Tanto decías amarme y todo fue un desastre

Tanto decías amarme, con tus palabras enredadas en promesas de azúcar y luna, esas que en la mañana se desvanecían como el rocío en la hierba. Decías amarme, sí, pero tus ojos, ah, tus ojos, reflejaban un vacío que ni el mismo tiempo podría llenar con sus laberintos de momentos y recuerdos.

Tus besos, caricias de mariposa en un vendaval, eran promesas de noches sin fin que, al final, solo fueron preludio de una ausencia tan densa como la niebla en los días de octubre. Irónico, ¿no? Tú, maestra de las palabras, arquitecta de sueños, resultaste ser una simple turista en el país del amor.

Y yo, pobre iluso, te construí altares con mi piel, te regalé mis días y mis noches, mi risa y mis lágrimas. Todo por un amor que nunca fue más que una sombra, un espejismo en el desierto de nuestra historia. Tú, con tu sonrisa de vidrio, me hiciste creer en cuentos de hadas, mientras escondías bajo tu capa de princesa azul, un corazón de cartón.

Ahora, aquí estoy, recogiendo los pedazos de un amor que nunca existió, reescribiendo mi historia sin ti. Porque al final, tu amor, ese amor que tanto decías tener, no fue más que un desastre anunciado, un naufragio en el mar de la mentira.

Irónico, irreverente, así termino este poema. No hay finales felices aquí, solo la realidad desnuda y cruel. Tanto decías amarme, y todo fue un desastre. Pero al menos, de este caos, surgió una verdad: yo soy más fuerte sin ti.

 

Muy profundo y sentimental.

Saludos

 

La fuerza del amor no tiene sentido, si la respuesta es paparruchada... Eso es lo que parece. Saludo de Julius 12