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El Nuevo Orden

Tema en 'Relatos extensos (novelas...)' comenzado por Dan Splash, 8 de Abril de 2020. Respuestas: 3 | Visitas: 689

  1. Dan Splash

    Dan Splash Poeta recién llegado

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    Capítulo 1

    Cualquier historia que se precie, necesita un estimulante que detone todo, un libre albedrío que deje incapacitado a la mayoría de personajes que la rodean, un desajuste en el mundo, para que todo vuele en pedacitos, recostruyéndose tan poquito a poco, que, a pesar de los esfuerzos, deje secuelas en las memorias de aquellos que la conocen.


    Si he de determinar lo que el destino tiene en manos, diría que no es más que otro de sus caprichos, más, en este mundo, ¿quién lo controla?


    Aquellos que decidimos jugar nuestras papeletas, y desatar lo que teníamos dentro contra las injusticias, no supimos cómo volver atrás. Tener una mano buena, una única carta necesaria, apostarlo todo a la suerte, a tú instinto, perderlo todo. Y aún seguimos con vida, nos mantenemos, que no es poco, pero, ejercer el derecho de la presencia ante el tribunal de la incertidumbre, te deja vendido al mayor postor, pues no existe nada que no tenga un porqué, o más bien, nada que no tenga causas y consecuencias.


    La naturaleza crea ciclos, y nosotros nos amoldamos a ellos para sobrevivir, pero también nos aprovechamos de ellos, como cualquiera haría.


    Han pasado cientos de años, el mundo ha cambiado, pero a pesar de todo, sigue teniendo dentro de sí, los mismos patrones de los cuales nunca vamos a aprender. Nunca se perderá lo suficiente.


    “Esta vez será diferente, esta vez hay que cogerlo desde otra perspectiva, hay que cambiarlo todo, todo se puede hacer si lo queremos”


    Esta vez, todo comenzó con un simple vídeo y un asesinato. Una explosión que no pasó desapercibida para la población, que mantuvo a todos quietos por unos instantes, tratando de concentrarse en aquello que sentían, que estaban viendo.


    “Se el nuevo poder. Te lo entrego todo…” Las imágenes de archivo se iban sucediendo, guerras, asesinatos, momentos religiosos, etc.


    Una persona mantenía las aspiraciones de muchos a raya, pero a pesar de eso, sólo conseguía que los más pequeños asintiesen con la cabeza y disimulasen su desacuerdo. Un hombre que ya podría haber vivido todo lo que quisiera o más, pues nadie le tocaría, o nadie sería capaz de levantarle la voz.


    Todos le dimos una vana importancia. Pensamos que, en el departamento de policía, todo debería estar en orden, un lugar de concienciación sobre los crímenes cometidos en el mundo, no se puede permitir una mala imagen. Pero está siendo un día duro para Marcus, y él lo ve venir, ya nada le importa más que delegar su conciencia.


    La ceniza cae por los bordes del cenicero, donde aún se mantiene haciendo equilibrismo un cigarro encendido. Los papeles caen al suelo, son pisados, ya nada importa. Es un lugar pequeño, lleno de clasificadores que rodean la sala, acompañados de una mesa y una silla, de una madera tan antigua que no permite distinciones. Algo simple.


    Marcus hablaba por teléfono mientras se encendía otro cigarro, manteniendo sus nervios en cualquier cosa que le liberase de decir cualquier tontería sin pensarla. Vestido con el uniforme reglamentario, un pantalón algo estrecho, que apenas se deja ver por una camisa ajustada, con decoraciones que le cae casi tocando sus rodillas, muy parecida a una kurta.


    “Nuevos protestantes en contra de…” El vídeo continuaba retransmientiéndose.


