Odio al odio

ODIO AL ODIO

Odio a la gente que odia.
No soporto mi odio al odio.
La pandemia es el desprecio
que sentimos por nosotros.
El que odia es un espejo,
una corteza de plomo,
un puñal hecho bandera,
un grito que nace roto.
Las lenguas del odio apuntan
sus balas hacia los otros;
¡la vida no vale nada
siendo hijos del demonio!
¿Qué salió mal en el viaje
dese el limo hasta este mono?
Desfilan por los balcones
regimientos de virólogos,
analistas de certezas,
cazadores de unicornios,
justicieros, policías,
catedráticos y ontólogos.
Qué difícil compartir
la opinión entre los doctos...
Sabios que dicen que saben
absolutamente todo,
¿pero el alma?, ¡¿qué es el alma?!
Y así nos sepulta el lodo
de una ira que no cesa.

¿Dónde quedó el amor propio?
Dónde, dónde... Rueda el eco
por los labios de mi foso.
¿Si la fuente se ha secado
quién sostiene nuestro arroyo?
¡Ni una semilla de luz
siembra la boca del pozo!

Danzan en torno al brocal
una manada de lobos
en una suerte de réquiem,
en una paz de velorio.
La noche se va cerrando
en este epitafio de polvo.

...Y el odio que vuela libre
y el alma en el calabozo.


Kalkbadan
En Madrid a 17 de mayo de 2020

 

Así es, compañero. Todo esto está pasando factura. Y el odio, una vez empieza a rodar, coge una inercia peligrosa.
Un saludo y muchas gracias por pasar.

 

"...Y el odio que vuela libre
y el alma en el calabozo."

Muy bueno todo el poema, Andreas.
El odio es un virus con una enorme capacidad de contagio,
se puede activar fácilmente y es muy difícil de controlar,
hemos tenido muchas pandemias de odio a lo largo de la humanidad
y las consecuencias han sido desastrosas y seguimos sin aprender
El coronavirus dejará miles de muertos, daños colaterales
y nos costará mucho superarlo,pero lo controlaremos
con vacuna o medicamentos, lo del odio lo veo más complicado, compañero,
yo diría imposible de erradicar mientras existan humanos en la tierra.
Hoy no me levanté muy optimista, amigo,
pero el café me quedó de lujo aquí te dejo uno y un fuerte abrazo.
Cuídate mucho...

 

Supongo, Andreas, que el odio es algo tan humano como el amor. Yo no escondo que amo y odio, pero pienso que ambos sentimientos (o pasiones) han de estar sujetos a la racionalidad, aunque pueda parecer paradójico. Buen poema, amigo. Mis felicitaciones y fuerte abrazo.

 

¡Luis! ¿Qué tal vas? Pues sí, tienes razón, de todo se sale. Pero estoy en una fase pesimista acerca de cómo saldremos.
El otro día leía el tópico ese de que si no conoces tu historia estarás condenado a repetirla. Pero yo creo que, visto lo visto, repetiremos una y otra vez en bucle las atrocidades hasta la extinción. El odio parece consustancial al ser humano, y, como comenta Rosario, una vez se dispara y empieza a rodar coge una inercia difícil de controlar.
Importante en estos tiempos explorarse a uno mismo tratando de calmar a esa bestia que nos ruge. ¡Un abrazo, amigo!

 

He sentido porque visto es muy distinto, pero es como una autolesión por decirlo así, donde en mi país justo un en tiempos de coronavirus el rico es el culpable de traerlo, el inmigrante por haber migrado y luego querer volver y por no decir el ataque que lleva al exilio forzado de familias enteras por estar contagiados o tener uno en casa, a eso sumesmole a los empleados atacados por el desempleado, en la religión por la lucha de poderes, que data de siglos y siglos buscando el atractivo del dinero que nunca deja ser causa de odio, y tantas cosas más, no quiero alargar mi comentario y aburrirte,
Tampoco quiero entrar un debate innecesario, pero mi punto es que el odio radica en la cultura que te enseñan en casa, si te enseñan con odio vives con odio, no importa con quién o porqué, te voy a poner un ejemplo claro en Guatemala hay dos comunidades en Sololá que traen un "odio" por conflictos de tierras que dejaron sus antepasados.

Esta situación tiene décadas y décadas de ser y no hay gobierno o autoridad que detenga está situación, que le ha costado la vida, el exilio y tantos problemas con esta situación.


Entonces, en muchos casos el odio radica por como te formaste, a veces es pasajero, fugaz otras, se hereda y se trasmite, por palabras, pensamientos o acciones.


Lamento haberme extendido, tengo casos muy personales, que por nuestras buenas acciones atraemos el odio, no todo lo que brilla es oro.


Vuelvo a disculparme y que gusto leerte de nuevo


Saludos

 

¡Hola, Rosario!
Tal cual lo expresas en tu comentario, compañera... Igualmente me siento pesimista.
Que cada cual intente sacar su mejor versión. Pero la armonía a nivel de grupo parece una batalla perdida.
De las dos caras de la moneda, el odio, gana por goleada.
Igualmente, cuídate. Y un abrazo fortísimo.

 

Hola Kalkbadan, muy buen romance, con un gran mensaje, muy necesario en estos tiempos.

Un saludo.

Paco

 

Efectivamente, Marcos. Y es que son ya tantas las veces que se ha secado el arroyo...
Me alegra que te gustara este puñado de versos. Gracias por pasar.
Espero que todo bien. Un abrazo y ánimo con todo.

 

Odio a la gente que odia.

Después de las experiencias vividas tengo la inquietante impresión de que lo opuesto al amor no es el odio, ni siquiera el desprecio, sino la apatía. La indiferencia es un sentimiento mucho más cruel.
La verdad es que el odio traiciona, el miedo desfigura y el amor ciega.

Buen romance, Andreas.

Un fuerte abrazo.

 

Un romance muy certero con un tema de actualidad que has manejdo con mucha propiedad y con un buen caudal de elementos que hacen atractivo el poema y de fácil y agradable lectura. Felicitaciones.

Nota: El verso en este epitafio de polvo. me da nueve sílabas por si quieres revisarlo.

Saludos

Javier