LA PESTE SUBTERRANEA-PTE 1

Desperté sobresaltado, el aire fresco entro por la ventana con tanta fuerza que me despojo de las sabanas, mi gato salto de la cama ante mi violenta reacción y es que, a causa del intenso calor, solía dormir con la ventana abierta. Revise la hora, eran las 04:55 de la madrugada, decidí levantarme de una vez para evitar contratiempos, ya había llegado tarde al trabajo los días anteriores y no quería que se repitiera.
Me desempeñaba como guardia armado en una zona comercial en el centro de la ciudad, mi turno era de veinticuatro horas, así que prepare todo para que Artemis- mi gato- soportara todo ese tiempo sin mí, mientras me duchaba encendí el televisor a suficiente volumen para oír las noticias de la mañana, nada nuevo, política, economía, delincuencia en las calles, pero el presentador hizo énfasis en una noticia que ya llevaba la atención del país desde hace una semana.
“El brote de la nueva y desconocida enfermedad en el sur del país fue contenido, el secretario de salud informó que se están tomando las medidas necesarias para dar con las cinco personas que salieron inadvertidamente de la comunidad de Chiapa de Corzo, entre las que se encuentran dos trabajadores de la comunidad y al menos cinco turistas que estuvieron en contacto con los infectados; es importante aclarar que aunque la enfermedad es de alto contagio, hasta el momento no presenta victimas mortales y al parecer algunos pacientes ya están mejorando, pero la alerta sanitaria continua por el riesgo de mutación del patógeno, las autoridades solicitan a la comunidad mantener la calma, utilizar mascarilla facial y mantenerse informados ante canales oficiales de difusión así como evitar hacer caso a rumores”
Nuevamente a las mascarillas, eran un fastidio, pero hace unos años un par de mis compañeros de trabajo fallecieron a causa de la última epidemia; cuando dieron las 05:30 am termine de desayunar y preparar mis cosas para salir, me despedí de Artemis dejando ligeramente abierta la ventana para que se mantuviera fresco y pudiera mirar por ratos al exterior.
Llegar a la estación de metro solo me tomaba un par de minutos, hice un par de paradas para comprar un jugo y un periódico, sí, me gustan los periódicos aun y con música en mis audífonos pase los torniquetes y vi como al fondo, lo que parecía un indigente se tambaleaba por el andén de forma extraña mientras un par de policías capitalinos se acercaban a él, mi escasa vista me hizo creer que uno de sus brazos sangraba pero no le puse atención, el tren llego y tuve que concentrarme para ingresar al vagón arrastrado por la ola de usuarios que de igual manera se dirigían a trabajar.