El encantador y la serpiente

Un mal negocio es el estar pendiente
de los aciertos y también errores,
en la incierta intención de cada fuente
que distorsiona juicios y valores.

Ves al encantador y la serpiente.
Sin darte cuenta bebes sus licores.
Un perfume que huele a repelente
te envuelve con sigilo en sus sopores.

Y la figura con o sin defecto
de fiera pasa a ser la fiel mascota.
Como sea, produce el mismo efecto.

En un profundo mar la duda flota.
Si dice, solo apena a tu intelecto.
Si calla, solo pasa por idiota.


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El mal humor de los demás nos puede arrastrar al mismo estado de ánimo. Desinformación y simplismo están al servicio de esta mayúscula desazón en la que vivimos. Bien dices que es mal negocio estar pendiente de los aciertos y los errores ajenos, pero en el tercer verso has colado un 3.8.10 al que no suelo dar el apto en clásica competitiva. Por otra parte, me repugnan más esos tiernos cervatillos que cuando cambian de amo se convierten en perros de presa al srvicio de sus nuevos dueños. Vivir para ver. Un abrazo. Luis

 

Hola
Tengo pendiente el cambio de otros tres por encargo de nuestro compañero, Elhi. Pero me apena pensar en la reacción de Juan Ramón.
Muchas gracias, Gigio. Un abrazo.

 

Intenté plasmar el empecinamiento de algunos por ejercer ambos roles. Y, en cuanto a ejercer el control, muchas veces es solo en apariencia. Muchas gracias, Jorge. Un abrazo.

 

Te respondo yo. Modifiqué el verso que originalmente no acentuaba en sexta. Un abrazo, Manuel.

 

Donde quiera que estés:
Muchas gracias, Manfred.