La Tormenta.

La tormenta, en el vivir..
nos lleva, a la reflexión,
nada, tiene más valor:
que estar, dispuesto a servir.

Socorrer y recibir,
del cielo, la protección.
Para enfrentar situación,
que convulsiona existir.

Petardos, de todos lados,
se vuelcan en el camino;
el amor, y mucho tino
nos mantiene cobijados.

La grandeza del humano,
sin límite, en el andar,
sigue, sigue, sin parar:
alcanzando lo lejano.

Descubriendo que se puede,
con dinámica, destreza,
alejar toda aspereza.
Que silenciosa, te agrede.-

Es tan sensible el estar,
aquí, nos vamos haciendo.
Debemos ir percibiendo
lo que debemos aceptar.

Surge creatividad,
despierta imaginaciön,
se valora la atención:
Y se vive en libertad.


En situaciones difíciles,
reina siempre, la esperanza,
atrayendo la bonanza.
Rodeada de mil matices.​

 

Muy bonito, me encantó.

 

Pareces un periodista.
Sí, así es.
Al menos, así lo hemos aprendido.
Que se puede salir airoso, de la tormenta.
Porque esas nubes negras son...





¡ Nuestras amigas ! Aunque a priori, parezcan sus rayos y truenos, tremebundos.


Y claro, ¡ Tremebundo !
¿ Hay algo más tremebundo, que una disputa entre religiosos de distintas creencias ?
O algo más tremebundo, que una batalla campal, entre bandas de narcotraficantes enemigas.
O algo más tremebundo, que caer en las redes de una secta religiosa...





¡ Sí, afortunadamente ! La respuesta está en la tormenta, en la tempestad, en las olas del Mar embravecido...





Y eso nos deja a todos, satisfechos.
Porque parece que cada pequeño moratón, adquiere sentido.
Cada pequeño rasguño.
Cada pequeña zancadilla.


¡ Tiene su aquél ! Tiene su Gracia. Tiene sentido, estar aquí.