Mundo y abismo

MUNDO Y ABISMO

La medusa del cielo nos niega sus gemas
y una gris gelatina se pliega en las bocas.
Un réquiem de cuchillos alumbra las yemas
y los pechos se cubren de un nido de rocas.
Las banderas de gritos, el asco y sus lemas,
nos recuerdan que siempre por muchas son pocas
las guerras que alimentan el odio suicida
de este humano demente que todo lo olvida.

Y así, vamos cumpliendo con nuestro destino
de comernos los unos a los otros. Muerte.
Un reguero de bilis. Un charco cetrino.
¿No te empachas, humano, de tanto comerte?
¿No te abruma este cielo de plomo y espino?
¡Atrévete a mirarte! ¿no te duele verte?
Somos la oscuridad, somos la vergüenza
del cósmico ADN y su verde trenza.

La cultura no salva, ¡nos salva el amor!
Un amor propio y puro. Un amor sin poses.
La consciencia no salva, ¡salva ese rumor
del niño que te habita cuando te descoses!
Ese niño de trapo custodia el temblor
que nos salva la vida. No, no son los dioses.
La historia se repite y ya está cansada
de tanto sacrificio…, tanto para nada.

¡Pero maldita sea!, ¿qué esperabas?, ¡dime!
Seres sin nombre, hijos de tus vertederos
lamiendo las cuchillas del aire sublime
que agita las banderas de los patrioteros.
El mundo subastado se desangra y gime
y en su saliva negra lloran los jilgueros.
Pero el mundo que puja mira hacia otro lado
negando aquellos versos que lloró Machado...

Los procesos de Kafka tomando el poder
el mercado caníbal que sigue de fiesta
celebrando que quedan almas por vender.
El cuerpo ya no vale porque nos molesta
y una red intestina nos disuelve el ser
en likes de mierda, selfis y memes protesta.
Y en esta abulia infame de gris maniquí
unas tazas de pienso que piensan por ti.

¿Y qué hacer con las cruces de nuestra moneda?
Quizá que cada uno se entregue al amor.
Quizá que cada uno haga lo que pueda.
Pequeñas grandes cosas; hablo del calor
de un abrazo, de un beso, hacer que suceda
ese instante de luz en nuestro interior.
¡Humano!, que este viaje, tan solo de ida,
nos merezca la pena que sangra esta herida.


Cuando nuestro horizonte rompa ya su cable
la luz del universo seguirá inmutable
gestando nuevos mundos en otras miradas.
Miradas que agradezcan la luz de la vida
y renueven el pulso del alma encendida
ante los astros verdes girando en sus gradas.


Kalkbadan
En Madrid, a 17 de octubre de 2020

 

¡Caramba, Andreas! Hablando de poesía iluminada por las sombras, nos pintas este dantesco espectáculo de una humanidad que se debate entre sus ruinas, que en los últimos alientos sigue hurgando por el oro en la boca de sus muertos... El hombre será lobo del hombre, y cuando toca la hambruna...

Me gustaron estos tridecasílabos 7+6, con cierto gustito anapéstico que no conservaste. Seis octavas reales y ese último sexteto donde rompiste el molde...

Veo corto al primer hemistiquio de este verso:
Pero el primer mundo mira hacia otro lado

abrazo
Jorge

 

Así son las rimas perfectas, Andreas, entre palabras de distinta categoría gramatical: adjetivo-tiempo verbal, sustantivo- adverbio, etc. Les dota al verso rimado una dimensión estética negada a las pertenecientes al mismo rango.
Increíble, insufrible, horrible...como que no ¿verdad?

Formidable poema, por su forma y por su fondo.

Un fuerte abrazo.

 

Me parece un poema muy extenso, mi querido y admirado Andreas. Y no es que no tenga suficiente meladura, por así decirlo, sino que sentí que el ritmo hemistiquial de los tridecasílabos hizo tediosa mi lectura. En el resto de las estrofas, exceptuando la primera, hay pocas metáforas. Se descuida un poco la parte artística del discurso poético, tornándose expositivo y sentencioso (Y así vamos cumpliendo con nuestro destino; la cultura no salva; la consciencia no salva; la historia se repite...). Abundan, por otro lado, las interrogaciones retóricas (¿No te empachas, humano, / de tanto comerte? ¿No te abruma este cielo / de plomo y espino? ¡Atrévete a mirarte! / ¿no te duele verte?; ¡Pero maldita sea!, / ¿qué esperabas?, ¡dime!; ¿Y qué hacer con las cruces / de nuestra moneda?...) y, por supuesto, los giros hacia el destinatario de todas las ideas y pensamientos: el ser humano.

