Cien poemas para el alma VIII

Lo reconozco...

Cuando llegó dejé de buscarme
sin pretender se volvió mi meta,
lo veía grande e inalcanzable
y soñarlo era mi tierno consuelo.

Cada vez que nos cruzabamos
mi corazón su nombre gritaba,
me enamoré sin saber cómo pasó
sin sospechar cuándo sucedió.

Entró a mi vida por completo
fue amigo, consejero y confidente,
por mi boca supo mis secretos
y le confié cada uno de mis miedos.

Supo como aliviar mis carencias
y sin evitarlo me puse la venda,
lo que cuide por años se lo dí
sin asegurarme que lo cuidaría.

El tiempo fue celestino y lo ayudó,
de ser mi amigo se volvió mi amor,
no medí nada de lo que pude darle
alma, cuerpo y corazón todo lo dí.

Fuí egoísta e injusta conmigo
queriendo que fuese mi destino,
fuí ilusa e ingenua ante sus ojos
sabiendo que nunca sería leal.

Reconozco que su poder fue mío
que sus injusticias yo las permití,
reconozco que amé sin amarme
y que le permití destrozarme.

Reconozco que me humillé
que muchas veces me fallé,
reconozco que tuve más miedo
a la soledad sin él que con él.

Reconozco que fuí débil para irme
gastando las fuerzas en seguirle,
reconozco que olvidé mis huellas
para existir debajo de sus pies.

Reconozco que subasté mi alma
en su infernal farsante paraíso,
reconozco que no recibí amor
y que mi cuento se volvió dolor.

Reconozco que no puedo juzgarlo
es verdad que me falló vilmente
pero la que se engañó por años
simplemente por amar , ¡fuí yo!.

​

 

omg... me sacaste un suspiro pequeña.
hay dias de estos.

 

Muchas gracias por leerme...un abrazo