    - Cortad la señal directamente. Me da igual quién sea o como lo haya hecho. –

    - Señor, hemos enviado varias patrullas a la torre de emisión, puede que todavía se encuentre dentro del edificio. –

    - ¡Que mandéis a la mierda la puta retransmisión! ¡Es una orden! –

    La respuesta no llegaría nunca. Todo el equipo de policías y los departamentos de las grandes empresas estaban trabajando para sacar aquel suceso adelante, sin heridos, sin consecuencias.

    La mecha estaba encendida, por la televisión publica, liderada por las altas compañías de cada región, se estaba retransmitiendo algo que no debería a ver salido a la luz nunca. Algunos lo llaman un llamado a la revolución, otros simplemente lo toman como una gamberrada, pero, a todos, después de mucho tiempo, les dio la oportunidad de pensar, y creer lo que considerasen que suponía aquello. Aunque por supuesto que no dudaría mucho.


    Las patrullas llegaron a la torre y taparon cualquier salida posible. Un edificio alargado y bastante estrecho, que únicamente tenia una entrada. Las antenas más importantes de retransmisión se situaban allí, por lo que no era difícil disponer de un amplio control de la emisión directa a las pantallas de la población.

    Jurarán por cualquier medio que es el único centro, del que puede salir esta locura, pues a pesar de encontrarse completamente protegida, alguien llegó allí, cambió la programación de todos los canales de la región, y se desvaneció.

    La situación era delicada para cualquiera que siguiese vivo en esta época, no voy a negarlo. La mayoría de la población continuaría con su vida como lo estaba haciendo hasta entonces, porque si todo lo que hicieron para dejar de ser lo que no quieren ser, no funcionó, por qué lo hará un simple vídeo. Otros, pensarán que, en cierto modo, la pasividad se puede volver en contra, siendo aquello que siempre han detestado. Y los que están por encima de todos estos, dejarán su culo para que esto no vuelva a suceder.


    Por lo que puede haber grandes cambios que giran en torno a un supuesto vídeo, que surgió de alguien, que todos creen revolucionario, pero que nadie conoce. He de reconocer que todo esto, hasta para mi, suena demasiado conspiranoico.

    Pero si que es cierto, que viendo la situación, podemos llegar a desembocar en diferentes destinos. Puede que el gobierno aumente las restricciones y toda la seguridad para que nadie se levante, y que no vuelva a suceder algo parecido. Puede que la población tome cartas en el asunto y comience una revolución que puede traer cosas buenas o malas. Y puede que todo esto pase desapercibido, y que nadie hable del tema por miedo a cagarla, esperando una reacción que nunca llegará del “bando contrario”.


    Mientras tanto la vida continua para casi todos. Había que culpar a alguien de todo aquello, pero la jugada había sido demasiado limpia y precisa para terminar con un simple vídeo llamativo que no tenía demasiado que aportar. Todo el mundo aquella noche se planteo cuestiones. De la nada salieron miles de virutas quemadas hacia el cielo, como símbolo de tantos deseos y esperanzas acallados durante años. Un sinfín de vanidades sumergidas en podredumbre de la cual nada salía, y mucho menos la bondad. Todos habíamos pasado por aquello, de una forma u otra, y ese mensaje caló muy dentro. Pero el vídeo no era más que una forma de mantenerte atento, de dejarte embobado y comunicárselo a todas aquellas personas cercanas que pudieses. Era un método sencillo para todo.

    La policía estaría investigando la zona cercana de donde venía la emisión, y dejarían de lado muchos otros temas que atender, por lo que daría tiempo a actuar de forma descabellada. El papel principal de todos sus movimientos recaería en Marcus, el jefe de policía de las brigadas oficiales de la policía, a nivel mundial. Por decirlo de alguna manera, era la persona con más poder y jurisprudencia de todo el mundo en temas policiales, de seguridad, de asuntos internos… Alguien con un poder mayor que incluso los propios presidentes de cada región.

    Tampoco quiero caer en el tópico de que todas las personas, tarde o temprano, al exponerse a un gran poder terminan siendo horribles, éste no era el caso. Hasta cierto punto, su mandato, aunque invisible, fue decisivo para que el orden y la paz mundial se mantuviesen, pero como persona tan importante que fue, era un blanco decisivo si se deseaba que todo eso de la paz terminase.

