El día del tren

El Viento gira sin sentido y mientras caminamos, pienso en ocultarme de los duendes que se alimentan de mis pensamientos extraños.

La vida sigue pasando revista del final dijiste y otra vez la sensación de vacío. ¡Y eso que dicen todos, eso de que las cosas son así y nada más!

No me conforma en nada saber que nada tiene sentido y me pregunto qué caso tiene todo esto, dijiste perturbado.

Yo por lo menos siento que duermo entre viejos recuerdos, que trabajan en cubierto para el regocijo de la nostalgia del día a día.

¿Entonces ya no tendremos fuerzas para escapar de nuestros demonios simulados? La humedad de la pared parece mirarme mientras duermo dije- Ante la extraña mirada de todos.

El otro día en la capilla, el cura dijo que la muerte no es el fin. La noche anterior soñé que vimos llorar a las arañas detrás de las cortinas.

Vi el abismo en el fondo de sus ojos mientras me abrazaba, vi cómo le caían unas lágrimas cuando me prometió el viaje al río.

Esos tres viejos molestos que hablaban sin parar y él no quería estar ahí, ninguno pareció advertir que no podía sostenerse en pie.

Me acuerdo bien, le dije que tocaríamos juntos antiguas canciones para espantar al miedo, no nos depredarán sus miradas morbosas. El río guardará nuestros secretos dijo.

Otra vez mirando la nada sentado en el patio de tu casa, el río protegerá tus secretos en el agua, nadie sabrá de tus miedos.

Ese día lo supo, ese día lo supe, ese día me fui con esa sensación que modificó mis días para el resto de mi vida. Después habló de sus miedos sin decir nada.

Aquella tarde emprendimos la excursión hacia una oscuridad imaginaria.

Caminaríamos por un largo rato hasta que apareciese algo, lo que fuera. Es más tuve la sensación de que la noche nos acechaba desde hace unos metros atrás.



Oscureció de repente y de fondo sonó una especie de doom industrial muy denso que nos tomó por sorpresa, en tus ojos se ha desatado una tormenta de arena dijiste preocupado.

De costado los arboles sonríen diabolizando la diminuta imagen de un camino gore, sito dentro de tu transparente lunar debajo de la nariz sobre el bigote.

Nos quedamos estupefactos con estos eventos malditos, que ya eran cotidiano.

¡Los lobos ya vienen! ¡Corran nos dijiste!!! Deberíamos irnos ahora mismo, antes de que las viejas atraviesen el puente de vidrio molido. ¡No habrá otro momento…!!!

El cerebro necesitó seguir abriendo ventanas debido a la siniestralidad del dolor, cuando absorbió aquellas imágenes coaguladas de este espantoso vitró.

Cuando el tren se metió de lleno al túnel de agua. La información se perdió por completo a partir de que alguien debió haber cortado los conductos, que dan al circuito izquierdo del cerebro.

El tren destrozó la puerta nuestra fantasía oscura, pero el artista siguió pintando el callejón con su cara. Mientras las arañas estén distraídas tomando tequila.

Hallaremos un subterfugio, para irnos de este lugar.

 

me ha gustado.
saludos poeta.

 

Muy bueno.

 

Gracias Sasha querido!!!

 

Gracias Campo Ardiendo sos muy generoso!!