La Princesita de la Fuente de la Aguas Cristalinas

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Para una querida amiga virtual que vive muy lejos

En un hermoso y muy lejano lugar de un País llamado Punta Arenas, vivía un joven y noble señor, que cultiva flores de una inmensa multicidad de aromas y colores.

El Señor Dios premió su delicadeza y dedicación, otorgándole el más preciado don que ningún otro mortal pudo recibir jamás: Una hermosa niña, más linda que el sol.

Y sólo por esa razón, las personas que vivían en aquellos alrededores, lo eligieron su Rey.

“Rey del Reino de la Niña Hermosa”, se instituyó.

Y se gravó en el portal del ingreso al reino, con letras de nácar sobre pilastros de cristal.

Y el sol se presentó sobre los patios tapizados de jardines, con la voz del trueno que de oriente a poniente se escucha: “¡A partir de ahora y hasta la eternidad, toda planta o plantilla que se jacte de ser floral, deberá generar una flor rosada o violeta. Y si es posible, las dos!” …” Edicto del Creador, cúmplase desde hoy!”

Y cuando, en las primaveras, la brisa elevaba en nubes de regocijo, los granitos del polen de todas las flores que existían allí, el sol los traspasaba con su inmensa sabiduría, generando arcoíris donde los colores mandatados ejercían un dominio total.

La princesa crecía…

Y las hadas alzaron sus varitas. Y una fuente de agua cristalina se formó: donde la niña retomaba su frescura. Y las aves y las flores; la arboleda, la lluvia y la mañana, conversaban de asuntos sin ton.-

Por las mañanas, los destellos sobre las perlas de rocío, inundaban dulcemente en su almohada. Alzaba su bello cuerpo, habría la ventana y entonaba una canción:

Y las aves, que de ella lo aprendieron, iniciaban su gorjeo y su trinar… Y las hadas inspiradas en su canto, esparcían la belleza en cada flor.

Pero una noche, nuestra princesita, tuvo un extraño sueño perturbador…

…“Soñó viajar a un extraño bosque solitario, lejísimo de allí. Caminó por hermosos senderos, abrevó la sed en algún pedregoso manantial, chapoteó entre guijarros de bordes arrugados y cristalino color. Y aunque sólo fue un sueño, fue feliz allí. Al llegar al lugar del primer recodo, un aroma a “recuerdo” la embargó. Se detuvo a gozarlo, lo hizo suyo. Y así se desorientó.

Los pajarillos conocían esta historia, pero sólo uno de ellos le habló:

-Mirtha- dijo- Mirtha, ve hacia allá donde abunda la murta-

Y fue hacia allá.

Caminó unos cuantos pasos y llegó a un pequeño claro que la naturaleza misma se había olvidado de plantar. Había allí ordenados planteles de hualles, quillayes y melis, puestos en filas norte a sur. Pero al llegar donde los raulíes iniciaron, vio una borrosa imagen que la deslumbró. Pudo ser la silueta de un muchacho, sin rostro definido y que prontito desapareció. Lo único que quedó nítidamente gravado en el fondo de su alma, un hermoso joyel colgado sobre el pecho con tres letras como único adorno “bhg”.

Cuando se despertó, recordó que siempre le había llamado la atención porqué habían puesto esa h tan innecesaria en su nombre. Ahora comprendió. Sería, desde ahora, parte, unidad y total de su complemento vital…

Los pajarillos que día a día “el vuelo refrenaban” para ayudarle a cantar, vieron con estupor que esta vez la ventana no abrió.

-¡La Princesa está enferma!- dijeron. –¡La Princesa enfermó!

Y las flores se pusieron mustias.

Y las aves dejaron de cantar.

Y las nubes de polen en vuelo nupcial, ya no fueron nunca más.

¿Qué tendrá la princesa? ¿Cómo se mejorará?

Y el Rey preocupado, todo cuanto podía, lo puso a disposición, para poderla salvar.

Y volvieron las hadas. Vinieron magos y duendes. Los médicos más famosos. La Fonasa, la Isapre y hasta la Machi llegó.

Todo fue en vano, ninguno de sus remedios sirvió.

Hasta que un hombre anciano, sabio y humilde, llegó a una justa conclusión: “Es mal de amor”

Y llegaron osados y valientes; gallardos, tincudos y arrogantes: Ricachones del mundo de las finanzas y apuestos galanes del cine.

Todos con una sola esperanza: obtener su amor

Pero, aunque la princesa, queriendo sanarse, prestara gran colaboración, tampoco sirvió.

Y las flores, gorjeos y trinos, los destellos de las gotas del roció, todo, todo se murió. Y hasta el cielo de un azul esplendoroso, se puso más gris.

Una tarde de viernes, nuestra princesita tomó una gran determinación: Iría hasta la fuente para saber de su amor. Como estaba tan débil, caminaba con lento avanzar. Y sólo fue hasta el sábado que pudo llegar:

Y la fuente le hablo con ternura:

-Vestirá sayas pardas. En su pecho un hermoso joyel, lo sabrás porque lleva en su nombre una hache también”

Y las gotas de lluvia, las nubes errantes, los decires del viento del norte o el canto cristalino de chorrillos de guijarros con bordes filosos, difundieron la alegre noticia:

“Un remedio se halló”.

… Se internó más allá de la encina de la regia sombra, que tiene un asiento formado de choco, bajo la cual será construida la hoguera… Cruzó sobre el puente que “puenta” la fuente (puenta: vamos a agregar esa palabra al diccionario) y siguió más allá… Ahí se encuentra donde inicia el camino… Soñando arboledas de rosas floridas, que adornen la ruta por la cual alguna hermosa princesa de lejana presencia pudiera llegar… Y ser su amor… su amor por un solo día… No bastará para segar la sed que le invade… Pero será día de amor…

Entonces la princesita comprendió que nunca en la vida terminaría de arrepentirse si dejaba de ir.-

Si dejaba de ir, ¡SI DEJABA DE IR!
FIN

Tomado del libro llamado "Cuentos y relatos" que se vende a mi nombre en la internet.

https://grupoigneo.com/biblioteca/e...-relatos-bertoldo-herrera-gitterman-narrativa/

 

Mal de amores.
Muy bonito.

Saludos

 

Notarán varias citas textuales de poemas famosos. Especialmente de Gabriela Mistral.
Es que mi amiga era maestra. Profesora de Lenguaje, que en Chile es; obviamente, español.
Y si alguien necesita hacer un regalo y le cuesta definir qué...
Un libro es una buena idea.

 

Por suerte, es sólo un cuento. Pero, un cuento como éste era una gran forma de llegar al corazón de una muchacha en mis tiempos de entonces. Se ponía a la dama en un palacio con jardines florecidos, y fluía el amor.

 

Me faltó agradecerle su gentileza de venir a leer.
En los próximos días trataré de retribuirle su gentileza de honrar con su presencia casi todo cuanto he publicado.
Saludos a la gente de Cuba.

 

Es un honor para mi.

Saludos

 

Usted va a terminar por hacer que me sienta más importante de lo que en realidad soy.
Pero el honor de su presencia es lo realmente destacado.