Apiádate, corazón

Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos,
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Miguel Hernández
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Apiádate, corazón

No digas, corazón, que estás cansado
de amar y de sufrir, que no es bastante
seguir en esta vida siendo amante
y al tiempo no sentir que eres amado.

No digas que el latido se ha agotado
que con un gran dolor es más vibrante,
jamás podrás saber cuál es tu aguante
estando entre algodón en el costado.

No digas que te dueles de la herida
en tanto que tu impulso da la vida;
no temas, corazón, por tus enojos.

Apiádate, por caridad, de aquellos
que no tienen la luz de sus destellos
y ciegos se atormentan sin sus ojos.

 

Hola de nuevo, tú debes cuidarte de ese corazón. Qué bien escribes, y cómo saber que amor será tu medida y de tu talla. Me encantó.
Abrazos querido Salvador.-

 

Un poema muy profundo, bello y soberbio, muchos de nosotros tenemos ojos pero no sabemos ver y otros no pueden ver pero si saben mirar dentro de su alma. Hermosísimos versos, saludos Daniel

 

Precioso y apasionado soneto. felicidades. Saluditos.
Miguel.

 

Qué alegría me da volver a leerte, querido Salvador!! Impecable tu forma de apreciar la vida.
Un fortísimo abrazo.

 

Mil y mil gracias, querida Catia, por tu amabilidad de comentar este poema. Celebro que haya sido de tu agrado.
Con un abrazo fraterno y fuerte.
Salvador.

 

Muchas gracias, apreciado Daniel, por este tan amable comentario. Celebro que estas letras hayan sido de su agrado.
Mis saludos muy cordiales.
Salvador.

 

Muy agradecido, estimado Miguel, por esta lectura y comentario amables. Celebro que mis letras hayan sido de su agrado.
Saludos cordiales.
Salvador.

 

Mi muy querido Ángel, te agradezco enormemente tus palabras en este tan amable comentario. Celebro que haya sido de tu agrado esta propuesta mía.
Con un abrazo lleno de amistad, querido amigo.
Salva.

 

Y yo que al contrario que mis compañeros veo en él algo teológico. Como están con estos calores las cabezas.

Saludos cordiales.

 

Muy sensible y de gran belleza tu soneto, mucha piedad se necesita
en el mundo hoy en día, amor y entrega para combatir tanta soberbia
tanta obscuridad, es urgente que esa luz se propague e ilumine los
corazones. Un poema muy hermoso, me da gusto leerte ya que he
"oído" mucho de ti, me alegra contar de nuevo con tu presencia.
Besitos apretados en tus mejilla.

 

Muchas gracias, querido Fulgencio, por tu interesante aporte.
Un fuerte abrazo.
Salvador.

 

Muchísimas gracias, estimada Anamer, por este comentario en el que se desvela un fondo diferente al amoroso romántico seguro que por una lectura detallada. El comentario rezuma también una gran amabilidad para conmigo. ¿Qué puedo pedir más? Intentaré hacerme acreedor de tan delicado mensaje.
Con un abrazo fraterno.
Salvador.