    Aquella noche, la libertad pendía de un hilo muy fino, que dejaba en entre dicho todo lo que nos habían enseñado, toda la vida que habíamos construidos, con los cimientos que nuestros padres, y los padres de nuestros padres, nos dejaron, empezaron a temblar, dándonos a entender que quienes no juegan bajo ninguna regla, tienen las de ganar. Y que si además de crearlas, eres puesto como juez y verdugo, nadie tendrá el poder, o el saber suficiente para cuestionarte, y mucho menos de levantarte el dedo.
     
    #1
  2. Dan Splash

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    Capítulo 2

    Nos quedamos atrás con respecto a valores. Nos dejamos llevar a voluntad de aquellos que anhelaban más. Porque no tenían descanso, buscaban ese resquebrajar de nuestra muralla constantemente, y a pesar de retener sus embestidas, su ansia de poder les daba la suficiente energía para seguir batallando. Todo lo que conseguimos un día se ha ido convirtiendo en un legado del que aprovecharse. Las sacudidas del destino de ayer, han dejado reglas banales que protegen nuestra integridad, pero con el tiempo pasan a ser recursos explotables del enemigo.

    No quiero interponerme de nuevo en sus planes. Los ciclos de este mundo no tienen una misión mayor que la de reconstruir, y algunos creen que es mejor eso que buscar una solución que no conseguirá contentar a todos. Si he de participar, que sea como lo hice antaño.


    El ambiente comenzaba a estar caldeado. Todo el mundo había presenciado el vídeo, y la actuación tan extraña de la policía y los medios de comunicación. “El cuerpo policial ha confirmado el fallecimiento del comisario general Marcus. Fue hallado sin vida anoche en su despacho, rodeado de botellas de alcohol vacías. Se cree que podría ser una muerte natural pero no se descarta ninguna prueba. Dicho suceso ha sido relacionado directamente con la grabación emitida pocos instantes antes de la hora del suceso. Ha sido vinculado a varios ataques terroristas, sufridos en el país y de los que se encargaba personalmente el comisario”.


    - Terrorista es aquel que piensa diferente a vosotros. – Muchos lo pensaban, pero pocos se atrevían a decirlo.


    Astrid es una mujer reservada, solitaria, y con carácter. Alguien que no ha tenido una vida fácil, sin embargo, se puede equiparar a la mayoría de personas de este mundo, por desgracia. Trabajaba para una empresa muy distinguida que se dedica a la fabricación de máquinas industriales, en Tocri, la región industrial del planeta. “Trabajaba” porque dejó su trabajo al poco tiempo de descubrir el vídeo que habían emitido aquella noche, y ahora su pasión es pintar cuadros, como siempre había deseado, aunque en la calle, para poder sobrevivir.

    Creo que vamos a conocer varias personas como ésta a lo largo de los días. Mis visiones no suelen fallar, únicamente hay que darles el enfoque necesario, y tengo curiosidad por ver de lo que son capaces.


    - Toma peque, ¿te gusta? – Astrid no parece muy contenta, pero desde luego pone su mejor cara ante los demás. Al fin y al cabo, qué le queda.

    - Mola ¿eh? ¡Mira que gracioso sales! – La madre del pequeño parecía con prisas…

    - ¡Es asqueroso! Yo no soy así y tú no sabes pintar. –

    - Bueno… Si quieres te puedo hacer otro –

    - No, no quiero nada tuyo. Mira esos dibujos, estás loca, el mundo no es así. –

    - ¡Toma! – Astrid le tira el dibujo a la madre, visiblemente cabreada.

    - Pero, lo siento…

    - ¡Fuera! –


    Astrid comienza a recoger sus cosas mientras la madre y el niño se van perplejos con la actitud que ésta tuvo. He de reconocer que en ninguna época se ha llegado a valorar lo suficiente el trabajo de los artistas, o su visión del mundo. Cualquier “tontería” puede dañar y remover más a una persona que está destruida, y por desgracia muchas veces es necesario.

