El intolerante

Cierto tipo intolerante,

tan superior se sentía

y tan obcecado estaba,

que solamente aceptaba

lo que a él se le ocurría

o lo que le interesaba.

Cuando alguien le mostraba

su sentir o su opinión,

le quitaba la razón

y le desacreditaba

sin ninguna compasión.

Lo distinto rechazaba

y trataba al semejante

con actitud humillante,

sin demostrar indulgencia

ni un atisbo de clemencia,

sólo él era importante.

Cómo por su egocentrismo,

por creerse diferente,

aceptaba el racismo,

la homofobia o el sexismo,

sin ser siquiera consciente

que por esa intransigencia,

amén de su fanatismo

y su falta de empatía,

se convierta en referente

y quizás también un día

le puedan tratar lo mismo.

 

De esos intolerantes personajes muchos encontramos en la vida real amigo, quizá sea un mal necesario en esta sociedad plagada de individualismos.
Saludo la genialidad de tus versos.
Un abrazo fraterno José.

 

Estoy totalmente de acuerdo, amigo Manuel, hay un exceso de intolerancia en la sociedad y se ataca al prójimo que piensa, cree o luce distinto.
Me alegra mucho que te gusten estos versos, también me encantan los tuyos.
Un fuerte abrazo recíproco.

 

Leo atentamente tu poesía en octosílabos, (aunque a-cep-ta-bael-ra-cis-mo me parece que es de siete sílabas) pero lo que no consigo ubicar es el tipo de estrofa que has seguido.
Me ha gustado mucho el contenido. Y en cuanto a la forma suena bien, aunque ya te digo que no sé qué estructura es.
Saludo cordial.

 

Muchas gracias por tu comentario.
Esta es una de mis primeras poesías y tienes razón, yo escribía sin estructura, sólo lo que me venía a la cabeza, por lo que tienen que haber múltiples fallos. Ahora, después de estudiar algunos días, tengo más criterio para corregir tanto la rima, como la métrica y el ritmo, por lo que me pondré a repasar todos los poemas y cambiar lo que sea preciso.
Un abrazo.

 

Muchas gracias por tus palabras.
La intolerancia abunda en la sociedad, sobre todo por la falta de empatía, tenemos un ejemplo muy actual como consecuencia de la pandemia. Cada uno va a lo suyo, es como si los problemas del prójimo no les interesase, esos niños que mueren de hambre y de enfermedades está muy lejos, hasta que llega un virus de China y nos afecta directamente, entonces esa intolerancia se concentra todavía más en nuestro entorno, ahora, de esos niños ni nos acordamos, no tenemos ni la más mínima consideración hacia los que viven en nuestra propia ciudad y nos saltamos todas las normas de convivencia para luchar contra el virus. ¡Que Dios nos coja confesados!
No tengo ni idea de la estructura del poema, pero ahora que mis conocimientos han aumentado me doy cuenta de que puedo transformarlo en décimas encadenadas. Me pondré manos a la obra.
Un abrazo.