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El verano de febrero recién nacido me encuentra en un restaurante, por llamarlo así, o más bien es una casa de comidas caseras en la hostería de un pueblo de tarjeta postal.
Me atrapó, me fascinó la vista de la laguna que adquiere matices verdosos cuando los pinos que crecen en la orilla, se reflejan en sus aguas calmas.
Amo esta geografía de sueños de jade y todo lo que ella significa en los confines de mi más intrincado y encendido silencio, aunque siempre, absolutamente siempre tenga que abandonarla.
No es mi prioridad, no es mi vida, pero sí es demasiado importante y me deja el cuerpo y el espíritu impregnados de una magia salvaje y agreste, que me es imperiosa para alimentar otras magias urbanas.

Detrás de la barra mostrador, en lo alto de la pared lindante con la cocina del local, se sitúa una cornamenta de toro a modo de adorno rústico. Observo cada detalle en los muros grisáceos, aunque sentada junto a la ventana, el espectáculo real esté del otro lado del vidrio.
Se me nota el aire de porteña, como en el interior suelen decirnos a los que venimos de Buenos Aires, aunque no seamos nacidos en la Ciudad Autónoma. Somos tan provincianos como ellos, pero se empecinan en ignorarlo. Es que no tenemos ni la tonada, ni la postura corporal, ni el andar pausado que los define y eso los incomoda bastante. Aquello que es distinto siempre inquieta, y lo entiendo.
Es fácil adivinar que todos en este sitio se conocen. Lo curioso es que nadie parece mostrar interés en la extraña vestida de negro, que incluso lleva una mochila negra, aunque con flores fuxias, pero el camarero, que usa un jean y una camisa celeste de mangas cortas a la que tapa un delantal con rayas verticales, ya me preguntó de dónde vengo, acertando mi condición de nueva.
Supongo que así hará con todos, como para romper el hielo, y descontaminarse un poco de la rutina de los lugareños que aprovechan el domingo para comer fuera del hogar, indudablemente para que se produzca un quiebre en la parsimonia de sus días a los que imagino todos iguales.
Decido ser cordial y abrirme, me siento muy bien, tuve un feriado no oficial, decidido, otro para agregar a las piezas de mi museo de memorias divinas, y aunque no me gusta que me pregunten cosas, ya que me ponen inquieta los interrogatorios, hago entonces una excepción y le digo que solo hice un alto en la ruta para comer algo, y que luego me vuelvo a mi casa.
El chico asiente con una sonrisa amable y me cuenta que el plato del día es el de ravioles con salsa boloñesa, al que por supuesto, no me resisto, aunque le recalco que me acerque una cantidad mucho menor a la que habitualmente se suele servir.

Por un momento, no sé donde estoy, me siento rara. Es como si el tiempo se anclara en un espacio neutral. Me encuentro en el medio de dos aguas mucho más profundas que ese ojo de esmeralda que refleja los pinos de la orilla.
Si no estuviera tan loca de amor, tan compenetrada con mis calles, no dudaría en comprarme una casita en las afueras de este oasis verde. Pero no, no puedo, y no puedo porque soy una mujer de pasiones firmes, y entre más me analizo, descubro que son pocos los momentos en los cuales me permito salir de las cárceles amadas que elijo voluntariamente, para perderme en una comida de minutos que luego pasan y se transforman en memorias de museo.

-Seguro que alguien la está esperando- dice el joven con un tono de confianza que jamás le brindé y que hace aflorar su esencia de pueblo chico. Y lo disculpo.

-Me esperaron, me esperan…algo así, sí…-respondo con una notoria exhalación, sin quitar la vista de la carta del menú, antes de elegir lo que voy a tomar y comer de postre.
Después se la devuelvo y lo miro con cierta profundidad, como queriendo transmitirle mis historias de manera telepática y creo que lo incomodo, porque se ruboriza como sintiendo que preguntó más de la cuenta y se retira, mientras a mi me asaltan unas tremendas ganas de terminar pronto este episodio del tiempo anclado; subirme al auto, entregarme a mis canciones alusivas y al camino, y volver.
Siempre volver donde también me esperan.