    Ella mantuvo la calma, pero no pudo evitar huir del conflicto. Se percató de que ese no era su camino, de que lo hacía porque era lo que todos esperaban que hiciese una vez llegase el momento de avanzar, así que, una vez entendido su miedo, lo transformó, como bien sabía, en algo creativo.


    La locura retenida durante tantos años la llevó a los límites más extremos, conservando algo de su capacidad en las pequeñas cosas que la sacaban de todo el asqueroso mundo que la rodeaba. La creatividad es un arma de doble filo, un conducto para desarrollar ideas y plasmar tus esperanzas dándole una forma bonita que deje a todos impregnados de tu valor. Aunque, también puede ser aquello que te atormenta y no deja que avances hasta sacar la última gota de sangre de tu cuerpo para crear esa obra perfecta.


    No les tiene miedo, les regala respeto, pero ella sabe bien cuál es el punto débil en una población carente de sentimientos, la cual ha estado subyugada a las reprimendas de hermanos y conocidos que marcaban el camino que creían correctos.


    Un par de pancartas era lo justo. Algo simple con lo que colorear la ciudad y manchar ese gris y marrón que la hacía cada vez más aburrida. Las mejores obras no tienen autor, y una señal en el momento justo puede hacer cambiar muchas mentes. Tenía que trabajar rápido, aunque fuese solo un par de láminas, debía de estar preparado todo para esa misma noche. El tiempo corría y desde hace unas semanas no sabía la velocidad con la que iba a pasar el día.

    Nada le parecía real, se mantenía en un estado extasiado desde aquel suceso con el niño, su mente no paraba de dar vueltas a ideas y planes que tomar para cambiar su vida, para cambiar su entorno. Su gato pasaba por encima de cada hoja que dejaba suelta, impregnándose las patas de tinta, y con éstas, manchando las láminas. Astrid no se había parado desde entonces, y hasta no acabar con lo empezado no lo haría. Ya eran más de las dos de la madrugada, tenía que preparar la mochila, ponerse algo oscuro y salir a distribuir su riqueza.


    Las cosas estaban silenciosas, su gato reposaba encima de la mesa, y de pronto volvió en sí. Sentía haber estado en trance, pero durante todo momento fue consciente de sus acciones. Era un revoltijo de interacciones e ideas que no paraban de fluir por su mente, por sus ojos, que, a pesar de no tener un orden, mantenían el foco en lo que estaba haciendo.


    Un símbolo apareció en todas las hojas donde había estado trabajando, independientemente de la importancia de cada una. Era algo sin demasiado valor, apenas se veía y no significaba nada fuera de lo normal, por lo que pensó que, en algún momento, Rodie, su gato, había pasado por encima, y de alguna forma dejó su huella por todas partes.


    Astrid se despide de él, y emprende su aventura. Todo está oscuro, y la calle apenas es iluminada por una farola, al final. Nadie planea aparecer por allí a esas horas, y menos después de lo ocurrido, cualquier gesto puede verse como un ejercicio de traición contra el estado. Está preparada con pañuelos y guantes. Saca una plantilla que preparó y comienza a impregnar uno de los muros más grandes de la zona.

    Obras parecidas a las de Bansky empiezan a embellecer la ciudad. Niños jugando con vallas publicitarias, personas rezando esposadas… Cuando apenas está terminando con la última, un hombre mayor se acerca lentamente a ella, sin apartar la mirada ni un momento. Al darse cuenta, Astrid se pone muy nerviosa y comienza a recoger todo lo más rápido que puede.


    - ¡Oh! Tienes talento… o eso creo… -



    Astrid corre lo más rápido que puede del lugar, dejando caer algunas de sus cosas por el camino. Al llegar a un callejón, intenta retomar el aliento y relajar su mente.