La primera estrofa es mi predilecta. Realmente es de una belleza abrumadora.

La última estrofa, de seis versos, sigue el esquema de rimas de la sextina romántica o estrofa de Nuñez de Arce (AABCCB). Pero el concepto que mejor se adapta a la forma que nos presentas es el del sexteto simétrico, el mismo que empleó el dramaturgo español Ramón del Valle-Inclán en La Infanzona de Medinica, un poema escrito en dodecasílabos y que pertenece a su obra «La Pipa de Kif», 1919.

Coincido con la apreciación métrica de Jorge, y agrego a esta el segundo verso de la segunda estrofa, cuyo ritmo encuentro accidentado, probablemente por el encabalgamiento entre hemistiquios en la expresión «los unos a los otros». A esto se suma la pausa sintáctica antes del final del verso.

Volveré a leerlo porque, a pesar de su extensión (más largo que una sextina) y del metro tan inusual, hay un gran compendio de enseñanzas morales que urge tomar en cuenta. El mundo no es lo que queremos, querido amigo, pero es el que nos ha tocado y nuestra obligación es sobrevivirlo.

Un abrazo fuerte.

 

Hola, Andreas. Tu poema de corte ciertamente apocalíptico parece cerrar con la esperanza del amor a modo de tabla de salvación o clavo ardiendo, según lo interpreto yo. Un poema lleno de imágenes y fuerza. Espero esncontrate bien. Saludos cordiales.

Carlos

 

¡Jorge! Me alegra tu paso por estos versos. El comentario, como siempre, tan certero...
Me cuesta tener esperanza, amigo. Realmente creo que la cosa está jodida. Este bucle no parece uno más en la historia. Es evidente a dónde nos lleva la destrucción ininterrumpida que exige el consumo humano de ese primer mundo pujador; la inercia del mercado es brutal e imparable y los recursos de nuestro planeta finitos... Eso unido a los innumerables misiles con sus vientres atómicos petados a un golpe de dedo para comenzar su desintegración y con ello la vida humana, cierra el círculo. No parece, compañero, que a este ritmo de aniquilación planetaria nos quede mucho tiempo por disfrutar del giro de los astros.
Quizá los dieciséis mil millones de neuronas de nuestro cerebro colapse en la toma de decisiones. Quizá sea una cuestión de escala y seamos incapaces de pensar en el futuro de nuestros hijos. Quizá la mala hostia sea el instinto predominante en el ser humano y no construiremos jamás una autoridad interior basada en el amor que le ponga coto a esa tan nuestra insaciable tendencia caníbal. No tengo ni idea. A estas alturas creo que aquel aforismo de quien no recuerde su historia estará condenado a repetirla, no lleva razón. Lo repetiremos tantas veces como haga falta hasta que nos borremos del mapa. ¿Y qué decir de la razón? Menos razón y más corazón.
Hay una cuestión que se suma a todo lo anterior que enmarca a esta época como «singular», y es que el devenir de nuestra vidas depende cada vez menos de nosotros (está allá, en eso que llaman «el mercado»). Y el centro de gravedad de nuestra existencia está emplazado fuera de los cuerpos, en eso que llaman «la red». Y el problema es que el cuerpo nos contiene y la red, no.
Mirarse al espejo, abrirse una ventana en el pecho, creo que sería un buen punto de partida.

La primera octava la escribí casi del tirón y en vez alejandrinos, me salía ese 7+6. Y no me sonó mal, así que me propuse mantener el tridecasílabo hasta el final. Es extraño el tridecasílabo 7+6 con ese vaivén que lo empuja en muchos casos al 7+7, ¿verdad? Ahora que lo dices con el anapesto se pueden hacer unas limpias tiradas rítmicas... Lo probaré.

Ya corregí el defecto métrico que me indicabas. Gracias por ello.

Y gracias por tu lectura, siempre tan intensa y atenta.
Un abrazo fuerte y sigue bien.

 

¡Vicente! Cuánta razón llevas, amigo. Es fundamental para la calidad de un poema esa diversidad gramatical de la palabra-rima.
Recuerdo que el querido Eduardo de La Barra nos lo repetía mucho. Lo tengo grabado a fuego, y, sin embargo, demasiadas veces se me olvida.
Efectivamente, como que no... Increíble la psicopatía del humano.
Gracias por pasar y por tus siempre nutritivos comentarios.
Un abrazo.

