Presencias en la noche (img 10 mayo 2022)

Cuando el torrente de la vida
te invita a cambiar calles por senderos,
el verde forma parte del trayecto
y cambia nuestras noches, nuestros días.

Cuando los animales colonizan sus espacios
veo un guiño; tú me ayudas, yo te apoyo.
Los espacios son de todos
y voy y vengo tras sus pasos.

En una ciudad no caben medias tintas,
las lluvias atoran las cloacas,
no hay barrancos ni cascadas,
el verde se contrae en una isla.

Hace tiempo que abrí una ventana
que conduce, cuando el sol se esconde,
a los altos riscos de una noche
sin contaminación lumínica, clara.

No es un sueño esta visión que me llega,
es más bien una convicción.
Me iré con vosotros, cuando salga el sol,
para seguir soñando primaveras.

 

supongo que ni como de la noche al día ni siquiera por contemplativa... Es la dueña de sus renuevos, sin embargo, del otro lado cargamos hasta con lo que no nos viene dado (algo así).
No sé si me salí de las letras... que por sí, dan para compartir.
Tus "espacios" son únicos, Alonso.
Besos

 

Hermosos versos los que llenan tu poema. Palabras hechas para integrarse en la naturaleza, para vivir al aire libre, para bañarse en las claras noches de verano en cielos tan estrellados que los urbanistas ya ni recuerdan.
Si supiéramos apostar por otro tipo de vida, tal vez fuésemos más felices. Un fuerte abrazo.

 

No te saliste para nada de las letras ni del concepto. Cuestión de espacios y de tolerancias... y ya sabes que tolero más a mis cabras, zorritos, águilas, cuervos, pajaritos (incluidos los de la cabeza) y jabalíes que a los parquecillos de ciudad, aunque ambos sean indispensables.
Besos, Ro, antes de que el campanario del patio de abajo dé las diez.

 

Qué difícil es apostar por una nueva forma de vida cuando la sociedad nos impone unas necesidades y en sus fondos nos acomodamos.
Suelo decir a mis compañeros de trabajo que puedo jubilarme cuando quiera; tengo un trocito de país en la montaña, agua de lluvia, luz del sol y un banco de semillas en un pueblo cercano en la que la única condición para que te las lleves es que devuelvas las que te llevaste después de tu cosecha (y un poquito más).
Pero de momento aquí seguimos, divididos entre dos mundos, aunque ya falta poco para cambiar calles por senderos (como todos los años) hasta septiembre.
Un gran abrazo, Luís, desde este gran patio que resulta minúsculo ante el que me espera.

 

Hola Isabel,; mira que cuando escribí el poema no asocié la imagen a aquellos tiempos de confinamiento en que los animales volvieron a colonizar las ciudades. Con este comentario sí que lo veo, y se ajusta a la imagen como un guante. Yo vi las vacaciones cerca y a mis compañer@s silvestres que hasta en sueños vienen a buscarme.
Aquí, en el campo, en aquella etapa de confinamiento, teníamos permiso para salir casi a cualquier hora, y para pasar el día recorriendo la provincia; y agazapados en los campos no usábamos ni mascarilla (solo para los trayectos).
Muchísimas gracias siempre, Libélula Isabel, por ofrecer las vistas desde tu ventana porche.
Un gran abrazo.

 

Entre dos mundos andamos, sin salir de la provincia, y ya va llamándonos la naturaleza en su estado primero. Dos realidades que invitan a imaginar desde ya mismo.
Muchas gracias, Marcos, y un abrazo.

 

Muy bellos versos Vicent , a nivel musical tocan acordes con la imagen. Ya sabemos que ellos prefieren los senderos, cuando aparecen por nuestras calles es porque andan desesperados y hasta consiguen vencer el miedo del asfalto y a los humanos. Tenemos una cosa en común, amamos el espacio verde y compartimos nuestro lema :"arriba las ramas".
Que no te falte nunca esa ventana ni la capacidad de soñar.
Muy feliz de leerte en este viernes que he acabado mi semana larga y complicada.
Abrazos, nos vemos pronto en ese cielo transparente, sin contaminación lumínica

 

Almorzando, solitoooo, en el bar La Parra me encuentro, de camino a las Tierras Altas para regar los arbolitos y echar un vistazo a nuestro país. Llevo un saco de pan para los Trufos y las cabras, y unos huesecillos y otras sobras por si vuelven los zorros.
Feliz finde después de esa semana larga; luego vendrá la semana corta, y "más luego" las vacaciones. Nos vemos donde siempre; donde no se paga por la luz ni por el agua.
Besos... y voy "pa" arriba.
Pd. A la Violeta hoy le tocó la fruta.

 

Hermoso poema, ojala todos nosotros soñaramos con una ventana abierta a la vida, donde el sol brille y las estrellas alumbren el alma. Maravillosos versos Alonso, saludos

 

Pues, justamente, el barranco que delimita mi pequeño país se llama "El barranco de la ventana". Es una especie de dolmen natural que se apoya en sus laderas y que asemeja a una puerta o ventana gigante.
En unas semanas me mudo para asomarme a ella.

Muchas gracias, Daniel, y un abrazo.

 

Gracias a ti, Ligia, siempre.
La verdad es que esta primavera parece más bien un verano... pero estos amplios muros conservan aún la frescura.

Un gran abrazo junto al agradecimiento.

 

Lo bueno de mi ciudad es que tenemos a 50 minutos el "otro mundo" (y en AVE en casi hora y media me planto en el mar de tu tierra ). Personalmente necesito respirar ocasionalmente de tan distintos aires, mi naturaleza bipolar urbanita-"campero" me obliga a ello; pero ciertamente para residir prefiero cerca de las montañas. Buenos versos, Alonso. Siempre es un placer leerte, amigo. Felicitaciones y abrazote.

 

Bipolar me siento yo también cuando pienso en mi infancia, manejándome como un lince en la selva de asfalto de Valencia repleta de otros seres y otras circunstancias. También recuerdo mis innumerables viajes de fin de semana a Madrid, con mi pastor alemán Utsala que no se atrevía a cagar en el asfalto... y yo le decía "joder, tendrás que adaptarte".
Aún me veo por aquellos laberintos humanos; pero escogí otros senderos y otros animales... y aquí seguimos, entre la aldea y el refugio de montaña donde ya me estarán esperando mis amigos salvajes.

Un abrazote, Luís, hasta los madriles, que no queda tan lejos.

 

Yo también quiero esa ventana, creo que más que nunca es una necesidad apremiante el salir del ruido y descansar en la sencillez de la naturaleza. Lo que echo de menos de vivir en Valencia son las salidas a la sierra de Espadán. Aquí las sierras me quedan muy lejos.
Hermoso poema, me has llevado al monte por un rato. Gracias por esa ventana que nos abriste.
Saludos.
Luz

 

Adaptándonos seguimos desde el mismo nacimiento; de la ciudad al pueblo, del pueblo a la aldea, de la aldea a la montaña. Allí uno se encuentra con los verdaderos habitantes del lugar... creando lazos
Muy agradecido, Luz ... por llegar hasta este oasis en mitad del mundanal ruido.
Un abrazo

 

En la provincia seguimos, de los llanos a las cumbres según las estaciones. La ventana abierta a las vistas con la sencillez de lo que nos ofrece la naturaleza misma.
Preciosa la sierra de Espadán y la del Caroig donde me ubico. Vida y aire libre con libres compañeros.
Ventana y puertas abiertas en estos territorios que nos cobijan.
Un abrazo, Luz, de parte de este jornalero de otoños e inviernos.