    - ¡No corras, joder, que ya no tengo edad! – Aquel hombre estaba al lado suya, había aparecido de la nada, o eso parecía. No tenía pinta de poder seguirla, su ropa manchada de alcohol y su aspecto descuidado, por lo menos, no ayudaba a pensar eso.

    - Aunque bueno, no soy tan viejo como parece. ¡Y en algunos campos funciono mejor que antes! Jajajaja –

    - Iugh… ¿qué mierdas te pasa? – Astrid estaba demasiado confundida para aguantar esto.

    - Oh venga, que la experiencia es lo que más importa… ¡y lo mejor! Además, que en realidad tengo 27 años, pasa que uno tiene sus prioridades, y bueno… acaba como acaba. – El hombre empieza a mirar al suelo, mientras se acaricia la nuca.

    - ¿Qué? Espera, ¿por qué me estás contado esto y por qué me estás siguiendo? ¡Joder! Pensaba que ibas a detenerme… - Astrid comienza a mirar el suelo también, y empieza a levantar su cabeza mirándole de pies a cabeza. - ¿De verdad tienes 27 años? –

    - Sip. – Dice juntando sus labios con fuerza, mientras pone sus manos en la cadera.

    - ¿Cómo? Ósea… no quiero decir que… es que ya sabes… - Astrid intenta arreglar sus palabras sin entender muy bien porqué.

    - Eso dicen todas y luego… -

    - Vale… ¡vale ya! Paso de escuchar tus mierdas. –

    - ¡No! Espera, he venido a llevarte conmigo, mi… “señora”… quiere verte. – Su tono de repente parecía mucho más serio.

    - ¿Qué? –
     
    #2
    Última modificación: 15 de Junio de 2020
  3. Dan Splash

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    Capítulo 3

    Con el paso de los años, se han ido creando ciertas reglas y administraciones para solventar la presión que ejercían algunos gobiernos o regiones en el ámbito global. El mundo quedó dividido en 3 regiones predominantes, las cuales se especializan en diferentes campos para poder llevar una sintonía y un equilibrio entre todas.

    Por desgracia, el nivel de vida de cada una de ellas es distinto, debido también a esto. Las clases son esenciales para quienes están en el poder, y crearlas y distribuirlas en su favor es su mejor pasatiempo.

    Todas disponen de aquello en lo que se especializan las otras dos, es decir, si tu región es líder en industria, no por eso deja de tener acceso a una educación o investigación adecuada, pero sí que no es equiparable. Con todo esto, las regiones dependen unas de las otras, pero no por ello deja de haber roces a la hora de determinar el futuro del mundo. Y por supuesto, aquellos que son líderes en cada uno de esos campos, son los que deciden el rumbo de éste, determinando quienes saldrán ganando y quien perdiendo.

    Después de lo ocurrido, los altercados en las ciudades se fueron sucediendo. Si bien Astrid, estaba preparada para lo que los dioses tenían para ella, otros tantos estaban descubriendo cuál sería su futuro. De cualquier problema se puede sacar partido, y más si tienes respaldo de algún tipo, ya sea político, religioso, o simplemente poder. Todo parecía suceder sin demasiada explicación. Aquel vídeo, y el asesinato de Marcus, debían de tener un porqué, pero nadie, a unas semanas de aquello, había dado la cara, o se había aprovechado de manera directa. En cambio, hizo que, todos, independientemente de su clase social, se moviesen por unos u otros intereses. Esto acababa de empezar y podía ser muy peligroso.

    El siguiente paso es el ministerio de industria, un edificio bastante antiguo con una iluminación muy tenue, que reunía los requisitos históricos. Todo el mundo corre por los pasillos, apresurados para no cruzarse con el ministro, al que le sigue el vicepresidente de la región.

