estela de luz imborrable en nuestras vidas que a pesar del paso de los años su recuerdo sigue latiendo recordándonos que todo era mejor cuando estaban con nosotros. Bienvenido a la familia de mundo poesía poeta. Saludos cordiales

 

Hay adioses que nunca lo serán.
Muy sentido.
Saludos.