De azul hasta encarnado.

Se quedó mi palabra ahí olvidada
sin un eco su voz, luz sin reflejo.
Ya se acaba el aroma y yo me alejo
tal vez llegue fugaz la voz callada.

Mientras giro en la noche en marejada
el deseo me hierve, no me quejo,
es sólo un palpitar, un vil festejo
de la vida que juega su charada.

Mas me pinta la vida con sus tonos
del espectro, de azul hasta encarnado,
pinta las lentejuelas del techado.

Gira el caleidoscopio mientras cronos,
ríe de mi apetito, de mi urgencia.
La urgencia de vivir con tal latencia.
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De nuevo encuentro un poema, con imagenes logradas y muy coloridos versos.
Un beso Luciana.-

 

casia - love, querida amiga, muchas gracias por la lectura y tu amable y generoso comentario.