Para quien quiera quererme.

Me marcharé, pero me verás en las miradas
ensimismadas, hacia la nada tan latente.
Una recóndita imagen, que se ven trastadas
ante el abanicar de una mano incandescente.

La veras como a la entrada de la osada estrella,
asomada entre el espesor de invisibles nubes.
Es la primera, que sin vestidos es doncella.
-Pareciera que siguiera el rastro de tu huella-

El parpado enfocado, endeble atención inerte,
guionista de los pasos siguientes de la muerte.
Un despliegue de preguntas jamás contestadas.
-¿Qué costurera podrá de aquí descocerte?-

-O tal vez cosa por encima, hasta que deserte-
Las hilachas dejaré, pues me servirán de agarre.
-Muñeco de corazón bordado- ¡Hilos de suerte!
Colgado a las alas de las aves de aquelarre.

 

Sentidos versos, un gusto leerte, saludos!

 

Muchas gracias por su visita y comentario, señorita Bella.