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Nota: copyright 2018, relato breve cuya única finalidad es entretener.

 

Leí tus otras prosas pero no te comenté porque me causaron emociones que no hubiera sabido como escribir sin parecer lo que no te gusta y en este relato me atrevo a decirte Cecilia querida que me parece que la trama está adentro de la protagonista, lo que siente ella. Como en esas películas bucólicas donde todo pasa por dentro.
Siento admiración por tu ser especial y tu ser que escribe, no me lo puedo guardar y te lo digo con respeto caballeroso.
Te leí en todas mis vidas y lo único que cambia ahora es que estoy registrado para decírtelo.
Solo eso.
Beso tu mano
Hasta la próxima vez.

 

Bueno, aprecio tus lecturas también en líneas largas.
Las otras prosas que subí son más de love, esta es otra cosa y como bien decís, hay que imaginar lo que sucede puertas adentro de la mente. Es un relato descriptivo muy cercano a los lugares del interior y a su gente, una pincelada con un poco de misterio.
En cuanto a lo de tus otras vidas... mmm... venías bien...
a ver... si tenés alguna fórmula para recordar vidas anteriores, me la contás para ver si la pongo en práctica.
No sé quien sos pero sé que no hay nada oscuro detrás de tu nick y eso me hará tomar otra actitud en tanto siga el respeto caballeroso. No me gusta estar a la defensiva con las personas, ni ser hostil, me incomoda no ser natural, no me siento auténtica.
Te agradezco el tiempo.

Muy feliz viernes, Here for...
Tenés que ponerte un nombre más simple y mencionable, aunque sea de ficción.
Herfor, así te voy a decir.
Muchas gracias.

 

Cecilya, Poeta.
Sencillo ,directo
encantador.
Abrazo fraterno.

 

Gracias Nelson por tener el buen gesto de tu parte de leerme de este lado del portal.
Siempre me agrada encontrar tus huellas.
Un abrazo desde mi otoño .

 

Me encanta la introspección, el saber lo que ocurre en el interior del personaje. Tu relato es eso, un viaje, un parada, un descanso para comer, como una disculpa para moverse uno por la propia memoria, para elaborar los propios pensamientos y dejar que nos lleguen las más íntimas sensaciones, las que nos hacen estar cómodos y las que no. Un paisaje de ensueño que, sin embargo, no basta. Unas gentes que se vuelven extrañas, que encontramos lejanas. Una sensación propia de pertenecer a otro mundo, a otras personas, de ser de otro lugar que nos espera y donde nos esperan.
Y todo ello magníficamente narrado, casi haciéndonoslo vivir a los lectores, que nos volvemos partícipes del viaje, del paisaje, de la incomodidad que causa ese paisanaje corto de miras que apenas sabe vivr fuera de su rutina. Me lo he pasado muy bien con la lectura de tu historia. Entretenida, bellamente escrita, en fin, como tú sabes hacer las cosas. Es un lujo tenerte tan próxima, sentirte tan cercana. Gracias por ello. Un fuerte abrazo. Felices días.

 

Buenas noches
De nuevo te encuentro con tus maravillosas letras a mí alcance.
Gracias por conpartirlas.
Un beso

 

Si hay un método para ir a vidas pasadas que no es la hipnosis pero medio imposible en tiempos de pandemia Cecy que bueno que nos podamos reir, estoy contento y estoy para lo que necesites. Gracias por el cambio de nombre. Me gusta Herfor.
Buenas noches poetisa espero que sigas escribiendo.