 

¡Elhi! Qué gusto reencontrarme con tus comentarios. Gracias por tu tiempo, compañero.
Probablemente das con la clave de por qué resulta demasiado largo y pesado el poema (a mí también me lo ha parecido). El poema se destensa conforme avanza. Es un ritmo que se vuelve un poco irritante por lo fluctuante, no sé... Como decía a Jorge, fue una propuesta marcada por esa primera estrofa que me salió con ese ritmo 7+6, pero que después, en el resto del poema, reconozco que me costó mantener, y eso, al parecer, se nota.

Efectivamente el prosaísmo es fuerte en muchos tramos del poema. En temáticas como esta me cuesta la metáfora, quizá por la necesidad de no oscurecer el pensamiento y porque me sale un lenguaje más directo, literal y menos poético. En cuanto a lo de «sentencioso», creo que es inevitable serlo en el tema tratado. Ese tono que se acerca a lo profético tiene su origen más en la falta de certezas que otra cosa...

El defecto métrico al que apuntaba Jorge ya lo corregí. Y trataré de mejorar ciertos tramos del poema. Sin embargo, el verso que me indicas, me gusta. No tropiezo con él y me parece que desautomatiza un poco el repique de tambor del 7+6.
Compa, me fui a buscar el poema de Valle al que haces referencia, pero me encuentro con el esquema AABCCB del sexteto final. ¡Ya me dices!
Y muy bello eso de que a pesar de no tener el mundo que soñamos es nuestra obligación sobrevivirlo.
Un abrazo enorme y gracias por dejar tu huella.

 

Hola, Carlos. Me alegra que comentes el cierre. Efectivamente, se trata de una llamada a la esperanza. A que -en un futuro- otro ser consciente de este planeta, o de otra civilización que exista por ahí en algún rincón del universo, contemple la escultura del cielo con humildad y estremecimiento.
Gracias por tu comentario. Un saludo.

 

¡Buen día, Andreas! ¡Exacto, amigo! A eso me refería en mi comentario: a que el sexteto final de tu poema coincide con el esquema de rimas empleado por Valle-Inclan. Solo quise precisar esa parte final porque ya sabemos que el resto de las estrofas son octavas reales. Probablemente no me expliqué bien o se te escapó algo en la lectura.

 

jaja! Tu like es bien calidad, compañero.
Abrazo, Sergio.

 

¡Luis! Siempre he disfrutado mucho de esa fase de repaso y corrección. Por eso te agradecería enormemente si me pudieras acotar un poco más tus apreciaciones. En cuanto a lo de las figuras, soy consciente de ello, y trataré de mejorar la calidad poética del texto a pesar de que la temática me arrastra a un lenguaje más directo y coloquial. Donde me pierdo es en el ajuste de la distribución acentual. Realmente, una vez arranqué con la propuesta hemitiquial 7+6, los traté como semiversos heptasílabos y hexasílabos sin darle más vueltas. Es cierto que la variedad acentual presente en el poema es notable, alternando heroicos, melódicos, sáficos... ¿Me recomiendas mantener un ritmo más marcado? ¿Quizá -como apreciaba Elhi- debería evitar encabalgamientos entre hemistiquios favoreciendo la limpieza en el ritmo y la sintaxis?
¡Dime, compañero, y así centro el tiro!
Muchas gracias por pasar. Un abrazo.

 

¡Mil gracias, Luis! Tomo nota de tus sugerencias.
¡Un abrazo!

 

¡Hola, Isabel! ¡Sí!, qué buena pinta tiene el foro, la verdad... Hay que aprovechar mientras dure, compañera.
Jorge me hizo la observación de que se notaba al anapesto como predominante, pero solo como ruido de fondo, Elhi, que echaba en falta figuras que dieran más consistencia poética al texto, y Luis, además de incidir en la necesidad de implementar un lenguaje más poético, me animaba a buscar un esquema acentual menos disperso. Si tres pesos pesados tuercen el morro, ¡cuidado!, jaja.
Lo que saco en claro de estos comentarios es que la tendencia prosaica en un texto largo puede hacer pesada la lectura; y este es un detalle que ya había percibido. En relación con los acentos, Luis dice algo muy interesante a tener en cuenta como que: En los versos con hemistiquios distintos es muy importante mantener la acentuación (dentro de la misma estrofa). Y eso me hizo recordar que incluso en los hemistiquios simétricos, como el alejandrino, generalmente mantenían o bien acentuación heroica (2.4.6) o melódica (3.6), pero no se solían mezclar.
Quizá la propuesta de disponer sistemáticamente el anapesto en el heptasílabo y el anfíbraco en el hexasílabo conformando una tirada rítmica ooó en la mayor parte de los versos, es de bella sonoridad, pero quizá se pueda volver algo monótona. Iré probando en adelante alternativas, hasta que me suenen bien.
Me alegra tu paso por estos versos.
Un abrazo y cuídate mucho.