Dar y regalar

De hecho, no es fácil encontrar el equilibrio entre dar y regalar. Antes de que nos demos cuenta, nuestro límite ha sido alcanzado y sentimos frustración por no reconocer nuestros esfuerzos. Como seres humanos formamos parte de grupos de vida : el hogar, la familia, el trabajo, el club etc. Aquí todos mostramos el máximo comportamiento que se espera de nosotros. Lo último que queremos es ser excluídos del grupo. La exclusión es peligrosa, nuestro instinto primordial nos llamaría inmediatamente al orden. Queremos pertenecer. Esta es la primera razón por la que no protegemos nuestras fronteras adecuadamente. Hay una jerarquía en cada grupo viviente. Una jerarquía es una clasificación entre diferentes personas. Cuanto más fuerte seas, más alto serás. Cuanto más respeto recibas, más tienes que decir. Si siempre estás corriendo detrás de todo, quieres poner todo en orden más rápido de lo que te piden, entonces tienes una gran "voluntad de complacer". Eso te pone en una posición sumisa.

Tu entorno refleja tu autoestima.
Entonces, ignorarse a sí mismo es una necesidad para ser visto (con gusto). Escribimos escenarios en nuestra cabeza donde pensamos que la otra persona está contenta con nuestro esfuerzo, así es como nos convencemos de que está bien. Sin embargo, el conflicto surge cuando no se ve nuestra tensión. Entonces tienes la sensación de que te están abusando, que no tienes respeto y que nadie mira sabe cuánto esfuerzo te cuesta realmente. Se ha creado una situación en la que todo esfuerzo se da por sentado. Si tienes un buen y expresas tu opinión, tu entorno quedará atónito. Cuando tu ira se desvanezca, la verguenza tomará su lugar, después de lo cual querrá volver a hacerlo "bien", haciendo lo mejor que pueda, así te ignoras aún más...

Estar visiblemente requiere responsabilidad.
Para cambiar esta situación, primero debes valorarte a ti mismo. Lucharás para ajustar tu imagen y encontrarás la resistencia de tu entorno. El code es atreverse a ser responsable de tus propias elecciones. No tienes que defender ni explicar nada. Si estás profundamente convencido de que esto es bueno para ti, necesitarás pocas palabras.

Eso no quiere decir que ya no puedes ayudar a nadie, al contrario. Puedes hacer esto, pero en una relación correcta consigo mismo. Cualquiera que haya tomado un avión sabía que el asistente de vuelo indica claramente en las instrucciones de seguridad que debe usar el marcador de oxígeno antes de ayudar a los demás. Bueno, esto es igual aquí. Si no quiere quedarse sin oxígeno, primero debe cuidarse. Eso no es egoísmo, es puro cuidado personal. Ayudar a los demás es muy gratificante. Eso aún se puede hacer y aún mejor si se cuida y establece sus límites. Una vez que esté convencido de esto, puede dar y regalar todo.

 

Efectivamente, veo una lógica en su comentario. Gracias por la amabilidad de leerme y dejar sus impresiones. Un saludo cordial

 

Coincido en que: encontrar el equilibrio entre dar y regalar es complicado, y a menudo alcanzamos un límite que nos lleva a la frustración. Como seres sociales, buscamos pertenecer a grupos como la familia o el trabajo, lo que nos lleva a comportarnos de acuerdo con las expectativas para evitar la exclusión. Esta necesidad de pertenencia puede hacer que no protejamos nuestras fronteras personales. Además, en cada grupo existe una jerarquía donde el respeto y la fuerza determinan la posición de cada individuo. Aquellos que intentan complacer constantemente pueden encontrarse en una posición sumisa.
Una profunda reflexión.

Saludos

 

Efectivamente Alde, me gusta tu propia reflexión acerca de este tema, lo cual apoyo directamente. Mis agradecimientos siempre, saludos y buen finde