La cárcel de un pensador siempre es el amor

Siento mi decadencia y también mi hegemonía,
el paso de los años jamás ha sido el mismo,
a veces alargado, incluso estrecho,
otras vasto y profundo, y dilatado.

Tanto es así que aquí, en la superficie,
imagino otro rastro de tu piel,
y en la más fervorosa intimidad,
me ataca el subconsciente.

No te metas ahí, siempre te dije,
con mis ojos chillones y perdidos.
No me robes el hábito de verte,
la costumbre de herirte contra mi voluntad,
mi voluntad ambigua.

Pero tú hiciste uso de tus tácticas,
e incluso sin que fuera necesario me olvidaste.
Creo que no lo has hecho por completo,
tienes otra versión de nuestra historia.

Creo que me has faltado por un malentendido.
Que seguirás haciendo que hinque las rodillas.

Porque te concedí un lugar colosal en mis entrañas,
que no puedes llenar ni vaciar,
del que solo se sale con pasión,
que solo se abandona si nunca me has amado.

 

Pero tú hiciste uso de tus tácticas, e incluso sin que fuera necesario me olvidaste.
Creo que no lo has hecho por completo, tienes otra versión de nuestra historia.

Buen escrito nos compartes, grata lecura.
Saludos Ricardo López Castro.

 

Y tienes mucha razón poeta, que gran poema nos has traído al foro,
agradezco infinito a tu inspiración por el momento de tus letras.
Besitos cariñosos apretados en tus mejillas.

 

Gracias miles a ambas por deteneros en este trabajo.
Me agrada que os haya gustado esta apuesta.
Abrazos y felicidad.
PD: Me alegra volver a saber de ti, Anamer.