De la Prepa

De la Prepa.
Cuando estaba en la Prepa todas mis compañeras tenían novio, menos yo.
Bueno, tampoco Marichú, pero ella había sufrido la polio en su niñez que le afectó su pierna izquierda, usaba un zapato de suela gruesa y cargaba unos fierros que iban desde los zapatos hasta la cadera. Pero eso no afectaba su carácter, ella era muy alegre y amigable. Marichú y yo decíamos que éramos “quedadas prematuras”.
Cuando estábamos en el salón de clase, a veces sorprendía a alguno de mis compañeros que me estaba mirando con ojos de borrego a medio morir, pero de ahí no pasaba. El que más me gustaba era Óscar que era alto, moreno, pero de ojos verdes. Tenía una mirada muy tierna. Él era de los que me miraba, pero ni siquiera me hablaba. Su hermana también estaba en el grupo y yo traté de hacerme su amiga a ver si con eso me acercaba a Óscar, pero ellos siempre andaban de las “greñas” así que esa táctica no progresó. Había otro que también me miraba, ese era Rafael Martínez, al que le decían “Botanas”, porque era gordo, tenía la cara redonda, pero era muy inteligente. Una vez en un examen se me cayó el lápiz y rodó hasta cerca de sus pies. En voz baja yo le decía -Martínez, Martínez-, pero no me hacía caso, hasta que le dije – Botanas- entonces volteó inmediatamente y me dio el lápiz. El profesor de matemáticas, el profe Chema, nos había sentado en las diferentes bancas del salón según la calificación que habíamos obtenido en el primer examen mensual. Así, Botana quedó en campeón y yo en 9.8. La calificación de cada lugar iba decreciendo dos décimas según se alejaba del campeón que era el de hasta atrás. El profe Chema ponía ejercicios en el pizarrón, los hacíamos e intercambiábamos con nuestro compañero, una vez hacia arriba y la siguiente hacia abajo. Si alguien lo tenía bien y el otro mal se intercambiaba el lugar. Al final de mes se promediaba la calificación del examen con la calificación del lugar. Botana siempre hacía todo bien, pero en una ocasión se trataba de traducir del lenguaje algebraico al lenguaje común. Yo le dije que su respuesta era incorrecta, discutimos y lo llevamos hasta el profe. Le mostramos los cuadernos y él sin mirarlos le dijo:
-Martínez, por caballerosidad, déjaselo a ella-.
¡Por caballerosidad!,
-quédate con tu campeonato-, le dije y me miró con una sonrisa de satisfacción.
Nunca le pude quitar el campeonato, aunque me esforzaba.
En el examen final de Cálculo yo no pude resolver el problema 3. Nos dieron los resultados, estaba revisando el examen, cuando vi que Botanas se acercaba hacia mí con decisión y me preguntó:
-¿Cómo hizo el problema 3?-
-No lo pude hacer porque no pude completar la diferencial para hacer el cambio de variable, ¿usted cómo lo hizo?-
Con su cara de satisfacción acostumbrada me dijo:
-yo tampoco lo hice-
se fue muy contento, sus amigos lo esperaban con cara de what y él movió la cabeza negativamente.
Se terminó la Prepa, se murió mi papá y mi hermano consiguió trabajo en la CDMX y nos venimos todos. Yo entré a la UNAM. Un día me encontré a un excompañero de la prepa, nos saludamos con gran gusto haciendo las preguntas obvias,
-¿en que facultad quedaste?-
Y después de platicar un rato, se me quedó viendo fijamente y me dijo:
-yo estaba enamorado de ti, y no nada más yo, también Óscar y hasta el Botanas-
-¿Y por qué no me hablaban?-
-Porque eras muy seria-
¿Porque era muy seria?, ¡maldita sea!, ¡porque era muy seria!
Óscar.
¡Me detesto!.

 

que lindo perieca...¡Qué lindo! y no lo digo por decir

un abrazo

 

Pero si se te llegó tu hora verdad? De enamorarte claro... después de la prepa.

 

Claro que sí, Gustavo, aprendí muchas cosas en la Prepa. Gracias por pasar y comentar, paisano.

 

Gracias, Perieco. Que bueno que te gustó. Un beso.

 

¡Un relato atrapante! ¡Buena semana!

 

Muchas gracias, Miguel, igualmente, que lo pases muy

Muchas gracias, que pases buena semana también.