    - Tú eres el responsable de lo que pasa en esta región, no me vengas ahora con cuentos y menos a echarme la culpa como hacéis con todo. – El ministro está muy alterado, y no tiene muchas ganas de discutir lo ocurrido con quien le “gobierna”

    - Yo no soy responsable de nada. Yo solo sigo ordenes… - El ministro se para de repente, golpeando con la mano abierta la pared, arrinconando al vicepresidente que le mira fijamente.

    - Sabes que no es así, pero claro, eso cree la gente, je… - Sonríe mientras se acicala el bigote.

    - Me da igual lo que creas. No estoy aquí para esto, hay que solucionar lo que ha pasado. – Stewart es el vicepresidente de Tocri. Una persona ególatra, y muy materialista. Todos saben, o por lo menos intuyen, que es el que toma las decisiones importantes de la región, a pesar de tener gente por encima suya.

    Las personas con poder suelen entender la vida de diferente forma, si bien es cierto que te facilita mucho la existencia, nada te salva de caer en las manos equivocadas y ver como se derrumba tu vida rápidamente sin poder apenas pestañear. En el caso de estos dos, son muy parecidos. Ambos tienen unas aspiraciones materiales, con pensamientos arcaicos que les delegaron los anteriores cargos, y por supuesto, un entendimiento del honor y la realidad muy distinto a las personas de a pie.

    El hecho de que ambos se reúnan con urgencia no es de extrañar. Lo hacían habitualmente, como forma de establecer bases para el futuro de la región, si ambos se entendían, ambos ganarían. Barsha, al contrario que Stewart, es un hombre que cree que todo lo que tiene lo merece, porque ha hecho lo necesario para ello. La realidad es que es quien es porque su familia era la más adinerada de la región, y llegó a ser el presidente de las mejores compañías industrial comprando su puesto. Todo el mundo le trata con respeto y admiración, o eso cree él, pero la realidad es que no le cae bien a nadie.

    Su despacho está decorado a la antigua. Muebles con trofeos, decoraciones hechas de animales, un minibar en un lado, un sillón de cuero para el ministro y dos sillas enfrente del escritorio. Entran y Barsha se dirige a su mesa, mientras Stewart cierra la puerta con discreción.

    - ¿Y qué ha pasado? Soy el puto jefe y como comprenderás, ninguno de los de ahí fuera tiene huevos a darme una mala noticia. –

    - Ha estallado una fábrica, la de los mercados Furcar. –

    - ¿Qué? ¿y por qué cojones no me han avisado antes? – Barsha se acerca violentamente a Stewart mientras grita.

    - Quizás por esa reacción. –

    Barsha se enciende un puro con un zippo de la bandera de la región. Le ofrece uno a Stewart, que se lo guarda en el bolsillo.

    - Tengo gente trabajando para que no pasen estas cosas. Si no hacen su puto trabajo bien, que no se esperen una sonrisa de mi parte. –

    - No te importa una mierda ni esa gente, ni su puto trabajo. – Stewart se acerca lentamente a una de las sillas.

    - ¿Me vas a dar clases de moral? ¿Tú? –

    Stewart se sienta en la silla y sonríe de forma irónica, sin apartar la mirada del ministro.

    - ¿Se ha perdido todo? ¿ha salido en las noticias ya? ¿me cuentas más o te vas a quedar callado?

    - Todo, se ha perdido todo. Ni siquiera han encontrado a tus preciados trabajadores. Todo hecho añicos. – Suspira Stewart.

    - ¿Todo? ¿se ha esfumado como si nada y lo dices así? – Barsha comienza a gritar de nuevo.

    - En teoría sí, hubo una explosión que mandó a la mierda el edificio entero y no se ha recuperado nada. Lo más raro es eso, que ni si quiera cuerpo, ni algún trozo de metal, nada. Una explosión que lo ha convertido todo en puta ceniza. – Contesta Stewart intentando mantener la calma

    - Ni pruebas de quién ha sido, supongo… -

    - Touché –

    El ministro se enciende otro puro, sin haber terminado el anterior, mientras comienza a mirar por todos lados. Descuelga el teléfono, se asegura de que su puerta está bien cerrada y no queda nadie por los pasillos, tapa con las cortinas la ventana…

    - Esto no lo sabe nadie todavía, ¿verdad? – Se planta delante de Stewart, casi susurrando.

