Barricadas torpemente erguidas

Amor, que cosas dices cuando salen
tus musas ataviadas, bien vestidas.
Solemnes, elegantes, distinguidas.
Con aires de saber lo que ellas valen.

Aguardo a que con suave trazo escalen
por barricadas torpemente erguidas
con una invitación a que resbalen
por sus laderas dulces y suicidas.

Tanto dependo de sus avatares
que no me importa ser lo que haya sido
con tal de renacer en sus altares.

Soy de tus casos, caso más perdido.
Nunca tomes en serio a mis pesares
que suman cuentas e ímpetu dormido.​

 

Guardar las apariencias para contener el deseo y, a la vez, alargar su sombra. He aquí el mortificante remedio que das para hacer frente al despecho, sin melancolía. Un placer. Luis

 

Yo no podría describirlo del modo que lo haces tú. No tengo el oficio, pero si, muchísimos agradecimientos.
Un abrazo, willouis.

 

Sin tirón de orejas!
Yujuuu!
Un abrazo, Juan Ramón.

 

Muchas gracias, Naty. Un beso y un abrazo.

 

Mmmm...uchas gracias, Carlos.
Vamos, que queda poco.