El reproche

Un arrabal donde yace el niño que fui,
el techo solano y el efluvio del árbol,
un puente y un calvero en la mitad de la nada,
una luz de estrellas que se duerme en mi rostro,
un pajar solitario, la mansarda del olvido sin llaves
ni lucerna, el calor de unas llamas y el esqueleto
de un edificio en ruinas, mi automóvil blanco
en un parking de autopista, la cueva escondida
del anacoreta, un portal vacío o un cajero automático
en la calle más oculta. Y aún dirás que no he vivido.

 

Parece que si, que has vivido intensamente y en tus letras logras
reflejarlo. Me gustó leerte Ramón, gracias por compartirlo en el
foro. Besitos cariñosos apretados en tus mejillas.

 

Gracias, Anamer, por leer y comentar. Un beso.

 

Si parece que has vivido, la intensidad, la que tu quieras. Un abrazo.

 

Yo creo que el vagabundo, aunque lleve una vida precaria, es mas intensa en episodios que la que vive una persona sedentaria. Aparte de esto el poema quería que tuviera un punto de ironía. Gracias, Margarita por pasarte por aquí y comentar. Abrazos.