    - No, bueno, los alrededores, policías y bomberos imagino. –

    - ¿Tus superiores tampoco saben nada? –

    - No sé, supongo que no, aunque él debería saberlo. –

    - Sí, pero no creo que le moleste lo que te voy a proponer. – Se acerca al oído de Stewart y le cuenta algo, no he conseguido entender el qué, pero esto le deja algo descolocado.

    - No podemos jugárnosla así, el vídeo ha levantado demasiadas voces. No me voy a jugar el puesto por tus empresas de mierda. –

    - ¡Já! ¡Cómo si no estuvieras en peligro ya! –

    Stewart se levanta alterado, y cabreado se dirige a la puerta.

    - ¡Espera! Hagamos un trato. –

    Se para de golpe aún con la mano en el picaporte.

    - Tú quieres darle una patada en el culo a tu jefe y convertirte en el nuevo presiente. – Señala Barsha con una sonrisa burlesca.

    - Y tú quieres ser el único ministro, y mandar a la mierda a las otras dos… - Se da la vuelta para mirar fijamente a Barsha.

    - Pues tú te encargas de deshacerte de ellas y yo me encargo de nuestro querido presidente. –

    - Ya… suena fácil… -

    - Y lo es querido amigo… ¡Mira! – Comienza a dar vueltas por la sala mientras mueve la mano con el puro aún encendido.

    - El antiguo jefe de policía de la OMSC ha sido cruelmente asesinado – dice con recochineo – y el nuevo, da la casualidad que es amigo mío. Mira que cosas que tiene el destino… ¡ups! Digo, el todopoderoso. –

    - Ayudaría bastante, pero habría que atar muchos cabos y tenerlo todo muy controlado. Si nos descubren los… - Barsha le interrumpe.

    - ¿Dioses?¿En serio?¿Tú crees que les importa una mierda lo que pase entre nosotros? Mientras sean bien alimentados y se cumpla su autoridad. – Dice Barsha medio cabreado sentándose en su sillón.

    - No son solo ellos, lo sabes. –

    - Claro que no, de ellos estoy hablando jajaja - Barsha se ríe torpemente.

    El vicepresidente se sienta en la silla de nuevo, suspirando, intentando liberar tensión mientras calcula los fallos posibles.

    - Sírveme una copa, tenemos mucho de qué hablar. –

    - Encantado, amigo mío. –
     
    #3
  4. Dan Splash

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    Capítulo 4

    Todo marchaba como siempre, aunque pueda sonar algo estúpido. A los ojos de cualquier ciudadano de a pie, lo ocurrido en las ultimas semanas no es más que el mismo pan del día a día, que, sino te paras a investigar u observar, pasará desapercibido entre otros tantos problemas. Esto cambia de una forma muy sencilla el enfoque cuando contabilizas la cantidad de gente implicada en cada uno de esos problemas, y cual es la magnitud de éstos.

    Quiero decir, cuando existen multitud de problemas que solucionar a tu alrededor, y no tienes los medios, o no sabes cómo, lo más seguro es que olvides los que no te suponen un gran problema o te son ajenos, centrándote en el futuro más cercano o el presente. Con esto, es más o menos fácil, determinar los movimientos que puede llegar a tomar una persona, y como sociedad, supone que, si tu jefe emplea métodos cuestionables para conseguir dinero o las ilegalidades son comunes en su vida diaria, a tí, mientras te pague y puedas sobrevivir, ni te va ni te viene.

    Es algo complicado, lo sé. De hecho, con el paso de los años las formas de mantener un estatus en el que todos fuesen "iguales" pero diferentes, ha ido variando, pero como siempre esos ciclos, de los que tanto me gusta hablar, vuelven para darnos una patada en el culo y preguntarnos si es que no hemos aprendido nada.