 

Me encanta volver a leerte querida Cecy, transmites muchas sensaciones, todas bellas, en cada una de tus letras. Y en esta excelente prosa que nos compartes, el tiempo se queda anclado por momentos en ese maravilloso lugar, en ese paisaje revestido de sentires que por momentos te atrapan y hasta deseas permanecer allí por un tiempo y conocer su paisaje y sus gentes con profundidad, aunque el deseo de volver con tus seres queridos de siempre, con tus costumbres, y con todo aquello que de alguna manera te ha hecho ser como eres , ese deseo es más fuerte que todo. Encantada de acompañarte un ratito y de dejarte mi sencilla huella, yo ando fatal de tiempo y últimamente entro poquito. Mil besos llenos de admiración y de cariño ....muááááacksssss

 

Luis, esta obra es una suma de todos los pueblitos campestres con sus historias que visité en mi vida, los prefiero cuando incluyen laguna, me encanta sentarme a la orilla y simplemente perderme contemplando y tomando mate con algo rico. El mar tiene más prensa y me fascina también, pero el campo con el agua y con sus árboles, es inspirador. No manejo nunca porque mi vista no colabora y el tránsito en Buenos Aires es salvaje, así que en ficciones me permito darme el lujo de fingir que puedo tomar un volante y conducir.
Tengo una personalidad muy introspectiva y aunque jamás viajo sola, en mi mente siempre estoy creando muchas historias que a veces escribo y otras veces me guardo.
Gracias a vos por el tiempo de leer y dejar palabras que siempre animan a continuar compartiendo letras. Y de este lado el agradecimiento es mayor.
Un abrazo de otoño con sol desde Buenos Aires.

 

Habrá que esperar que terminen estos tiempos oscuros, entonces .
En cuanto a reír, siempre, absolutamente siempre es preferible. Yo soy divertida aunque no parezca, pero solo si encuentro buena onda y transparencia del otro lado.
Gracias again, Lord Herfor y muy feliz tarde.

 

Te agradezco de corazón tu visita en esta nueva etapa. A veces hay que irse, sin anestesia, despojarse de todo, incluso de poemas y recuerdos de momentos bellos, para volver un poco mejor. Se aprende y se crece.
Esta prosa, como le decía a Luis, es una sumatoria, o un resumen de lo que viví muchas veces, claro que con un poco de ficción.
Es cierto lo que decís de los lugares, a mi me pasa que no puedo estar más de diez días fuera de casa. Es mi máximo de tolerancia, extraño mis sitios y soy así con todo lo que me importa. No hay paisaje de ilusión que me saque de mis espacios por demasiado tiempo.
Y gracias por tu tiempo de lectura, deseo que te encuentres muy bien aún en estos momentos que se viven.
Un abrazo y hasta pronto.

 

Muchas gracias por pasar, Fabiola, un abrazo y muy feliz tarde para vos.

 

Mi querida y estimada,
he aquí la razón porque me gustan tus escritos,
porque me gusta volver...and even to this day why
I enjoy evertything you write and had brought from the South to the Northwest.

Creo ha de ser bello tener a la inspiración siempre a la mano o como un artista, a un instrumento musical siempre afinado...aunque con respecto a las musas, los poetas reales, like su merced, no las inventan, sino que las tienen ya tatuadas en el alma.

Linda prosa con un sabor de nostalgia, sensibles misterios, paisajes y emociones que te envuelven y poseen por un sentir de sensatas decisiones, por la belleza de un camino y la exquisita fluidez de una guía poetisa que sabe lo precioso y preciso de una inspiración.

Dear lady,
besos sin guía, as always para vos.

Fidel Guerra

 

Quizás para viajar no haga tanta falta desplazarse, como el tener la adecuada disposición. Uno viaja por tierras, paisajes, por caminos, mas esas tierras, esos paisajes esos caminos a su vez tienen que pasar por nosotros, ya que de otro moso el viaje sería en balde. Todo viaje nos transforma, nos acerca a la naturaleza, a las gentes, pero también tiene que acercarnos a nosotros mismos, empujarnos a descubrirnos en las facetas nuevas, en lo que viajar ha supuesto para cada uno.
Eso tiene de hermoso tu relato, es un viaje donde los parajes se recorren, y además en el interior de la protagosnista se recorren también sucesos, sentimientos, sensaciones...
Tiene mucha belleza esto que has escrito ya que, de alguna manera, trasciende las palabras, la historia relatada, para abrir el alma de quien así escribe.
Por todo ello, te doy las gracias. Un fuerte abrazo desde esta primavera leonesa.

