Y sin embargo

Qué me importa este mundo,
sí yo ya no lo secundo,
Qué me importa el trabajo,
si ya no te tengo a mi lado.
Qué me importa la vida,
sí ya no tengo tu compañía.
Qué me importa el oso,
si yo ya me abandono.
Qué me importa el madroño,
si ya no somos novios.

Y sin embargo, ¡vive la rosa!:

Limpia de la dulce agua amanezca,
el rocío del paso de la luna,
en búsqueda de una pobre estrella,
de las que sin luz ya es oscura.

Despierta con el piar del gorrión,
que saluda entre cantos a los vecinos,
se alegra a la vuelta del sol,
y juega a buscarse sin estar perdido.

¡Qué viva la rosa en su rosal!*

 

Bella y sentida melodía que desnuda el sentir más profundo amigo...
Un gusto leerte...cuídate mucho!
Te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

 

Muy sentido tu poema mi niño, siempre hay cosas que no nos gustan
o que nos lastiman, pero también todas esas pequeñas cosas que por
las que vale la pena la vida. Gracias por compartir tus letras. Besitos
apretados en tu mejillas.

 

Gracias por su amable comentario. Siempre es bienvenida. Un cordial saludo, Spassit.

 

Sí, lleva toda la razón. Son sentires que todos podemos llegar a tener, que aunque largos, son temporales. Gracias por su comentario. Un cordial saludo, Spassit.

 

¡exacto!
entonces hay un porqué?
y una sola razón es suficiente para seguir de pie.
saludos.

 

Si, y siempre hay una razón, aunque a veces haga falta buscarla un poco.

Aunque, para el protagonista, en este caso más que una razón, ese verso es un gesto de...rabia, porque todo a su alrededor se derrumba, pero, sin embargo, en el día a día todo sigue igual y sigue funcionando a pesar de los problemas que tenga él. Lo bueno de la poesía es que todas las interpretaciones son buenas, pues todos los lectores podemos sacar nuestro significado y a veces en cada lectura encontramos algo diferente.

Gracias por pasar a dejar tus impresiones. Un cordial saludo, Spassit.