    Cuando surgen personas como Astrid, el mundo cambia, pero no de la manera que estamos acostumbrados a ver en los relatos míticos. Cuando una persona "especial" es reconocida como algo fuera de la norma, realmente es algo común dentro de ese mundo. El hecho de que Astrid, quiera emprender un nuevo viaje, guiado por aquellos ideales a los que tanto tiempo ha estado fallando, supone que otras tantas personas parecidas a ella, lo están haciendo en este mismo instante. Y eso, es interesante al punto de que, si eso pasa con ella, también pasará con gente como Stewart o Barsha.

    La visión que tuve de Astrid continúo, aunque no de forma constante, lo que me hace pensar que alguien sabía de mi presencia, y tiene poder para poder molestarse en tapar sus intenciones.

    Astrid y aquel hombre, caminaron a oscuras por la calle hasta llegar a un local con un letrero de neón medio roto.

    - ... y ese dedo es la clave, créeme. - El muchacho seguía hablando sin para aunque Astrid no le miraba, estaba observando aquel lugar. - Ya hemos llegado. -

    - ¿Es aquí? Pero que yo no quiero... -

    - Tranquila mujer, este es el hogar de muchos de nosotros ahora. Venga, pasa. -

    Es un sitio muy oscuro, con algunas pocas luces de neón y pintura fosforescente por las paredes. Un local de ambiente, con una barra a un lado con butacas en frente, un escenario pequeño con sillones a los lados, y terminaba en una sala circular con varias puertas alrededor.
    Ambos se paran en la barra, y el hombre pide una cerveza.

    - Hey Soren! Ponme un botellín. Y tú, ¿quieres algo? - Sonríe a Astrid y bebe del botellín.

    - Toma. Para ti también, que seguro te duele la cabeza de escuchar a este gañan. - Soren les sirve a ambos. Creo que sé quien es, y esto se pone interesante.

    - Emm, gracias, pero, ¿qué es este sitio exactamente? - Astrid no entiende porque la ha llevado allí, por su cara, diría que está intentado buscar la manera de salir corriendo.

    - Bueno, digamos que es un lugar donde puedes evadirte de la realidad y disfrutar sin importar quién seas o qué hayas hecho. - Astrid comienza a mirar a su alrededor, mientras Soren habla. - No te preocupes, siéntete segura aquí. No nos juzgues por la portada. - Soren emite una agradable sonrisa y seguidamente se pone a limpiar vasos.

    -Yo pensaba que estos sitios eran ilegales. -

    - Seh. Pero estamos muy cerca de los suburbios, nadie del estado se preocupa por estos sitios así que nunca hemos tenido problemas. - El hombre se encoge de hombros y vuelve a beber.

    - Además, muchos de ellos buscan servicios especiales, y aquí no son bienvenidos. - Soren interrumpe al hombre y mira fijamente a Astrid.

    - Si... Ya te lo contará otro día. Tenemos que irnos. -

    El hombre tira del brazo a Astrid y se la lleva a una habitación con cartel de reservado, con la atenta mirada de Soren. Es una habitación lujosa, pero con toques góticos. Llena de figuritas, espejos, decoraciones de todo tipo y por todos los lados. Una habitación oscura pero glamurosa.
    Astrid asustada, mete la mano en su bolsillo, donde había dejado uno de sus sprays, por si la situación supone más de lo que ella podría aguantar, poder salir de allí corriendo.

    Al fondo de la habitación se puede distinguir una silueta, sentada frente a la ventana fumando, cuando abren la puerta, da una ultima calada y se levanta para recibir a sus invitados. Según se levanta las luces de la habitación se encienden. Su ego es el de siempre.

    - Os estaba esperando querida. - Una mujer extravagante, con una belleza incomparable les habla, mientras les invita a pasar.

    Genial. Esto me suena.
     
    #4

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