 

My dear friend, de este lado menos visitado del portal, los agradecimientos valen infinitamente más.
Incluso la paciencia, el tiempo y el cariño de leer en líneas extensas.
Los comentarios en el foro de prosas son realmente como caricias. Pongo mucha dedicación en las prosas y cuando los amigos llegan me siento muy feliz. Amo la poesía pero yo me inicié escribiendo cuentos y disfruto compartirlos con personas a las que les interesa abrirlos.
Este es un casi pedacito de muchas experiencias de viajes que me hicieron después crear palabras.
De todo corazón, gracias por tu valiosa compañía.
Lots of hugs que te alcancen hasta tu linda tierra del norte.

 

Es muy normal que me entiendas, tengo la sensación que sos de los pocos seres que me comprenden bien al leerme y que saben de esos viajes personales que hace la mente escritora cuando se "pierde" para después encontrarse en nuevas palabras.
Gracias, un millón de veces gracias, amigo.
Otro abrazo fuerte.

 

Gracias a tí
Me encantan tus letras.
Gracias por ponerlas a mi alcance.
Un beso

 

Venir a leerte es tener la certeza que me voy a distraer de lo lindo, porque tus parajes son un maravilloso paréntesis en los pasillos de la lectura.
Lo he disfrutado mucho, gracias Cecy por compartir tan bonito.

 

Por ahora, solo por ahora porque a veces las cosas cambian, tengo idea de traer algunos relatos. Lo que pasa con las prosas es que al ser menos, quedan perdidas en un mar de poemas y si no vamos a los perfiles de usuarios, generalmente nos las vemos en el momento de publicación.
Por eso valoro tu paso por acá, siempre digo que el trabajo que da una prosa nos hace ser agradecidos con quienes las visitan.
Así que muuuchas gracias a vos
Un abrazo.

 

Me impresiona la capacidad de descripción y ritmo de este relato, me hace sentir como un mirón anónimo de una escena íntima. Te veo sentada en esa casa de comidas, y hasta imagino tus gestos mientras observas con cierto disimulo al camarero y los que vas poniendo tras la breve conversación.
Defines la existencia en un pueblo pequeño con sutileza y precisión, Cecy, lo mismo que el encanto de sus alrededores. A mi me has trasladado totalmente a ese lugar y ha sido muy agradable, gracias.
Momentos que se transforman en memorias de museo, no se puede decir mejor, en eso se convierten ese tipo de experiencias. Lo digo porque he vivido muchas situaciones así y, son a mi entender, de las que más nos enriquecen.
Un enorme aplauso y un gran abrazo vuelan tu orilla.
Javier

 

Ante todo, perdón Javier por tardar en responderte, sucede que estuve ocupada en cuestiones de festejos familiares que me llevaron mucho tiempo. Y siempre primero está la vida real.
En cuanto al tema, nunca viajo ni manejo sola porque soy bastante limitada de la vista y la calle es un hervidero de locos, pero sí puedo observar todo lo que me rodea e imaginar esta clase de ficciones.
Me encantan los lugares con agua dulce y siempre me suelen traer ganas de escribir.
Los personajes son de los muchos que pude ver y lo interesante es después darles otra vida con la pluma.
Muchas gracias por traer esta obra al presente y por brindarle tus buenos ojos.
Un gran abrazo con el cariño de siempre.

 

Me he sentido en el restaurante contigo, en la mesa de al lado porque he vivido esas sensaciones y situaciones en ocasiones. Le he puesto paisaje de sierras y he sentido esa sensación de forastero. He envidiado también la paz y complicidad de los que se conocen alrededor, el ritmo tranquilo de sus vidas. Excelente relato.
Un abrazo.
Luz

 

Este es un 80/ 20 entre situaciones reales y un poquito de ficción.
Yo desde lo técnico me obligué de alguna manera a cultivar los textos descriptivos, ya que no me agradaban mucho y fue un reto decir que iba a dejar de resistirme a ellos.
Creo que todos hemos sido forasteros y locales en nuestras vidas.
En los lugares donde fui forastera, por suerte y creo que por mi manera de ser, no la pasé mal.
Te sigo agradeciendo, Luz, el tiempo valioso que dedicaste a leerme.
Otro abrazo grande.