El carpintero

Se acercó agitando la carta. Con su limpia sonrisa me pidió permiso para sentarse a mi lado en la escalera del barracón.

No necesitó hablar. Simplemente me dio el sobre, ya abierto. Le miré y asentí con otra sonrisa.

Xisquet, el carpintero de Xaraco, sus manos marcadas por clavos rebeldes, su piel oscura de pueblo escondido, sus ojos vivarachos y suplicantes, se levantó sacudiendo el pantalón del uniforme de faena.

Leí en las hojas la letra grande y redonda. Su novia quería que volviera pronto, que acabara cuanto antes la separación y le contaba cosas del pueblo, de su familia, de la carpintería. Le pedía que fuera siempre tan tierno como en las cartas, cuando volviera, que le notaba cambiado, que parecía que la distancia le hacía más sentimental, como si fuera otro.

Me imaginé su vida juntos. Su boda al volver a casa, sus hijos previsibles y deseados, su futuro, tranquilo bajo el sol levantino.

Busqué un papel.

 

Muy bueno.
La distancia siempre nos derrumba.
No esperaba el final: Busqué un papel.

Saludos

 

Vocación de Cyrano.
Gracias por leerlo.
Saludos

 

De escribanos, apóstoles, evangelistas... cuando las letras no eran de conocimiento popular. O al Cyrano que ponía sentimiento a las frías letras.
Es una bella historia.

Que tenga buen día.

 

Gracias